Tras 19 minutos sin anotar, empató Munárriz a dos segundos para la conclusión para forzar una tanda de penaltis en que el héroe fue Aguirre. La Selección luchará por su cuarto oro.
Con el tanteo del waterpolo de toda la vida y con la épica de las tragedias griegas, se metió la Selección española este martes en la octava final de su historia en unos Mundiales, acaso la más milagrosa de siempre por el modo en que se ha alcanzado. Porque, tras un inicio solvente frente a los helenos, se tiró España sin anotar un solo gol la friolera de 19 minutos, y forzó la tanda de penaltis cuando solo quedaban dos segundos de partido. Ahí remató la faena un heroico Unai Aguirre. Los de David Martín lucharán por su cuarto oro, tras los de Perth 1998, Fukuoka 2001 y Budapest 2022, este jueves en Singapur 2025, ante Hungría. Un cierre a la altura de Felipe Perrone.
Hasta el séptimo minuto no concedió España un gol en jugada, lo que denota su buen trabajo defensivo, la aparición de Unai Aguirre con dos paradas e incluso un tiro al palo de Konstantinos Kakaris. Sí habían logrado anotar los helenos en un penalti absurdo, pitado porque Sergi Cabanas había sido excluido pero no abandonó el agua porque uno de los árbitros no había señalado su número de gorro. El error arbitral lo pagó él.
Así, mientras casi toda la producción griega corría a cargo de Konstantinos Genidounias, autor los dos primeros tantos de su combinado, en la Selección empezó Bernat Sanahuja igual que había terminado el partido de cuartos de final, en el que anotó seis goles. Dos consiguió ya en el primer cuarto de esta semifinal, lo que junto al de Álex Bustos en superioridad situaba el 2-3 para España tras el primer periodo.
El puñetazo de Chalyvopoulos
Precisamente estaba desaprovechando en exceso el combinado nacional esas acciones con un jugador de más, tres seguidas que no acabaron en gol, topándose ante Panagiotis Tzortzatos, hasta que tuvo Aristeidis Chalyvopoulos la ocurrencia de asestar un puñetazo bajo el agua a Álvaro Granados. Esta vez los árbitros sí apreciaron la acción, revisándola en vídeo y decretando la expulsión del ‘6’ griego, dejando a su equipo con un jugador menos durante cuatro minutos y señalando un penalti que Granados transformó.
Sacó rédito de esa situación la Selección de David Martín para seguir abriendo brecha, con otro tanto de Granados y el tercero de Sanahuja, armando el cañón que es su brazo derecho. Y manteniendo una seriedad defensiva que solo se quebró justo en el instante en que recuperaban los de Theodoros Vlachos al jugador perdido, con el 3-6 de Konstantinos Gkiouvetsis con el que se llegó al descanso, entre el acierto en portería de Aguirre y Tzortzatos.
Si no estaba fina la Selección en superioridades de 19 segundos, peor estaba siendo lo de Grecia, que desperdició las seis primeras, por lo que su seleccionador pidió tiempo muerto a la que dispuso de la séptima a favor. Y esa no la falló Stylianos Argyropoulos, que llegaba al encuentro como máximo realizador heleno, para establecer el 4-6. Se atascaron los ataques en la reanudación, de ahí que Martín pidiera también un tiempo muerto a los cuatro minutos y medio.
Polémica expulsión de Granados
Pero no surtió efecto ni en esa acción ni en la siguiente, con un tiro al palo de Alberto Munárriz. Y, para colmo, revisó el colegiado Frank Ohme una posible brutalidad de Granados al tocar la cara de su adversario, inexistente a todas luces, lo que de todos modos le valió para decretar la expulsión definitiva de un jugador absolutamente decisivo, con nueve minutos aún por delante.
Con solo un gol en todo el tercer periodo se alcanzó el último. Que no fueron más, tampoco en el inicio de ese tiempo final, por la estelar actuación de Aguirre, quien eso sí no pudo hacer nada ante el trallazo de Nikolaos Gkillas que situaba a Grecia a solo un gol de distancia. Y que veía como le pitaban un penalti en contra a Felipe Perrone que anularía el otro árbitro, Michiel Zwart, tras revisarlo en el VAR.
Pero ello no evitó que al siguiente ataque lograra en hombre de más Evangelos Pouros el temido empate, el 6-6, en un terrorífico parcial de 4-0 para una Grecia crecida en el agua y en la grada, con las finalistas femeninas dejándose las gargantas. Seguía España sin anotar, y para cuando lo hizo al fin Munárriz se lo anularon incomprensiblemente por haber reanudado el juego supuestamente demasiado rápido tras una exclusión helena.
Tras la décima parada de Tzortzatos y en una nueva superioridad para España, agotó Martín los tiempos muertos para tratar de desatascar de una vez por todas la semifinal. Pero ni con esas. Quien sí lo logró, a 1:48 para la conclusión, fue un Gkillas al que no le temblaba el pulso. Y volvía a salvar su portero a Grecia, que se disponía a sentenciar pero que perdió la pelota, ya en el último minuto.
La penúltima oportunidad de España, que poética y tristemente veía cómo la posibilidad del empate se le escurría a Perrone con un disparo al palo. Pero el milagro llegó cuando toda esperanza parecía perdida, hundida, y después de 19 minutos sin conseguir marcar un solo gol, a falta de dos segundos asestaba Munárriz un zarpazo letal, el 7-7, la diana que forzaba los penaltis. Quien la sigue, la consigue.
Y vaya si la consiguió. La desolación de los griegos, que ya se veían en la final, contrastaba con la euforia de una España que tuvo también en la tanda, que abrió Perrone y sin fallos para la Selección, en Unai Aguirre a su colosal MVP, con sus paradas ante Skoumpakis y Kakaris, esta última, la definitiva, directamente con la cabeza. De cabeza a la final. A por el cuarto oro de la historia.
“Uno de los mejores partidos de mi vida”
“Esto es deporte”, respiraba aliviado David Martín, tras el épico pase de la Selección a la final. “Lo más importante es que creímos hasta el final, que luchamos. El destino ha querido que juguemos esta final, porque en los penaltis el equipo estuvo bien. Ahora es importante recuperarnos porque fue un partido increíble. Y quiero felicitar a Grecia, porque los dos merecíamos ganar”, manifestó el seleccionador en declaraciones a la RFEN.
Más contundente aún se mostró Unai Aguirre: “Seguramente, ha sido uno de los mejores partidos que he jugado en mi vida. Ha sido una pasada. No puedo decir cuatro situaciones del partido porque no me acuerdo, de la concentración que hemos tenido al final, la garra, los lanzamientos de penalti… Me ha sorprendido para bien, porque en ataque no estábamos muy acertados, pero ver cómo hemos lanzado los penaltis dice mucho de este equipo y del carácter que tiene”, valoró el guardameta, que apostilló: “Va bien ganar en penaltis para que todo el mundo sepa que España también los juega, porque muchas veces hemos perdido en penaltis”.
El otro finalista salió del espectacular duelo entre el vigente campeón olímpico, Serbia, y una Hungría que conquistó el título mundial hace dos años, en Fukuoka 2023 y que aspirará a recuperarlo. Porque los magiares, a quienes España ya derrotó en la fase de grupos tras una memorable remontada (10-9), fueron por delante en el marcador y se llevaron la semifinal pese a que sufrieron en los dos últimos minutos: 19-18. La final se disputará este jueves a las 15:35 (hora peninsular española, Teledeporte).
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