Natación | Singapur 2025
El tarraconense, campeón del mundo en piscina corta, destroza el récord de España del 200 braza, de la era del poliuretano, para meterse en la lucha por las medallas con el quinto mejor tiempo.
Explicaba Sergi López, medallista olímpico en Seúl y gurú de la natación en Estados Unidos, que cambió Carles Coll “su manera de creer en lo que hace” a raíz de lo sucedido hace justo un año. En los Juegos, no pudo nadar ninguna prueba individual y se pasó ocho días en París para competir en un relevo que, encima, fue descalificado. “Le afectó tanto que cambió su manera de pensar”. Así, y con muchos años de entrenamiento detrás, se hizo con el oro en el Mundial de piscina corta de Budapest, en diciembre, tras un otoño volcánico en resultados. Y así, después de una espera burocrática que ni los sainetes de Mariano José de Larra, se plantaba en Singapur 2025.
Dispuesto a dar guerra, mucha guerra, e inscrito en una sola prueba individual, ese 200 braza del que es campeón del mundo en piscina de 25 metros, vio recientemente Coll cómo le llegaba un visado que tanto le torturaba. A él y a la federación española, sabedores de que en estos Mundiales -con mucha juventud y, encima, sin Hugo González-, el tarraconense iba a ser el principal referente. Solventado el engorroso trámite que no le permitió ni viajar a España para participar en los Trials -era eso, o no poder regresar tras el verano a Estados Unidos para trabajar-, el nadador se lanzó al agua. Con la premisa de López, su entrenador y finalista en Perth 1991 en braza: “Carles puede nadar en piscina larga igual que en corta”.
Así madrugaba este jueves, con su estreno en el World Aquatics Championships Arena, en unas eliminatorias a las que ya transportó lo mejor de su nado en corta a la versión olímpica para, con mucha regularidad y sin alborotarse en los últimos metros, marcar el quinto mejor tiempo de todos los participantes (2:10.30), justo por detrás del gigantón chino Qin Haiyang. Con su mejor marca personal tan solo cinco centésimas por debajo -la que en abril, en Sacramento, le valió la clasificación para estos Mundiales-, se guardaba fuerzas, suavizaba y se procuraba una buena siesta para reaparecer en las semifinales vespertinas. “La final es posible”, advertía.
Sabía de qué hablaba. Hace año y medio, en los Mundiales de Doha 2024, se quedó a las puertas de la final, con el noveno mejor tiempo (2:10.77), a cuatro décimas entonces de Arno Kamminga. Y ahora en Singapur, sin un Léon Marchand que acababa de recibir el oro por el 200 estilos y también sin Zac Stubblety-Cook, subcampeón olímpico, comparecía Coll en la segunda semifinal conociendo los tiempos en que se había nadado la primera, para mayor presión, con Ippei Watanabe (2:08.01), Caspar Corbeau (2:08.44) y Qin Haiyang (2:09.32) marcando la pauta.
Estaba obligado el bracista español a mejorar su marca personal, a acercarse al récord hasta ahora inabarcable de Melquiades Álvarez (2:09.69 en 2009, con poliuretano), pero podía lograrlo. Sobre todo con esos tramos subacuáticos tan propios de la piscina corta, que le depararon de nuevo el quinto mejor tiempo de todos los nadadores y, lo más importante: con los que devoró esa plusmarca de España que parecía casi imposible, rebajándola en más de un segundo: 2:08.49.
Sustentó Coll su marca bajo el agua pero también en una formidable salida, primero tras el largo inicial (28.70) y en un ritmo constante hasta que después del tercer parcial no solo mantuvo el estilo sino que aceleró, siendo más rápido que favoritos como Kiril Prigoda (2:08.91) y, por supuesto, que Haiyang. De nuevo. La final, este viernes a las 13:45 (hora peninsular española) y en la misma calle 2 en que se colgó el oro en Budapest 2024, permite soñar en grande.
Primer finalista español en Singapur 2025
Por lo pronto, salva Coll a la natación en línea española de un Mundial en blanco, como aquel de Budapest 2022 en que tocó fondo sin un solo finalista en el Duna Aréna. Incluso hace soñar, con los relevos de por medio, con igualar las tres finales de Fukuoka 2023.
Lo que ya parece inalcanzable, con solo tres jornadas de agua por delante, son las ocho de hace año y medio, en Doha 2024, en un campeonato anómalo por la cercanía de los Juegos -muchas de las grandes estrellas se ausentaron-, en que se produjeron ocho: tres de Hugo González, dos de Mario Mollá, además del 4x100 y 4x200 libre y 4x100 estilos masculinos.
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