Ricardo Darín es 'El Eternauta' de Netflix
- Netflix estrena este miércoles 30 de abril 'El Eternauta', adaptación de la novela gráfica homónima de Oesterheld y Solano López, todo un símbolo de la cultura popular argentina. Ricardo Darín encarna a su protagonista, Juan Salvo, un hombre que lucha por sobrevivir en Buenos Aires a un misterio más grande que la vida
Hay series que son hijas de su tiempo y luego está el caso extremo de El Eternauta, producción de Netflix que comienza con un corte masivo de luz y que va a estrenarse, oh sí, en la misma semana en la que un apagón eléctrico dejó unas horas a oscuras a toda la Península Ibérica. Evidentemente, el suceso no forma parte de la campaña promocional de la plataforma, pero al igual que éste ha jugado en contra del estreno de La familia de la tele, puede hacerlo a favor del lanzamiento de los seis capítulos que componen la ficción protagonizada por Ricardo Darín, previsto para este miércoles 30 de abril.
Al fin y al cabo, vivimos en una época donde las series se consumen de manera inmediata, como si fuesen productos de usar y tirar. Y en un contexto así, junto a las insólitas circunstancias que sufrimos el lunes, un título como El Eternauta está capacitado para generar un gran interés a corto plazo si la 'N' roja sabe aprovechar el momento para 'vendérselo' al público español en paralelo al interés que otra serie, la más evidente Apagón de Movistar Plus+, ya está despertando tras el corte eléctrico.
'El Eternauta', algo más que una serie
Eso sí, para ser justos hay que decir que El Eternauta ni es solo una serie sobre un apagón masivo de luz, ni su público objetivo es el peninsular. De hecho, hablamos de una producción argentina. Y no de una cualquiera, sino de la adaptación de una de las novelas gráficas más importantes de la historia del país sudamericano, así como de una de las obras cumbre de la ciencia ficción en lengua hispana.
Guionizada por Héctor G. Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López, El Eternauta se publicó originalmente entre 1957 y 1959 en la revista local Hora Cero Semanal. En ella se cuenta cómo un hombre, Juan Salvo, se presenta delante del propio Oesterheld para contarle su lucha y la de sus amigos por sobrevivir en un mundo sumido en el caos.
En dicho mundo, Buenos Aires se ha quedado sin luz y desde el cielo cae una nieve letal que mata a todo aquel que entra en contacto con ella. Las calles están llenas de cadáveres y desiertas de vida, pues salir de casa es sinónimo de muerte. Juan, sin embargo, necesita hacerlo para reencontrarse con su familia. Por suerte, uno de sus amigos le presta una máscara de gas y le protege todo el cuerpo con ropa y cinta aislante, suficiente para salir de casa, protegerse de la misteriosa nieve e iniciar un camino que, sin saberlo, le llevará a descubrir que detrás de esa tormenta tóxica se esconde un enemigo aún mayor.
El Eternauta
| Tráiler oficial | Netflix
También sin saberlo, este mismo camino condujo hacia el éxito a Oesterherld y Solano López. Tras su publicación, El Eternauta se convirtió en una celebérrima historieta que dio origen a un vasto universo de secuelas y spin-offs. Incluso tuvo una versión alternativa en 1969 a cargo del guionista original y del dibujante Alberto Breccia. Ésta se diferenciaba de la primera por su dibujo, más cercano al terror y a lo experimental que a la ciencia ficción, y por un guion mucho más beligerante a nivel político. Un cambio de tono que respondía a los cambios sufridos por la Argentina de aquella época, incluyendo el golpe de Estado de 1966, al que seguiría otro en 1976. Ambos para derrocar a sendos gobiernos peronistas.
En 1977, Oesterheld, que por aquel entonces ya se había unido a una agrupación guerrillera peronista, se convirtió en uno de los miles de desaparecidos que dejó la segunda de estas dictaduras. Este hecho, unido al compromiso político del autor de El Eternauta -reflejado tanto en la versión alternativa de Breccia como en la secuela, dibujada de nuevo por Solano López-, terminaron por politizar la novela gráfica -que fue prohibida hasta 1983- y por convertir a Juan Salvo en un símbolo de resistencia contra los enemigos del pueblo argentino.
Dicha politización llega hasta nuestros días, como demuestra que, allá por 2009, el peronismo creara 'El Nestornauta', una imagen del expresidente Néstor Kirchner ataviado con la máscara de gas de Juan Salvo. Esto, a su vez, provocó años más tarde que el entonces alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, prohibiera la lectura de El Eternauta en las escuelas. Una controvertida decisión de la que se retractó al día siguiente alegando que se había explicado mal, pero defendiendo que “el problema no es El Eternauta, sino El Nestornauta que usan para adoctrinar en las escuelas”.
Una historia hollywoodiense con acento argentino
A principios de 2020, poco antes de que el mundo se parara por otro hecho insólito -la pandemia del coronavirus-, Netflix anunció que finalmente produciría una versión moderna de la historieta original, la enfocada a la ciencia ficción, bajo la supervisión de los familiares de Oesterheld y Solano López, con los que se comprometió a mantener la acción en Argentina. O lo que es lo mismo, a huir de ejercicios como el de la película ¡Viven! (1993), que contó con actores de Hollywood (Ethan Hawke como protagonista y John Malkovich como narrador) para contar la historia de los supervivientes uruguayos en el accidente aéreo de los Andes de 1972. La misma que adaptó La sociedad de la nieve (esta sí con actores sudamericanos) en 2023.
Este compromiso es la principal seña de identidad de El Eternauta: contar con acento argentino una historia muy hollywoodiense. La elección de Ricardo Darín, acaso el actor argentino más internacional, para interpretar a Juan Salvo sirve de nexo entre lo local y la proyección que se le quiere dar al proyecto fuera de su país de origen. Aun así, este rasgo se queda corto a la hora de que la ficción marque verdaderas diferencias fuera de su público objetivo.
Imagen de 'El Eternauta', la serie argentina más ambiciosa de Netflix Marcos Ludevid / Netflix
La serie, como decíamos al principio, es hija de su tiempo. Y justo esta es su principal virtud, pero también su principal defecto. Tras varios intentos de adaptación que no llegaron a nada por los elevados costes económicos, la versión de Netflix solo se explica a partir del contexto actual: el de las plataformas de streaming y su millonaria capacidad para llevar a cabo toda clase de producciones, incluidas Propiedades Intelectuales aparentemente inadaptables. Lo vimos hace unos meses con la adaptación de Cien años de soledad, también realizada por Netflix, y lo vemos ahora con El Eternauta.
Sin embargo, el carácter único de la obra maestra de Gabriel García Márquez contrasta con el de la historieta de Oesterheld y Solano López. Al menos en su adaptación televisiva, que es presa de un momento en el que abundan las ficciones posapocalípticas. Su premisa, aunque novedosa en los años 50, tiene que competir en pleno 2025 con The Last of Us, el recuerdo aún reciente de The Walking Dead y la consabida experiencia del público viendo esta clase de producciones, incluida la efímera Y: El último hombre (2021), cuyo protagonista, para más inri, también caminaba entre los muertos con una máscara de gas.
Vista desde los ojos de un ciudadano español, El Eternauta funciona especialmente bien a muy corto plazo porque algunos de sus pasajes -al menos de entre los que suceden en los cuatro episodios- son fáciles de asociar con el gran apagón vivido esta semana en nuestro país. Sin embargo, a medida que pasen los días y el recuerdo del corte de luz se vaya difuminando, la serie irá perdiendo impacto y quedando en nuestra memoria como “una serie apocalíptica más”. Eso sí, una serie apocalíptica muy competente a nivel visual y narrativo, y que además se presenta como un buen punto de partida para los neófitos en el género, pero que sonará a ya visto a los más avezados en la materia.
Imagen de uno de los capítulos de 'El Eternauta' Marcos Ludevid / Netflix
Quizá el error sea precisamente este, exigir que cualquier serie apocalíptica que venga suponga una novedad y no una mera contribución al arraigamiento de este género. Al fin y al cabo, si no se lo exigimos a todas las series de abogados, ni a todas las comedias románticas, ni a todos los dramas de época, tampoco deberíamos exigírselo a un género que está cada vez más presente en la narrativa audiovisual. Quizá haya llegado el momento de dejar de verlo como uno excepcional y tratarlo simplemente como uno más. Como un género de tantos otros que coge una parte de la realidad para ficcionarla a su gusto con las mismas pretensiones, o la falta de éstas, que el resto.
Y sí, coge una parte de la realidad porque, hoy por hoy, ¿qué hay más real que la llegada del apocalipsis después de haber vivido la pandemia, Filomena, el volcán de La Palma, la DANA y el gran apagón en solo cinco años? Yo, por si acaso, me voy a comprar una máscara de gas como la de El Eternauta, que de este mundo ya me espero cualquier cosa.
TODA LA INFORMACIÓN LO HE
ENCONTRADO EN UN ARTÍCULO
DE VERTELE Y TRÁILER DE
EL ETERNAUTA DEL CANAL
OFICIAL DE NETFLIX
EN YOUTUBE
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