Empiezo algo nuevo que espero que sea interesante para la gente que me quiera leer.
Se me ocurrió la idea de hacer un blog nuevo, donde comentar aspectos de un lugar que es parte de mi vida. Que no se quede en el olvido. Con el tiempo le he añadido información de mi población y otras ciudades cercanas.
Cine, televisión, música y actualidad también tienen cabida en este espacio.
Seguro que de aquí saldrá algo bueno, en este pequeño rincón que abierto con toda mi ilusión.
Penúltima jornada de los Juegos Paralímpicos de Tokio y España ha cosechado DOS Platas en Atletismo sumando ya 35 medallas en total.
Iván Cano, un estreno de altos vuelos para colgarse la plata. Con un salto de 7.04 iguala su mejor marca personal y sube al podio en sus primeros Juegos.
Adiaratou Iglesias vuela para ganar la plata en 400 y hacer doblete en Tokio. La española había ganado el oro en los 100 metros.
Una entrevista al Ministro de Cultura y Deportes: Miquel Iceta: "Los paralímpicos marcan el camino a seguir". El ministro de Cultura y Deporte, presente en Tokio, llama la atención sobre las capacidades extraordinarias de los paralímpicos.
Y otros TRES más entrevistas Susana Rodríguez ganó el oro con un holter bajo la piel y viaja siempre con un desfibrilador. Y de la una arbrita Española que va pitar la final Raquel, una árbitra española en la final paralímpica de goalball.
Jefinho, el 'Pelé paralímpico' ciego que aspira a su cuarto oro seguido. Este sábado, a las 10:30 hora española, Brasil se mide a Argentina en la final de fútbol-5 de ciegos.
Y para terminar el medallero Española con todas las medallas que ha conseguido España.
Juegos Paralímpicos Tokio 2020
Iván Cano, un estreno de altos vuelos para colgarse la plata
Con un salto de 7.04 iguala su mejor marca personal y sube al podio en sus primeros Juegos
Iván Cano, en competición.
Ivan
Cano saltó con las piernas, con la cabeza y con el corazón en el foso
del Estadio Olímpico de Tokio y el resultado fueron 7.04 metros, un
registro que igualaba su mejor marca personal lograda en el Mudial de
Dubai en 2019 y que le valía la medalla de plata longitud T13
(discapacidad visual) en sus primeros Juegos. Sólo le superó el
azerbayano Orkhan Aslanov, con un salto de 7.36 metros. Fueron los dos
únicos capaces de superar los siete metros. Completó el podio el estadounidense Isaac Jean-Paul con 6.93. Cano da a España su medalla 35 en Tokio y la segunda plata del día tras la de Adiaratou Iglesias en 400 metros.
El alicantino, de 26 años, llegaba a Tokio como campeón europeo, bronce mundial y con 6.90 como su mejor marca de esta temporada,
pero consciente de que podía dar más como ya demostró en Dubai hace dos
años. "Necesitaré mi mejor salto para optar a medalla", reconocía en la
previa. Y así fue, logró igualar el mejor salto de su carera en el
primer intento para colgarse la plata.
"Ha sido espectacular. No tengo palabras lo que es estar aquí y poder salir a este estadio, saltar en este tartán, sobre este foso y en esta arena. Ha sido una experiencia que no voy a olvidar en la vida.
Llegaba más confiado que otras veces. Sabía que si hacía las cosas bien
podía optar a todo. Al final, esa es la clave, creer en ti mismo
después de años y años de trabajo", dijo tras ganar su primera medalla
paralímpica.
Ha sido espectacular, no tengo palabras y no voy a olvidar esta experiencia en la vida
Iván Cano, saltador del longitud
Al
igual que los lanzadores Héctor Cabrera (jabalina) y Miriam Martínez
(peso), él ha ganado la medalla gracias a su primer salto. "He intentado
emular lo mismo porque a nivel tranquilidad, relajación y motivación
para el resto de saltos es un plus. Meter un buen primer salto condiciona más al resto que a lo que tú hagas después, así que en ese aspecto también estoy bastante satisfecho", explicó al hablar de su estrategia.
Aunque
ha igualado su mejor marca, Cano cree que todavía puede dar mucho más.
"Creo que valgo bastante más. Estoy en un proceso de adaptación y con el tiempo intentaré hacer saltos más largos", dijo, a la vez que reconoció que ser testigo estos días de los éxitos de sus compañeros le han dado una motivación extra.
Creo que valgo bastante más y, con el tiempo, intentaré hacer saltos más largos
Iván Cano, saltador de longitud
En
el quinto salto se le dobló un poco el tobillo, aunque espera que no
sea nada. ¡Menos mal que no ha sido en el primer salto!", dijo con una
sonrisa.
Cano lleva un mes en burbuja. Primero los 15 días
que tuvo que permanecer encerrado en uno de los Centros de Alto
Rendimiento de España para minimizar el riesgo de contagio y otros 15 en la Villa Paralímpica,
puesto que hasta la recta final de los Juegos no le ha tocado competir.
Eso le ha costado el cachondeo de sus compañeros de la delegación
española que, como comentaba ayer el atleta del Proyecto Fer a MARCA, no
paran de decirle que si ha ido de turismo. Hoy ha demostrado que no,
que venía a Tokio a por medalla. La espera, y la paciencia, han merecido
la pena. Además, él se queda con lo positivo: ha tenido más tiempo para
adaptarse al cambio horario y al calor y la humedad.
Problema visual derivado del albinismo
Cano nació con albinismo oculocutáneo,
una enfermedad congénita, en la que la mácula del ojo se queda a un
60%, y afecta a la agudeza visual lejana. La falta de melanina le causa,
además, fotofobia por eso siempre lleva gafas de sol.
Antes de probar el atletismo hacía taekwondo, pero
lo dejó a los 14 años tras conseguir el cinturón negro. Su carrera en el
tartán se ha forjado en el de la Ciudad Deportiva de Alicante. Admirador del mítico saltador cubano Iván Pedroso,
a veces recibe consejos de él cuando visita su club porque es amigo de
su entrenador. Pedroso es el entrenador, además, de la plusmarquista
mundial Yulimar Rojas o la medallista olímpica en Tokio Ana Peleteiro,
por eso sus consejos son siempe bien recibidos.
Desde niño le
gustó trastear con los ordenadores, por lo que ha compaginado su carrera
en el foso con el grado en Telecomunicaciones.
Juegos Paralímpicos Tokio 2020
Adiaratou Iglesias vuela para ganar la plata en 400 y hacer doblete en Tokio
La española había ganado el oro en los 100 metros
Adiaratou Iglesias, feliz tras conquistar su segunda medalla en Tokio.
El mismo día que Adiaratou conoció a su madre adoptiva Lina Iglesias, ésta le preguntó: "¿Te imaginas poder ir algún día a unos Mundiales o a unos Juegos Paralímpicos?".
Adi acababa de confesarle su pasión por el atletismo desde que lo
descubrió por televisión con 7 años. La joven, de 22 años, hizo ambos
sueños realidad y se marcha de sus primeros Juegos Paralímpicos con dos
medallas: el oro en los 100 metros y la plata en 400 en T13 (discapacidad visual) que ha conquistado este sábado. Es la medalla 34 para España.
Una medalla que supuso tal esfuerzo que Iglesias acabó mareada. Su nombre estaba entre las favoritas en la quiniela, cost y no defraudó. La velocista voló el en tartán del Estadio Olimpico y cruzó la meta con un registro de 55.53, su mejor marca personal.
La azerbayana Lamiya Valiyeva, con récord paralímpico, se llevó el oro
(55.00) y el bronce fue para la estadounidense Kym Krosby (56.79). La
gallega protagonizó una gran salida, siempre fue en cabeza y los últimos 80 metros fueron un mano a mano entre ella y la azerbayana, que acabó llevándose la victoria.
"Cuando
acabé la carrera me tuve que tumbar y todo. El 400 es una prueba muy
complicada y se necesita más trabajo de distancia muy larga. Este año me
he visto en un poco de aprieto para trabajarla. Normalmente lo trabajo
un poco pero hace falta más competición, el trabajo del ácido láctico.
En mi caso, estoy empezando en el 400 y el ritmo no lo llevo muy bien.
En los últimos 80 metros he empezado a sentir el ácido láctico y me
pesaba todo el cuerpo y he intentado luchar hasta el final, creo que lo
he hecho bastante bien y he llegado con la sensación de haberlo dado todo", analizó la velocista española, cuya especialidad son los 100 y 200 metros.
Iglesias
llegaba como primera en el ranking mundial. "En el 400 venía a ver lo
que pasaba. Sabía que iba a estar entre las tres primeras, pero era un
poco imprevisto", reconoció. Porque en ese ranking las marcas de la
azerbayana no eran tan buenas. La gallega ha conseguido hoy mejorar la
suya personal.
Ahora mismo no tengo palabras, espero valorar estas dos medallas como se merecen
Adiaratou Iglesias, bimedallista paralímpica en Tokio
En
cuanto al balance de sus primeros Juegos, no puede estar más
satisfecha. "Ahora mismo no tengo palabras. Ni siquiera he celebrado
tanto la medalla del 100 porque no quería desmadrarme porque eran muchas
emociones. Me he reservado, me he contenido un poco. Y ahora como ya no
tengo ninguna prueba más, me soltaré y empezaré a entender realmente lo que he hecho.
Son dos medallas, dos palabras mayores y espero valorarlo como se
merece. Estoy súper contenta ahora mismo y súper feliz de haberlo
hecho", dijo.
No ve las líneas de la calle ni la meta
Iglesias no ve las líneas de las calles por las que corre ni tampoco la de meta. Apenas tiene un 10% de visión, que aumenta al 18% con el uso de gafas, a causa del albinismo. Pero compite y gana incluso a atletas sin discapacidad tanto en Galicia como a nivel nacional. En el último sub 23 se llevó dos bronces. Le gusta competir con atletas que la obligan a superar sus límites.
Unos límites que trabaja a diario en la pista del club Lucus Caixa Rural de Lugo
bajo las órdenes de Adolfo Vila, encargado de pulir este diamante que
llegó procedente de Mali. Nació en la localidad de Bmako hace 22 años.
Cuando tenía 7 vio por primera vez una competición de atletismo por
televisión y supo desde ese mismo momento que quería dedicarse a él.
Pero en Mali iba a ser imposible.
Allí, simplemente correr por las calles ya era un ejercicio de riesgo para Adriaratou. Su albinismo la ponía en el punto de mira en un país en el que son perseguidos y, a veces incluso, asesinados. "Yo
sabía que una vez al año había personas que salían a perseguir albinos
para matarles o cortarles un miembro del cuerpo y tenerlo como amuleto
de buena suerte. En Mali creen que vivos no damos buena suerte, pero sí muertos", explicaba hace tiempo a MARCA.
En Mali creen que los albinos vivos no damos buena suerte, pero sí muertos
Adiaratou Iglesias, bimedallista paralímpica en atletismo
El peligro de ser albina en Mali
Se crió en un sitio en el que "la mayoría de las casas eran chozas en poblados de chabolas y donde no habíamos visto nunca un ascensor" y está convencida de que si se hubiese quedado allí, llevaría casada desde los 14 años.
Para
que pudiese cumplir su sueño, sus padres la enviaron a España, donde ya
tenían a un hijo aunque la cosa no funcionó y Adiaratou, con 11 años,
acabó en un Centro de Menores. Allí conoció a su madre adoptiva, Lina
Iglesias, que le dio un nuevo futuro en Lugo cuando tenía 14 años.
"Adiaratou ha sido el mejor regalo que me ha dado la vida", contaba a
MARCA hace tiempo esta maestra de maestros en la Universidad.
Y como buena profesora y madre,
inculcó a Adiaratou que no era menos que nadie y que no debía de tener
complejos. Al contrario, le hizo ver sus grandes capacidades y
desarrollarlas. Y eso quedó patente hasta en el más mínimo
detalle porque Adi iba tapada desde el cuello a sus pies, no le gustaban
ni sus brazos ni sus piernas musculosos. Lina solía colocarla delante
de un espejo "para que viese el cuerpazo que tenía sin machacarse en el
gimnasio".
El despegue sobre el tartán
Su madre siempre tuvo claro que esa genética pivilegiada era perfecta para el tartán, la pasión que le confesó su hija desde el mismo día que se conocieron, y buscó cómo hacer feliz a su hija y que desarollara su talento. Ella fue la encargada de buscarle un club de atletismo y, desde entonces, se entrena en el mismo con atletas sin discapacidad.
Adiaratou se convirtió en doble campeona absoluta de atletismo en Galicia en 100 y 200 metros frente a atletas sin discapacidad. No pudo ir al Europeo paralímpico de Berlín en 2018 porque los papeles de su nacionalización no llegaron a tiempo, pero sí al Mundial de Dubai en 2019, de donde regresó con dos platas
(100 y 200 metros) y el aura de nueva estrella del deporte paralímpico
español. El pasado junio se proclamó bicampeona de Europa en 100 y 400.
En el tartán del Estadio Olímpico de Tokio se ha confirmado como una de
las mejores deportistas españolas.
Volverá a casa con un oro y
una plata como recuerdo de sus pimeros Juegos, pero también con la
sensación de que esto no ha hecho más que empezar. Es el despegue de una
atleta que, por ahora, no parece tener límites.
Juegos Paralímpicos Tokio 2020
Susana Rodríguez ganó el oro con un holter bajo la piel y viaja siempre con un desfibrilador
En
enero de 2020, a la campeona paralímpica de triatlón le detectaron una
neuropatía compatible con la práctica deportiva, aunque ha tenido que
modificar algunos hábitos
"Me marcho contenta de Japón porque me llevo un oro en triatlón y un diploma en atletismo.
Hay que disfrutar este éxito porque no sabemos lo que nos va pasar
mañana. Hay que guardar esto para cuando vengan momentos duros. Este año ha sido bueno, pero también hay muchas cosas que no se ven", confesó Susana Rodríguez tras competir junto a su guía Celso Comesaña en 1.500 en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Acababa de hacer historia al convertirse en la primera deportista española en competir en dos deportes en una misma edición.
"Esas cosas que no se ven" y que hasta ahora, que las revela en MARCA, sólo sabían sus más allegados es que la
gallega ha estado entrenando el último año y siete meses con un
desfibrilador externo como compañero y, desde hace un año, con un holter
bajo la piel. "Es como un pendrive que te va haciendo un
electro. Si hay anomalías las graba y las envía a una centralita del
Clínico de Santiago de Compostela", explica Rodríguez, médico de profesión y que saltó a la fama tras ser portada de la revista Time.
Susana muestra el holter que lleva bajo la piel.
Ahora lo cuenta con normalidad, acostumbrada ya a viajar siempre con
un desfibrilador portátil para los entrenamientos y con el aparato al
que va conectado el holter y que suele dejar enchufado en el hotel. Pero
reconoce que se llevó un susto cuando le dieron la noticia en enero de 2020.
Dudas y miedos
Un mes antes había pasado en Madrid la revisión médica anual. Cuando le llegó el correo electrónico con los resultados se llevó una sorpresa. "En
el informe de cardiología comentaban que tenía una alta sospecha de una
cardiopatía relacionada con una alteración del ritmo. Al leerlo me asusté", reconoce. Porque en ese instante estaba a siete meses de los Juegos Paralímpicos y, de repente, no sabía si podía continuar en el deporte.
Siempre tuve claro que la salud es lo más importante
Susana Rodríguez, campeona paralímpica de triatlón
Faltaban
pocos días para irse a la primera Copa del mundo en Abu Dhabi y "no
quería irme sin tener más datos y saber si podía seguir o no haciendo
deporte con seguridad. Siempre tuve claro que la salud es lo más
importante", dice.
La doctora Álvarez completó el estudio en Santiago de Compostela. "Tuve mucha suerte porque en el estudio genético los datos no descartaron la opción de seguir haciendo deporte con casi normalidad", confiesa.
Eso sí, le aconsejaban una serie de medidas de seguridad como entrenar en sitios cardioprotegidos, es decir, con un desfibrilador cerca porque, aunque el riesgo era y es bajísimo, hay que estar preparado. Su entorno deportivo -entrenador y guías- saben utilizarlo. "En realidad todo el mundo del deporte debería conocer cómo actuar porque es una manera de salvar vidas", dice.
Todo el mundo del deporte debería conocer cómo actuar con el desfibrilador porque es una manera de salvar vidas
Susana Rodríguez, campeona paralímpica de triatlón
Se hizo con un desfibrilador con el que viajó a Abu Dabi y que es su compañero de viaje desde entonces. Pero aún sabiendo que el riesgo era mínimo, en su mente se quedó cierto miedo inconsciente. "Tenía
mucha angustia cuando nadaba por si había algún tipo de emergencia. O
cuando hacía entrenamientos muy intensos me venían a la cabeza las
dudas. ¿Debería estar aquí?", se preguntaba.
Empezó a trabajar esa angustia con la psicóloga deportiva María Martínez -que también es la psicóloga de deportistas como Carolina Marín- y según pasaron las semanas sus miedos fueron desapareciendo. "Todo ha sido normal pero tengo que cuidar mucho la hidratación y eso me agobiaba de cara a Tokio. Por eso entrenamos en la cámara de calor
en Sierra Nevada. Era una cámara de hipoxia con un humificador y un
calefactor, y luego en el CAR de San Cugat. El objetivo era llegar bien y
no tener problemas. Fue bastante exigente pero a la vista está que dio
resultado", cuenta con una sonrisa. El oro lo corrobora.
El camino a Tokio ha sido el más duro de su vida, pero la recompensa no ha podido ser mejor.
Juegos Paralímpicos Tokio 2020
Miquel Iceta: "Los paralímpicos marcan el camino a seguir"
El ministro de Cultura y Deporte, presente en Tokio, llama la atención sobre las capacidades extraordinarias de los paralímpicos
Miquel Iceta junto a la selección masculina de baloncesto.
Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deporte, quiso resaltar las capacidades de los deportistas paralímpicos tras asistir al partido de baloncesto en silla entre España y Estados Unidos de semifinales.
El catalán, que ha querido mostrar con su presencia el apoyo al deporte
paralímpico, defendió que toda España debería volcarse con estos
deportistas.
"Merece la pena que todos nos volquemos con los paralímpicos porque marcan el camino a seguir. No se rinden, no se resignan y esa es la gran enseñanza", reconoció Iceta. "Aquí nos demuestran sus capacidades, su potencia, su resistencia. A mí me gustaría que mucha más gente siguiera el deporte paralímpico. Por ejemplo, el partido de hoy no tiene nada que envidiar al baloncesto sin ruedas. Es brillante, vibrante, fuerte. Son partidos con mucha emoción", dijo encantado de haberlo presenciado.
España ya ha superado las 31 medallas de Río -lleva 33- y quedan dos jornadas aún de competición. "Las hemos superado pero queremos ir más allá. Vamos a ir a por el bronce el domingo. La
familia paralímpica ha demostrado que tiene mucha categoría, que tiene
mucha resistencia y yo estoy un poco pensando ya en París. Vamos a sacar
más medallas que en Tokio y eso que aquí hemos superado el récord de medallas de Río", dijo ya mirando al futuro.
Demuestran unas capacidades fuera de serie
Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deporte
Y
en ese futuro cree que hay que seguir trabajando para igualar los
premios de los deportistas olímpicos y paralímpicos. "La apuesta de
muchas organizaciones por el deporte paralímpico rinde y nuestros
deportistas lo dan todo. Nos hacen sentir orgullo e ilusión. Vamos a por
más", insistió.
Este año, los premios por medalla en Tokio serán más del doble que la
cuantía de Río. "Hay que seguir trabajando. Demuestran unas capacidades
fuera de serie. Si hay unos premios que deberían tener una
especial dotación son estos porque ponen mucho más corazón, más cabeza,
les cuesta más pero se esfuerzan más", concluyó.
Iceta
permanecerá en Tokio hasta el domingo, junto al presidente del Consejo
Superior de Deportes, José Manuel Franco, y el presidente del Comité
Paralímpico Español, Miguel Carballeda. Tras asistir a la Ceremonia de
Clausura de los Juegos Paralímpicos, todos ellos regresarán a España en
el mismo vuelo que los componentes del Equipo Paralímpico Español, con
llegada el lunes a las 16,40 a la terminal T4 de Barajas.
JUEGOS PARALÍMPICOS TOKIO 2020
Raquel, una árbitra española en la final paralímpica de goalball
Raquel Aguado llegó hace más de veinte años al
arbitraje, por entonces fue la curiosidad la que le descubrió el
goalball. Los pasados Juegos ya dirigió el bronce femenino y en Tokio,
la final.
Cuando pensamos en unos Juegos siempre lo hacemos en los deportistas. Craso error. También están ellos. Raquel Aguado (Madrid, 1976) arbitró el viernes la final femenina de goalball, en la que Turquía se impuso a Estados Unidos. Un cóctel de emociones, donde la ilusión y los nervios se convirtieron en los principales ingredientes. "Sentí mucha responsabilidad. Los árbitros somos anónimos, los protagonistas son los deportistas. Además, siempre decimos que si pasa el partido y nadie se acuerda de ti es buena señal",
bromea, después de vivir 24 horas repletas de emociones. "Nos dieron la
designación con un día de antelación. Llegar a una final es casi una
recompensa porque somos muy críticos con nosotros mismos y nunca
terminamos de hacerlo lo suficientemente bien",
Cuando pensamos en unos Juegos siempre lo hacemos en los deportistas. Craso error. También están ellos. Raquel Aguado (Madrid, 1976) arbitró el viernes la final femenina de goalball, en la que Turquía se impuso a Estados Unidos. Un cóctel de emociones, donde la ilusión y los nervios se convirtieron en los principales ingredientes. "Sentí mucha responsabilidad. Los árbitros somos anónimos, los protagonistas son los deportistas. Además, siempre decimos que si pasa el partido y nadie se acuerda de ti es buena señal",
bromea, después de vivir 24 horas repletas de emociones. "Nos dieron la
designación con un día de antelación. Llegar a una final es casi una
recompensa porque somos muy críticos con nosotros mismos y nunca
terminamos de hacerlo lo suficientemente bien", añade, ya digiriendo
todo lo sucedido.
Cuando le dieron la noticia de que estaría en al final, Raquel no daba crédito: "Lo tuve que volver a mirar para asegurarme". Tal cual. Ella era la elegida. "Cualquier partido tiene importancia, pero una final tiene más repercusión y es a lo que aspiras",
confiesa la arbitra, más nerviosa antes que durante: "La media hora
previa, con los preparativos y la puesta en escena, tienes mariposas en
el estómago. Ya cuando empieza estás concentrada y no sabes si es la final o cualquier otro".
Ella se dedica a la docencia. Es profesora de la Universidad Autónoma de Madrid en el Departamento de Educación Física, Deporte y Motricidad Humana
y su llegada al goalball fue cosa del destino. Bueno, y también de su
compañero Jorge Botella, que necesitaba voluntarios para ser jueces de
mesa. Raquel dio un paso al frente: "Nunca me había planteado ser
árbitra de un deporte, lo que me gustaba era practicarlo. Llegué de casualidad y también por curiosidad".
¿Qué es el goalball? Es el único deporte creado específicamente para
ciegos y en él participan dos equipos formados por tres personas. El juego se basa en adivinar la trayectoria de un balón con cascabeles y la orientación es clave. "Jorge me explicó de qué iba porque nunca había escuchado el nombre. Me impresionó. Jamás había estado tan en contacto con personas con una discapacidad visual y es increíble cómo se mueven. La dinámica del juego te engancha", afirma.
No lo puede negar. Lleva más de veinte años en el arbitraje y dirige competiciones internacionales desde 2007. La formación, impulsada por Paco Monreal, ha sido crucial. Raquel ya estuvo en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 y arbitró el bronce femenino, una experiencia que aún recuerda. Sin embargo, la designación en la final de Tokio le pilló más por sorpresa. "Para la final masculina designaron a dos árbitros y para la femenina, a dos árbitras. No creo que haya sido casualidad.
Podemos arbitrar a uno u otro indistintamente, así que lo ideal era que
nos hubieran mezclado. Ojalá llegue un día en que lo habitual sea ver a
mujeres pitando en Primera División de otros deportes", reivindica la
docente, que recalca la importancia de dar visibilidad a casos como el
suyo para generar referentes: "Sabrán que es posible porque habrá otras que ya lo hicieron".
La profesora regresa a Madrid en la noche del sábado y el lunes se irá directa a clase. De Tokio a las aulas. Dos mundos que le aportan cosas diferentes, pero igual de enriquecedoras. "El goalball me llamó la atención por el desconocimiento y los estereotipos que tenemos sobre la discapacidad,
pensando que una persona ciega no puede hacer determinadas cosas. Aquí
se mueven, se orientan, saben dónde ponerse y dónde están sus
compañeros. Me pareció mágico. Otros deportes se adaptan para ellos, pero este no se parece a nada", dice con una enorme sonrisa.
Tampoco los Juegos de la pandemia tienen nada que ver con aquellos de Río. "Allí estábamos en dos edificios de la Villa y había un ambiente de convivencia. Entonces nos dijeron que nos sacarían fuera para los próximos. Si a eso le sumamos el coronavirus... Da pena. Este
año hemos estado en un hotel y sólo salíamos al pabellón cuando había
competición, por un trayecto marcado de unos 300 metros. El
resto, en la habitación. Es más, como no podíamos salir nos recomendaron
Uber Eats para pedir comida. La sensación de aislamiento es brutal y
eso que cada día nos hacían PCR...", apunta Raquel. A ella se unirá Juanma Uruñuela, otro español que dirigirá la final masculina de baloncesto en silla. Ellos también se merecen medalla...
Juegos Paralímpicos Tokio 2020
Jefinho, el 'Pelé paralímpico' ciego que aspira a su cuarto oro seguido
Este sábado, a las 10:30 hora española, Brasil se mide a Argentina en la final de fútbol-5 de ciegos
Jefinho, en la final del Mundial de Madrid ante Argentina.
Cuando era niño, cualquier cosa podía transformarse en un balón en los pies de Jeferson da Conceicao Goncalves, alias 'Jefinho'. Traía a su madre por la calle de la amargura cada vez que entraba en casa y le veía dar toques en el salón descalzo. Más de un objeto acabó hecho añicos. Él no le hacía caso y entonces su madre empezaba la persecución por toda la casa mientras el pequeño aplicaba toda su destreza para correr alrededor de la mesa y entre las sillas, pero sin soltar el balón de entre sus pies o el objeto que lo sustituyese.
Jefinho, como tantos otros niños en Brasil y en medio mundo, soñaba con convertirse algún día en futbolista profesional. Había
nacido con glaucoma, una enfermedad ocular que le fue robando la visión
de forma gradual hasta que a los seis años se quedó ciego. Entonces ese sueño pareció truncarse para siempre... aunque el tiempo le demostraría que no era así.
Me siento muy honrado de que me comparen con Pelé porque es el mejor jugador de la historia, pero yo soy Jefinho
Jefinho, tricampeón paralímpico de fútbol 5 con Brasil
Siguió
jugando en las calles de Candeias, un municipio brasileño del estado de
Bahía, pero envolviendo la pelota con un plástico para escucharla. Hoy en día el '7' de la selección brasileña de fútbol 5 para ciegos, que aspira a ganar este sábado su cuarto oro paralímpico consecutivo en la final ante Argentina (10:30 hora española), es considerado una estrella de este deporte. En su país le reconocen en la calle. Destaca
por su velocidad, su capacidad para desbordar y su forma de conducir el
balón. Viéndole jugar a veces parece que ve por el control que tiene,
aunque es imposible no sólo por su ceguera sino porque en el fútbol compiten con un antifaz totalmente opaco.
Debutó con Brasil con 14 años
Estas cualidades le han hecho que
se gane el apodo de el 'Pelé Paralímpico'. Al escucharlo sonríe. "Me
siento muy honrado de que me comparen con él porque es el mejor jugador
de la historia pero yo soy Jefinho, un jugador al que le gusta
transmitir alegría jugando y especialmente a los brasileños que nos
ven", confesaba a MARCA durante la celebración del Mundial de este
deporte en 2018 en Madrid.
Desde que supo que existía el fútbol para ciegos y que había una selección, su sueño fue poder jugar en ella. Debutó con 14 años con Brasil y
su primer Mundial fue el de 2006 en Buenos Aires. "Fue un momento muy
especial, nunca me imaginé que llegaría tan lejos con la selección",
confesaba a MARCA. Poco después fue seleccionado para jugar en
los Juegos Parapanamericanos de Río 2007 y en los Juegos Paralímpicos de
Pekín 2008 y en ambos ganó la medalla de oro. Fueron las
primeras de muchas porque después llegarían la de Londres 2012 y la de
Río 2016, quizás la más especial por ser en casa.
En nuestra casa
precisamente, en Madrid, su selección se proclamó campeona del mundo -y
él tricampeón mundial- y logró el billete directo a los Juegos de Tokio.
Jefinho, en los Juegos Paralímpicos de Río hace cinco años.
Lo que más me gusta es la autonomía que tengo en el campo.
Las personas con una discapacidad suelen depender de los demás en el
día a día, pero eso no ocurre en el terreno de juego", explica.
Y aspira a ser un modelo para los niños de Brasil. "El deporte nos enseña muchas lecciones que llevamos a la vida misma. Una de ellas es el respeto. Aprendes a respetar a los que te rodean, a vivir en grupo y a que las personas son diferentes entre sí. Aprendemos
a ganar y a perder, y eso es muy importante, porque en la vida también
tenemos victorias y frustraciones y tenemos que saber lidiar con todas
esas cuestiones. El fútbol, para mí, lo es todo. Sin el fútbol, no sería quien soy hoy. Soy mejor persona gracias a este deporte", dice.
Así se juega al Fútbol-5 para ciegos
El fútbol-5 lo practican deportistas ciegos totales (clase B1) que utilizan un balón sonoro, en una combinación continua de velocidad y habilidad.
Cada
conjunto se compone de cuatro jugadores de campo, todos ellos ciegos y
cubiertos con un antifaz, más un portero sin discapacidad. El
área de juego está rodeada completamente por un muro o valla, de forma
que no se producen fueras de banda. La regla del fuera de juego tampoco
se aplica, de tal forma que la acción apenas se detiene. Los partidos
constan de dos tiempos de 25 minutos de duración, más diez minutos de
descanso entre ambos.
Para evitar que puedan verse beneficiados los jugadores que tengan algún mínimo resto visual, todos deben llevar un antifaz que les cubra por completo los ojos. Además, el público debe permanecer en silencio
durante todo el partido, para permitir que ambos equipos puedan
escuchar el balón sonoro. Sólo se permite gritar y aplaudir cuando se
marca un gol.
Los primeros Juegos Paralímpicos en los que se disputó fútbol-5 masculino fueron los de Atenas 2004.
Así va el medallero español en los Juegos Paralímpicos de Tokyo 2020
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