Ya estoy aquí con otra sesión de (NATIONAL PRESENT)de la sección de NATIONAL GEOGRAPHIC.
Esta semana toca hablar de un monumento Newgrange, el monumento megalítico más antiguo que las pirámides de Egipto.
Pues no me enrollo más y vamos al grano.
Newgrange, el gigantesco monumento megalítico de Irlanda, fue construido alrededor del año 3200 a.C. y presenta unas características que lo hacen único. El túmulo se usó como lugar de enterramiento y está alineado con el solsticio de invierno, momento en que la luz solar se filtra a través del techo e ilumina la cámara central. Pero a día de hoy, el lugar sigue encerrando numerosos misterios que continúan representando un reto para los arqueólogos y atrayendo cada año a miles de turistas de todo el mundo.
Imagen de la entrada al túmulo funerario de Newgrange.
Corría el año 1622 cuando un grupo de trabajadores que buscaba piedras para la construcción en la región de Brú na Bóinne, en el condado de Meath, en la provincia irlandesa de Leinster, de pronto se topó con algo absolutamente inesperado. Tras levantar una roca colosal, apareció lo que a todas luces parecía la entrada de una cueva, pero cuando los hombres penetraron, temerosos, en su interior se dieron cuenta de que aquello en realidad era algo hecho por manos humanas. Se trataba de Newgrange, una de las estructuras megalíticas más famosas del mundo y una de las más antiguas localizadas en Irlanda, de unos cinco mil años. Pero el lugar no era totalmente desconocido. Desde 1539, los terrenos cercanos a Newgrange fueron utilizados para labores agrícolas por los monjes cistercienses de la abadía de Mellifont, cerca de Drogheda, a catorce kilómetros del actual yacimiento.
Newgrange en el olvido
A pesar de que Newgrange fue descubierto en el siglo XVII, no sería explorado de un modo científico hasta mediados del siglo XX, cuando un grupo de arqueólogos liderado por el profesor de Arqueología de la Universidad de Cork Michael J. O’Kelly inició allí en 1962 una excavación arqueológica que duró alrededor de trece años. Una excavación que aportó más incógnitas que respuestas. Y es que aquello no era una cueva, sino una estructura cerrada que había quedado sepultada por su propio peso. Los arqueólogos descubrieron que los orígenes de Newgrange se remontan hasta el año 3200 a.C., es decir que es unos 500 años más antiguo que las grandes pirámides de Giza, en Egipto, y alrededor de 700 años más viejo que Stonehenge, el famoso círculo de piedras que se alza en la llanura de Salisbury, en Inglaterra. Newgrange forma parte de uno de los complejos megalíticos más importantes de Europa, donde se encuentran 37 tumbas y dos estructuras similares: Knowth y Dowth.
Los orígenes de Newgrange se remontan hasta el año 3200 a.C., es decir que es unos 500 años más antiguo que las pirámides de Guiza, en Egipto, y alrededor de 700 años más viejo que Stonehenge, en Inglaterra.
Newgrange es un gran túmulo megalítico cubierto de hierba cuyo interior acoge una o varias tumbas, lo que los arqueólogos denominan una "tumba de paso". Esta enorme construcción mide unos 90 metros de diámetro y más de 13 metros de altura. Un pasadizo de 18 metros de longitud conduce hasta una cámara de planta cruciforme donde se hallaron los restos de cinco individuos junto con sus ajuares funerarios. Basándose en la cantidad de habitantes de la zona y en el tiempo que podrían haber dedicado a la construcción del complejo, el geólogo y naturalista irlandés George Francis Mitchell sugirió que el monumento pudo haberse construido en un espacio de cinco años. Sin embargo esta estimación fue criticada por el arqueólogo Michael J. O'Kelly y su equipo, quienes creían que levantar el monumento habría llevado como mínimo treinta años.
¿Quién construyó el monumento?
Según los historiadores George Eogan y Peigin Doyle, "los constructores de tumbas de paso representaban una tradición distinta a la de los constructores de tumbas de portal y de corte. Esta tradición se desarrolló primero a lo largo de la costa occidental de Europa, particularmente en la península ibérica y en Bretaña, antes de extenderse a Gran Bretaña e Irlanda". Pero se cree que los celtas llegaron a Irlanda desde la península ibérica alrededor de 500-300 a.C., mucho tiempo después de la construcción de Newgrange, por lo que no podrían ser los autores del monumento. Otra hipótesis que se ha planteado al respecto es que en realidad los celtas llegaron a las islas mucho antes de lo que tradicionalmente se ha creído.
Según los investigadores, en Newgrange debió de existir una comunidad estable que construyó estas enormes estructuras y que disponía de los recursos suficientes para dedicarse íntegramente a la construcción.
Sea como fuere, los investigadores piensan que en Newgrange debió de existir una comunidad estable que construyó estas enormes estructuras y que disponía de los recursos suficientes para dedicarse íntegramente a la construcción. "Se necesitaría una amplia gama de recursos de apoyo: rodillos de madera para mover las enormes piedras… cuerdas para sujetarlas; y barcos o madera para llevar las piedras desde su lugar de origen, que a menudo estaba muy lejos, hasta el lugar de construcción. Como las tumbas se construían a menudo en altura, muchas piedras grandes debían ser llevadas cuesta arriba", refieren los estudiosos.
Las colosales piedras de Newgrange
De hecho el trabajo en Newgrange tuvo que ser enormemente complejo. Las piedras que se emplearon en su construcción (el monumento contiene unas 200.000 toneladas de roca) se trasladaron desde lugares tan lejanos como las montañas de Wicklow, 113 kilómetros al sur, y las montañas de Slieve Croob, 107 kilómetros al norte. También se trajeron piedras de los montes Mourne, 94 kilómetros al norte, y fueron llevadas probablemente a través del mar de Irlanda y después tierra adentro hasta su ubicación final en Brú na Bóinne. El arqueólogo Michael J. O'Kelly ha señalado que en Newgrange hay 97 piedras colocadas en el zócalo, las llamadas "piedras de bordillo", "ninguna de las cuales pesa menos de una tonelada y algunas pesan bastante más".
Todo indica que Newgrange fue una construcción de carácter sagrado ya que a su alrededor cuenta con un anillo de 37 enormes rocas, aunque en las excavaciones de O’Kelly tan solo se encontraron 12.
Pero ¿cuál fue la función del monumento? Todo indica que Newgrange fue una construcción de carácter sagrado ya que a su alrededor cuenta con un anillo de 37 enormes rocas, aunque en las excavaciones de O’Kelly tan solo se encontraron 12. Las investigaciones también han confirmado que el anillo exterior fue levantado unos mil años después, aproximadamente durante la Edad del Bronce, y, según cuenta una leyenda local, en su interior se hicieron enterrar los legendarios reyes de Tara (la colina de Tara es un yacimiento situado a 25 kilómetros de Newgrange y era el lugar de coronación tradicional de los reyes de Irlanda).
Mitos y leyendas en torno a Newgrange
En Newgrange pueden admirarse varios ejemplos de arte rupestre que, según los especialistas, encajarían en diez categorías diferentes, cinco de ellas curvilíneas (círculos, espirales, arcos, serpentiniformes y puntos en círculos) y otras cinco rectilíneas (chevrones, rombos, radiales, líneas paralelas y compensaciones). Los arqueólogos han especulado sobre el significado de todos estos diseños y símbolos. Algunos, como el irlandés George Coffey, han sugerido que se trataba simplemente de elementos decorativos, mientras que otros, como O'Kelly, estaban convencidos de que tenían algún tipo de propósito simbólico ya que algunas de las tallas se encontraban en lugares que no estaban a la vista en el momento de la construcción del monumento. Asimismo muchos investigadores creen que el monumento tiene algún tipo de significado religioso relacionado con el culto a los muertos y también un significado estelar. O'Kelly, por ejemplo, estaba convencido de que Newgrange, junto con cientos de otras tumbas de paso construidas en Irlanda durante el Neolítico, mostraba evidencias de un culto a los difuntos, pero también parecía estar relacionado con algún tipo de culto solar dada su alineación con los solsiticios.
O'Kelly era de los que pensaba que Newgrange, junto con los cientos de otras tumbas de paso construidas en Irlanda durante el Neolítico, evidenciaba rastros de un culto que veneraba a los muertos.
Por razones desconocidas, el monumento fue abandonado durante los primeros años de la Edad del Hierro en Irlanda (hacia el siglo III a. C.), al parecer tras la llegada de los pueblos celtas. Durante los siguientes dos mil años no hubo ninguna actividad ritual en la región y los campos fueron utilizados como terreno cultivable por los monjes de la abadía de Mellifont, como ya se ha apuntado anteriormente. Sin embargo, la importancia simbólica del lugar siguió siendo muy profunda como muestran las referencias al monumento en numerosas leyendas y mitos irlandeses. Una de ellas cuenta que el pueblo de los espíritus, los Tuatha de Danaan, construyeron Newgrange para que sirviera como lugar de descanso eterno para su jefe Dagda Mor, su hijo Oengus del Brugh o el gran dios Lugh del brazo largo. Según algunas leyendas, el lugar poseía propiedades mágicas y podía incluso producir alimentos (dos cerdos, uno vivo y otro asado) y bebida (concretamente cerveza) sin límite. Por ejemplo en la famosa leyenda irlandesa La persecución de Diarmuid y Grainne, Aengus lleva el cuerpo del héroe Diarmuid a Brú na Bóinne para enterrarlo y se dice que los altos reyes de Irlanda, coronados en Tara, fueron sepultados allí hasta la época de los Ui Neill, alrededor del año 800 d.C.
El misterio continúa
A lo largo de los años han sido muchos los arqueólogos que han intentado descifrar los misterios que oculta esta gigantesca tumba megalítica, pero aún siguen habiendo muchas cuestiones sin resolver. La más importante de todas: ¿Cómo pudo un pueblo neolítico, con una tecnología tan básica, ser capaz de construir una estructura cuyo interior, durante el solsticio de invierno, se ilumina con la luz del Sol durante diecisiete minutos? (de hecho, el arqueólogo Michael J. O'Kelly fue la primera persona moderna que observó este fenómeno el 21 de diciembre de 1967).
Cómo pudo un pueblo neolítico, con una tecnología tan básica ser capaz de construir una estructura cuyo interior, durante el solsticio de invierno, se ilumina con la luz del Sol durante diecisiete minutos?
Precisamente gracias al constante trabajo de excavación y restauración de Michael J. O’Kelly y su equipo durante tantos años, en 1993 Newgrange entró a formar parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y es el más famoso de los muchos túmulos neolíticos que se extienden sobre todo por las islas Británicas, Irlanda y la Bretaña francesa, como el de Maeshowe en Escocia o el de Gavrinis en la región de la Bretaña. Actualmente, el acceso al yacimiento se realiza a través del Centro de Visitantes Brú na Bóinne y los más de 200.000 turistas anuales que lo visitan, ávidos de admirar el encanto de este gran monumento milenario y de convertirse por unos instantes en partícipes de su misterio, continúa imparable año tras año.
TODA LA INFORMACION LO HE
ENCONTRADO EN LA PÁGINA
OFICIAL DE NATIONAL GEOGRAPHIC
No hay comentarios:
Publicar un comentario