lunes, 19 de agosto de 2024

Muere Alain Delon, el actor más magnético de la historia del cine francés



Alain Delon en 'A pleno sol' (1960) Cinemanía

 

Fue la estrella europea más radiante del firmamento durante décadas con sus papeles en clásicos como 'A pleno sol', 'Rocco y sus hermanos', 'El eclipse', 'El silencio de un hombre' o 'La piscina', entre muchos otros.

 

Alain Delon terminó por apagarse. El famoso actor francés ha muerto a los 88 años dejando un inconmensurable legado en el cine europeo, sobre todo de la década de los sesenta, en la que fue una de las estrellas más radiantes de la gran pantalla con películas inolvidables como A pleno sol (1960), Rocco y sus hermanos (1960), El eclipse (1962), El gatopardo (1963), El silencio de un hombre (1967) o La piscina (1969). 

Pura historia del cine. Nacido en 1935 en la adinerada Sceaux, al suroeste de París, la infancia de Alain Delon estuvo bien surtida de divorcios de progenitores, expulsiones de internados y más condimentos para el caldo de cultivo de un relato de éxito soñado casi fantasiosos: hizo el servicio militar como paracaidista en la guerra de Indochina y, una vez licenciado con deshonor, su magnética fotogenia fue descubierta en Cannes por el superproductor hollywoodiense David O. Selznick.

La estrella de los sesenta

Aunque la comedia Débiles mujeres (Michel Boisrond, 1959) ya resultó un taquillazo en Francia, fue con el cambio de década cuando llegó el ascenso imparable de Alain Delon. En 1960 hizo una interpretación inmejorable de Tom Ripley en A pleno sol, adaptación de El talento de Mr. Ripley a cargo de René Clément que tuvo a Patricia Highsmith enamorada. Además, el actor protagonizó Rocco y sus hermanos como el hermano titular en la que podría considerarse culminación neorrealista de Luchino Visconti.

Después, y antes de volver con Visconti en su lustrosa adaptación de El gatopardo (1963) con Burt Lancaster y Claudia Cardinale, contó con él el otro gran director italiano del momento: Michelangelo Antonioni. Delon protagonizó El eclipse (1962) junto a Monica Vitti, cerrando la trilogía sobre la incomunicación con la que el cineasta de Ferrara cambiaría para siempre los parámetros del cine de autor. 

Años polares

Los años 70 fueron de cuellos de gabardina subidos y sombreros borsalinos muy calados; es decir, de mucho polar para Alain Delon. Además de sus colaboraciones con Melville, protagonizó una innumerable colección de thrillers y películas policiales. En varias ocasiones, junto a su ídolo Jean Gabin, con quien lo había emparejado el director Henri Verneuil en Gran jugada en la Costa Azul (1963). 

Tras repetir jugada con Verneuil en la memorable El clan de los sicilianos (1969) -atención a la banda sonora de Ennio Morricone- Delon y Gabin volverían a coincidir en títulos como Dos hombres en la ciudad (1973) y No despertar a un policía que duerme (1988). Más tarde vendrían Los senos de hielo (1974), adaptación de Richard Matheson, Muerte de un corrupto (1977), El derecho a matar (1980), Por la piel de un policía (1981) o Cerco de muerte (1983), entre muchos otros.

Antes de convertirse en icono del cine criminal en pantalla, Alain Delon se vio envuelto en asuntos igual de turbios en la vida real. Su relación de amistad con el gangster corso François Marcantoni, sospechoso del asesinato en 1968 de Stevan Markovic, guardaespaldas de Delon, llevó a que se especulara con algún tipo de complicidad del actor en un caso muy mediático que acabó cerrándose sin resolver por falta de pruebas un lustro después.

 

La difícil conquista de Hollywood

Delon era inigualable en Francia y una de las estrellas occidentales más famosas en Japón, pero también tenía intención de triunfar en Hollywood. A pesar de estar respaldado inicialmente por MGM, que intentó por todos los medios popularizarlo entre el público estadounidense, no tuvo mucho éxito ni con el thriller El último homicidio (1965), ni, ya en otros estudios, con la bélica Mando perdido (Los centuriones) (1966) o el western Texas (1966).

La chica de la motocicleta (1968), con Marianne Faithfull enfundada en cuero, demostró tener más tirón para promocionar la imagen como sex symbol de la actriz. Igual que la popularidad de Adiós, amigo (1968), del mismo año, impulsó ante todo la figura de Charles Bronson, con quien volvería a coincidir, junto a Toshiro Mifune Ursula Andress, en el western Sol rojo (1971), de Terence Young.

 

Delon y Belmondo

Fue una de las relaciones de rivalidad fraternal con más dinamita del cine francés sesentero. Alain Delon y Jean-Paul Belmondo eran el dúo imparable en la lucha por actor galo más importante de todos los tiempos. Belmondo era el icono irrompible de la Nouvelle Vague, pero a Delon no le faltaban papeles con lo más granado del cine de autor en la cresta de la ola.

Coincidieron en varias producciones -no siempre en pantalla: en la fragmentada Amores célebres (1961), Delon se quedaba en el segmento de Brigitte Bardot, una de sus parejas más habituales en pantalla- como la monumental ¿Arde París? (1966), de René Clément, pero no fue hasta Borsalino (Jacques Deray, 1970) cuando discutieron para ver quién aparecía acreditado primero; ganó Belmondo, por cierto.

Tras formar parte de la gran reunión cinéfila de Agnès Varda en Las cien y una noches (1995), Delon y Belmondo no repitieron dupla hasta los veteranos protagonistas de la farsa Uno de dos (1998), de Patrice Leconte, donde se disputaban la paternidad de Vanessa Paradis.

 

 

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   Pirata Oscar 

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