martes, 17 de junio de 2025

CULTURA, LA RAZÓN Y ARTE 41 (De Pancho Villa y Zapata a Lenin y Trotski: esta fue la gran década revolucionaria del siglo XX)

 

Esta semana en la sección de CULTURA, LA RAZÓN Y ARTE la entrada de este martes hablaremos sobre De Pancho Villa y Zapata a Lenin y Trotski: esta fue la gran década revolucionaria del siglo XX , esta semana conoceremos mejor un poco sobre la década revolucionaria del siglo XS, sobre estos personajes como eran Pancho Villa, Zapata etc....

 

De Pancho Villa y Zapata a Lenin y Trotski: esta fue la gran década revolucionaria del siglo XX 

 

 

 
Imagen que recrea a los líderes de la Revolución mexicana. Foto: 
Midjourney/Juan Castroviejo. - Imagen que recrea a los líderes de la Revolución mexicana  
 
 

En los años 10 del siglo pasado, cuatro revoluciones estallaron en puntos opuestos del planeta. Alguna consiguió cambiar de la noche a la mañana el escenario de su país, aunque ninguna fue definitiva, sino que abrió la puerta a otros conflictos internos. Estas fueron algunas de sus batallas más significativas 
 
 

Toma de Ciudad Juárez

 

Mayo de 1911

La toma de Ciudad Juárez significó el fin de una dictadura, la del general Porfirio Díaz, y la conclusión de una guerra relámpago –o, mejor dicho, una sucesión de guerrillas relámpago– surgida pocos meses atrás. En noviembre de 1910, el líder de la oposición a Díaz, el general Francisco Madero, había escapado de la ciudad de San Luis Potosí, donde se le mantenía en libertad bajo fianza por sedición, y buscado refugio en Texas. Desde allí, el 20 de noviembre, emitió el programa de gobierno que había elaborado en los últimos meses –el conocido como Plan de San Luis Potosí– y llamó al pueblo mexicano a la rebelión.

 

 


 

El llamamiento de Madero surgió tras años de intentar derrocar a Díaz por vías pacíficas. Nacido en el seno de una familia de pudientes agricultores de algodón, se había educado en Francia y Estados Unidos y en 1905 había comenzado su labor organizando clubes democráticos y publicando un periódico propio. Sentía, como otros muchos miembros de las clases comerciantes acomodadas, que el Porfiriato, iniciado en 1877 y solo interrumpido entre 1880 y 1884, había ido adquiriendo modos progresivamente dictatoriales –aunque lo cierto es que las represiones brutales formaron parte de su estructura desde el principio– y, lo que quizá era más importante, perdiendo efectividad a la hora de modernizar el país y su estructura económica.

Estalla la revolución

Su exilio forzado en Texas le llevó a la conclusión de que la insurrección armada era el único medio que les restaba para cambiar el gobierno, pero su llamamiento en principio no tuvo los efectos deseados y el apoyo norteamericano con el que esperaba contar nunca llegó. Entonces, de repente, cambiaron las cosas: en diciembre de ese año, muy poco después de la nueva investidura de Díaz, estalló un levantamiento popular en las montañas del este de Chihuahua, comandado por Pancho Villa y Pascual Orozco. A este siguió otro en Morelos, dirigido por Emiliano Zapata, y en las semanas siguientes continuarían las rebeliones en todo el país, a cargo de nombres menos conocidos en el folclore como Jesús Agustín Castro, Orestes Pereira o Calixto Contreras, con la fuerza suficiente como para que Madero decidiera regresar a México y ponerse al frente de la Revolución. Para abril de 1911, los revolucionarios tenían en su poder la mayor parte del campo mexicano.

 

Pancho Villa
 
 
Pancho Villa y Pascual Orozco fueron lugartenientes de Francisco Madero en la toma de Ciudad Juárez, pero actuaron por libre. Villa se llamaba en realidad José Doroteo Arango y fue uno de los grandes jefes de la Revolución mexicana. Foto: ASC.
 

Ciudad Juárez era su siguiente objetivo, y también sería la primera vez que los revolucionarios se enfrentarían a las fuerzas federales en una batalla abierta, en lugar de empleando la técnica de guerrillas, como habían hecho hasta entonces. Contaban a su favor con la superioridad numérica –2.500 soldados frente a 700 defensores–, pero en su contra jugaba la falta de entrenamiento militar de sus tropas, frente a la alta preparación de los hombres comandados por el general Juan Navarro.

La población era de gran importancia estratégica, entre otras cosas por estar pegada a la frontera estadounidense, y Madero llegó a ella junto con Villa y Orozco y lo dispuso todo para iniciar el ataque en la noche del 7 de mayo. Pero entonces ocurrió lo inesperado: un mensaje de Porfirio Díaz solicitando un alto el fuego e iniciar unas negociaciones para una eventual dimisión.

 

El asalto a la ciudad

Se produjo entonces una división entre las tropas rebeldes: Madero era partidario de posponer el ataque hasta las cuatro de la tarde del día 8, y así se lo ordenó a Villa y Orozco. Pero a las once de la mañana comenzaron a sonar disparos, y Madero llamó a Navarro para informarle de que los rebeldes estaban atacando la ciudad. Estaba claro que Villa y Orozco habían decidido actuar por libre y aprovechar el alto el fuego para avanzar. Madero no tardó en darse cuenta de que sus dos generales no tenían intención de obedecerle y no tuvo más remedio que seguirles la corriente.

 

Tropas revolucionarias entran en Ciudad Juárez
 
 
En la imagen, las tropas revolucionarias entran en Ciudad Juárez en mayo de 1911. Los maderistas se oponían a la dictadura del general Porfirio Díaz, conocida como el Porfiriato. Foto: ASC.
 

Navarro había tenido tiempo de preparar una sólida estructura defensiva con barricadas, trincheras y barreras de artillería, aunque andaba escaso de municiones. Sin embargo, los revolucionarios no quisieron arriesgarse en un ataque abierto. En lugar de eso, rodearon la ciudad por tres partes, salvo la que daba a la frontera con Estados Unidos, impidieron la llegada de refuerzos y cortaron el suministro de agua. Además, utilizaron dinamita para volar los muros de las casas más pegadas al exterior, lo que les permitió ir adentrándose en la ciudad a través de los agujeros.

El 9 seguían avanzando casa por casa, pero Navarro se negaba a rendirse, por lo que comenzaron a incendiar viviendas y edificios. En la mañana del 10, tras dos horas de fuego intenso alrededor de la iglesia de Guadalupe Hidalgo, los federales se replegaron a su cuartel; sin agua y casi sin municiones, Navarro vio que no le quedaba mas opción que izar bandera blanca y reunirse con los rebeldes para discutir los pasos de la rendición y toma de la ciudad.

 

División y guerra civil

Fue la primera gran victoria de los rebeldes, pero de ningún modo el fin de la Revolución. El 21 de mayo, Porfirio Díaz firmó los Tratados de Ciudad Juárez, por los que accedía a abandonar el poder y exiliarse. Antes de partir, pronunció una frase profética: “Madero ha liberado al tigre, ahora vamos a ver si puede controlarlo”. Y, efectivamente, no pudo.

Solo dos días después de convertirse en nuevo presidente, Zapata lo abandonó acusándolo de traidor por no estar dispuesto a adoptar las reformas sociales que había acordado. La Revolución no tardó en degenerar en una guerra civil que duraría más de diez años –durante los cuales Ciudad Juárez fue tomada dos veces más, en 1913 y 1919– y dejaría un millón de muertos; uno de ellos, el propio Madero, ejecutado en 1913, mientras que Díaz le sobrevivió dos años hasta que murió de viejo en su casa de París.

 

Levantamiento de Wuchang

 

Octubre de 1911

Si todos los imperios tienen un final, el de la monarquía china llegó el 10 de octubre de 1911, tras más de 2.000 años como forma de gobierno. También significó el final de los 268 años de reinado de la dinastía Qing y abrió la puerta hacia lo que durante un tiempo pareció que iba a evolucionar a un Estado moderno y democrático, antes de que se impusiera una nueva y triste realidad. Y el escenario de ese final fue la ciudad de Wuchang, en la provincia de Sichuan.

Durante los veinte años anteriores, China había vivido varios movimientos de reforma política contenidos de forma tajante por la tía del emperador Puyi, la emperatriz viuda Cixi, que era quien realmente llevaba el control del país. Algunas organizaciones apostaban por la vía pacífica; otras creían en una acción radical, como la Gong Jin Hui y la Sociedad Literaria, que llevaron a cabo un paciente proselitismo entre las filas militares. Cuando comenzó la Revolución de Wuchang, más de 5.000 soldados –un tercio del ejército local– se habían unido a estas organizaciones.

 

Emperatriz china Cixi
 
 
Retrato de la emperatriz viuda Cixi sentada en un sillón, obra del holandés Hubert Vos. Foto: Wikimedia Commons.
 

Antes de la revuelta de Wuchang se habían producido conflictos menores, saldados con una represión feroz. Por ejemplo, las protestas en Sichuan por el anuncio de nacionalización de los ferrocarriles dejaron treinta muertos entre los manifestantes. Los ánimos estaban más que caldeados cuando el 24 de septiembre de 1911 ambas organizaciones convocaron una conferencia en Wuchang en la que se planteó llevar a cabo el alzamiento el 16 de octubre, y los líderes Jiang Yiwu y Sun Wu fueron nombrados, respectivamente, comandante y jefe de Estado.

Todo se torció cuando, el día 9, Sun Wu sufrió un accidente mientras fabricaba bombas en la concesión rusa de Hankou; consiguió escapar, pero la policía rusa acudió al lugar y encontró abundante documentación sobre el levantamiento. Los revolucionarios no tenían más opción que llevarlo a cabo cuanto antes, y a las ocho de la tarde del día 10 se oyó el primer disparo en las calles de Wuchang. Poco después, el Nuevo Ejército tomó la armería de Chwantai y la oficina del virrey. Para la mañana siguiente, la ciudad estaba en poder de los revolucionarios, que anunciaron el establecimiento del Gobierno Militar de la República de China.

 

Tropas del Gobierno Militar en Hubei tras el triunfo del Levantamiento de Wuchang
 
 
Tropas representantes del Gobierno Militar en la provincia de Hubei (China) entre octubre y noviembre de 1911, tras el triunfo del Levantamiento de Wuchang y su extensión por todo el país. Foto: ASC.
 

Wuchang se convirtió así en el símbolo de la Revolución, gracias a que pudo resistir mientras las luchas se sucedían en el resto del país. Siete semanas después, otras quince provincias se habían unido al levantamiento. El 29 de diciembre, Sun Yat-sen, otro de los líderes revolucionarios, que fundó en 1905 la Tongmenghui (Liga Unida), regresó del exilio y fue elegido primer presidente provisional de la República de China. El 12 de febrero de 1912, la emperatriz regente Longyu firmó la abdicación de Puyi, de 6 años de edad, en su nombre.


Alzamiento de Pascua

 

Abril de 1916

El Alzamiento de Pascua tuvo lugar en Dublín entre el lunes 24 y el sábado 29 de abril de 1916. Fue una rebelión contra el dominio inglés, derrotada tras una rápida respuesta británica. Irlanda estaba entonces gobernada por el Partido Parlamentario, liderado por John Redmond, que en 1914 había dado pasos significativos en favor de la Home Rule, por la cual el Parlamento irlandés, trasladado a Londres a raíz del Acta de Unión promulgada en 1800, regresaría a Dublín; pero el retorno fue pospuesto por el estallido de la Primera Guerra Mundial.

 

John Redmond
 
 
El político irlandés John Redmond, líder del Partido Parlamentario entre 1900 y 1918. Foto: Wikimedia Commons.
 

Redmond pidió al pueblo fidelidad a Inglaterra, pero los líderes independentistas más radicales vieron una oportunidad, pensando que el gobierno británico estaría demasiado ocupado con la guerra para organizar una defensa efectiva de Irlanda. El Sinn Féin llegó incluso a contactar con los alemanes para conseguir armas a cambio de facilitarles la entrada en Gran Bretaña.

El Alzamiento fue planeado por el consejo militar de la Hermandad Republicana Irlandesa y lucharon en él los Voluntarios Irlandeses, el Ejército de Ciudadanos de Irlanda y el Consejo de Irlandesas Cumann na mBan; entre todos reunieron a unos 1.200 combatientes activos, y sus dirigentes redactaron una Proclamación de la República de Irlanda. El plan inicial señalaba el domingo 23, pero hubo retrasos: los rebeldes recibieron órdenes contradictorias y el cargamento alemán de armas que tenía que haber desembarcado en la costa de Kerry nunca llegó. Al final, se pospuso al lunes.

Los independentistas consiguieron ocupar edificios clave como la Oficina de Correos o el complejo de edificios industriales al lado del Gran Canal conocido como Bolland’s Mill, pero no lograron hacerse con el cuartel general de la Administración británica, situado en el Castillo de Dublín, ni con el arsenal que se guardaba en el Trinity College. También fracasaron en su intento de controlar las estaciones de tren y los muelles, dejando así el campo abierto para la llegada de las tropas inglesas, que comenzó el mismo lunes por la tarde.

 

El soñador rebelde, que recrea el Alzamiento de Pascua
 
 
Escena de la película El soñador rebelde (1965, Jack Cardiff y John Ford) que recrea el Alzamiento de Pascua de 1916, con soldados y civiles combatiendo en las calles de Dublín. Foto: Getty.
 

Se estima que unos 20.000 soldados británicos lucharon contra los 1.200 rebeldes, que resistieron varios días a base de fuego de rifles, francotiradores y explosivos de fabricación casera. La batalla costó 485 muertos, el 54% de los cuales fueron civiles; el mayor tenía 82 años, el menor 22 meses. El centro de Dublín quedó prácticamente en ruinas. Todo ello, junto con la represión que siguió al Alzamiento de Pascua, contribuyó a radicalizar al pueblo irlandés contra los británicos invasores. Se había terminado de prender una mecha que tardaría muchas décadas en apagarse.

Toma del Palacio de Invierno

 

Octubre de 1917

Publicitada hasta la saciedad por el régimen soviético e inmortalizada por maestros del cine como Eisenstein, la realidad de la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques en octubre de 1917 tuvo más de trámite que de verdadera revolución. No hubo masas que se lanzaran hacia sus muros, no hubo héroes que pagaran con sus vidas el exponerse al fuego de los defensores; por no haber, no hubo apenas resistencia. Sí hubo ruido y cañonazos, pero casi en sordina, y su efectividad quedó limitada a darle a la máquina de propaganda de la naciente URSS algo en lo que hincar el diente.

Dentro del levantamiento comandado por Lenin y Trotski, el Palacio de Invierno era un símbolo imprescindible: la antigua residencia del zar, depuesto en febrero de ese año, albergaba ahora al inestable gobierno provisional formado por socialistas y liberales, y necesitaban su arresto para poder proclamar la toma del poder, aunque ese gobierno –como su presidente, Aleksandr Kérenski– se encontrara en una situación de debilidad extrema. Lenin había sido de los pocos en percatarse de aquella situación y luchó hasta imponer, frente a sus camaradas más prudentes, la conveniencia de un derrocamiento inmediato.

 

Lenin y Trotski
 
 
Una de las pocas imágenes de ambos dirigentes durante la Revolución bolchevique. Lenin enfermó y murió en 1924 y Trotski fue perseguido por Stalin y asesinado por orden suya en México en 1940. Foto: Getty.

 

Ultimátum de Lenin

El 24 de octubre, la impotencia de Kérenski quedó patente cuando decretó la clausura de dos diarios bolcheviques y ordenó al buque de guerra Aurora alejarse de su posición, demasiado próxima al Palacio, y Trotski revocó ambas órdenes sin complicaciones. A lo largo del día, el Palacio fue recibiendo a partidarios del gobierno dispuestos a organizar su defensa; para el mediodía del 25 estaba previsto el Segundo Congreso de los Soviets, y Lenin había dejado claro que quería el edificio tomado para entonces. Los últimos intentos de Kérenski de lograr apoyo en el Parlamento se resolvieron con un nuevo fracaso.

Mientras el gobierno se refugiaba en el Palacio, el presidente huyó de Petrogrado en dos automóviles requisados para reunirse con las tropas leales. En la madrugada del día 25, Trotski dio la orden de tomar el Palacio. Durante toda la noche, los bolcheviques habían ido ocupando sin excesivos conflictos el Banco Estatal de Petrogrado, las estaciones de tren, la estación de telefonía, las comisarías de policía o el Palacio de Ingenieros; les bastó con comunicar a los guardias leales el cambio de gobierno en nombre del Comité Militar Revolucionario (CMR) –organismo creado a mediados de octubre– para que estos entregaran las armas. Varios testimonios coinciden en la débil repercusión del proceso revolucionario en la rutina diaria: los tranvías funcionaban, las tiendas abrían, los espectáculos seguían representándose.

 

Kérenski
 
 
Kérenski, abogado y dirigente revolucionario ruso, de tendencia socialista jugó un papel clave en la caída del zarismo y fue a su vez depuesto por Lenin. La fotografía fue publicada en la revista La Ilustración en 1917. Foto: Getty.

 

Cae el gobierno provisional

El Palacio de Invierno era el último obstáculo, y resistió más de lo que nadie (incluidos sus propios defensores) habría podido pensar: la idea inicial de bombardearlo desde la Fortaleza de San Pedro y San Pablo se pospuso debido, primero, a la falta de cañones que funcionaran y, después, a la de munición adecuada, y los marineros del Báltico que debían reforzar los efectivos del CMR sufrieron un retraso de varias horas. Mientras la ira de Lenin crecía y amenazaba con fusilamientos, estaba claro que el comienzo del Congreso no podía aplazarse más: a las dos y media de la tarde se celebró una sesión extraordinaria, en la que Trotski declaró el fin del gobierno provisional y aseguró que el Palacio “caería en breves instantes”.

Tardó un poco más. Las fuerzas con que contaba para su defensa sumaban unos 3.000 efectivos entre cadetes, cosacos y las mujeres del Batallón de Asalto de la Muerte. Poco después de las 18:00, un buen número de cadetes escapó del Palacio, y dos horas después se les unieron 200 cosacos. A las 21:40, el Aurora soltó un primer cañonazo de fogueo para señalar el inicio del ataque; el estruendo terminó de hundir los ánimos de los no más de 300 defensores que quedaban.

El enfrentamiento se limitó a las cargas de artillería lanzadas desde la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, en la otra orilla del río Neva. El resto de la toma se llevó a cabo con una relativa tranquilidad; tanta, que un grupo de doce militares del CMR, comandado por Vladímir Antónov- Ovséyenko, entró tranquilamente por una puerta abierta y desguarnecida y, en su deambular, no halló más oposición que lo que restaba de unas tropas agotadas, desilusionadas y prestas a rendirse. 

 

El asalto del Palacio de Invierno
 
 
Este dibujo de Valerian V. Shcheglov se titula El asalto al Palacio de Invierno y data de 1936. En realidad, la toma de este edificio de Petrogrado en octubre de 1917 no resultó tan heroica y lucida, porque apenas halló resistencia. Foto: Getty.
 

Por fin, en una de las salas encontraron al gobierno provisional. Hubo una gran desilusión entre los bolcheviques al darse cuenta de que Kérenski no estaba entre los detenidos; aunque hubo algunas propuestas de matar allí mismo a todos los miembros del gabinete a golpes de bayoneta, al final se optó por mantener la disciplina y fueron llevados como prisioneros a San Pedro y San Pablo.

Con el gobierno cayó todo vestigio de invulnerabilidad del Palacio. John Reed, el periodista norteamericano que cubrió –y embelleció– la Revolución, escribiría que los intentos de robo fueron impedidos por Antónov. La realidad, según han descrito fuentes menos parciales, fue más prosaica y desagradable, y las víctimas materiales del pillaje incluyeron muebles, cuadros y tapices, además de las añadas más venerables de la espléndida bodega de los zares.

La toma del Palacio de Invierno no fue el final de la Revolución, sino el principio de una guerra civil que se extendería por toda Rusia y que concluiría con el triunfo bolchevique en 1921.

 

 

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   Pirata Oscar 

Esta Rojita tiene flor

 

 
España Sub-21
 
2
 
Mikel Jauregizar 84', Roberto Fernández 87'
 
 
Rumanía Sub-21
 
1
 
Louis Munteanu 3', Vladislav Blanuta 83'
 
 
 
 
Europeo Sub-21 | España 2 - Rumanía 1
 
 
 
 
 

La Sub-21 vuelve a ganar de manera agónica su segundo partido del Europeo. España remontó a Rumanía con goles Jauregizar y Roberto en el 85′ y 89′. 

 

Ya lo dijo Santi Denia tras la victoria agónica ante Eslovaquia en la primera jornada: “Vamos a sufrir en todos los partidos”. Así fue en el debut del Europeo, donde la Sub-21 logró los primeros tres puntos ante la selección anfitriona en el descuento, y así fue en la segunda fecha ante Rumanía, donde la moneda volvió a caer de cara. España remontó con goles de Roberto y Jauregizar en un final de infarto y selló su billete a cuartos después de que Italia, con la que se jugará la primera plaza el próximo martes, ganase en el otro encuentro del grupo a Eslovaquia. 

 

A remar desde el principio

Como era de esperar, el único cambio respecto al once del estreno ante Eslovaquia fue la entrada en el lateral zurdo de Hugo Bueno en lugar del ya ausente Gerard Martín. Denia deberá rezar cada noche para que el del Feyenoord, único zurdo del equipo, no pille un constipado que deje a la Rojita huérfana de especialistas en esa posición. Y también porque mejore su entendimiento con Mosquera. Entre el central y lateral facilitaron el primer gol de Eslovaquia el miércoles y otro fallo en las marcas en el 5’ permitió a Rumanía adelantarse en el marcador. Munteanu cogió la espalda de ambos en una contra y no se lo pensó dos veces tras recibir de Borza. Su latigazo acabó en la escuadra. El drama pudo ser mayor si Ilie hubiera rematado un centro desde la derecha en el área pequeña con Iturbe ya vencido, pero, esta vez sí, Bueno llegó para evitar el 0-2.

Rumanía puso el partido donde quería. Se replegó y espero para salir a la contra. Diego López y Joseph tuvieron las primeras ocasiones con remates al primer toque. El del Valencia falló en el 18’ un gol cantado, sin portero, pero estrelló el balón en Mateu Ilie, último bastión rumano en la línea de gol.

Tárrega, salvador en el debut, volvió a demostrar su importancia a balón parado en el 22’. El mismo Ilie le agarró en un córner y el VAR avisó al holandés Van der Eijk del penalti. Joseph, goleador de La Rojita, intentó ajustarlo tanto que la mandó a la derecha de la portería. A la media hora, Pubill mandó otro balón al poste que parecía certificar que no era el día España. 

 

Asedio tras el descanso

La defensa cerrada de Rumanía obligaba a España a entrar por las bandas, por lo que Denia optó por cambiar de sistema, del 4-3-3 al 4-4-2, e introdujo tras el descanso a Moro, centrador, y Roberto, rematador, por Pubill y Pablo Torre, del que se espera mucho más. La sombra de Fermín es alargada y se ciñe sobre su compañero del Barça, obligado a dar un paso adelante en los próximos compromisos.

El asedio fue total. Rumanía se hundió tanto que Tárrega y Mosquera se instalaron casi en la media luna rival siendo los últimos hombres. Jauregizar y Jesús Rodríguez se sumaron al zafarrancho pasada la hora de juego. Bueno, Mosquera, Roberto, Mateo, Jauregizar... Todos ellos rondaron el gol del empate sin suerte y convirtieron a Sava, portero rumano, en el mejor jugador de la tarde. Moro fue quien anduvo más cerca, pero se topó con el larguero.

En el último cuarto de hora también entró Moleiro y Rumanía dio un susto casi mortal a la contra. Por suerte, el remate de Stoica se marchó fuera por poco. Ahí apareció la flor de Santi Denia. Jauregizar, con una folha seca, anotó el gol del empate en el 85’, un minuto después de que los rumanos se quedaran con diez por la expulsión de Blanuta tras una brutal entrada sobre Mosquera. 

La euforia final llegó en el 89’, esta vez con Roberto en el papel de héroe. El del Espanyol remató en el área un centro de Moro desde la izquierda y dio la victoria a la Rojita, que ya está en cuartos de final. 

 





 


 

 

 

 
 
 
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 ¡Este es el once de España para el segundo partido de la #U21EURO !

El cambio obligado de Hugo Bueno por el lesionado Gerard Martín, 

única novedad de Santi Denia. 

🇪🇸🇷🇴 España - Rumanía, a las 18h. en @la2_tve y @rtveplay

 

 

 

 🔥 MIKEL JAUREGIZAR

GO-LA-ZO del jugador español 

para poner el empate en el marcador. #U21EURO

 

 

 ROBERTO FERNÁNDEZ CON TODO.

Saltando de forma extrañísima. Rematando con la rodilla. 

Marcando con el alma. 

¡España remonta en dos minutos con dos goles 

para poner pie y medio en cuartos del #U21EURO!

 

 

 

 🗣️ Santi Denia, tras la remontada a Rumanía: 

"Igual no somos los más fuertes, los más rápidos, p

ero el jugador español entiende el juego"

La victoria de España le deja con 6 puntos 

y un pie en cuartos de final #U21EURO

 

 

 


 

 

 

Selección Española Masculina de Fútbol

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 🔙 Hoy volvemos al lugar donde todo empezó.

🛤 El camino es conocido. ¡Vamos a por más!

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  𝐗𝐈 | ¡Con este once buscaremos la segunda vitoria!

🕕 18:00 📺 @la2_tve

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 🙌🏼 ¡Que sí! ¡¡Que 𝗘𝗦𝗧𝗔𝗠𝗢𝗦 𝗘𝗡 𝗖𝗨𝗔𝗥𝗧𝗢𝗦!!

⚔ El martes nos jugaremos ser primeros de grupo contra @Azzurri

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 📹 𝗥𝗘𝗦𝗨𝗠𝗘𝗡 | 🇪🇸 2-1 🇷🇴 | 𝗦𝗨𝗕-𝟮𝟭

⚽ 0-1 | Louis Munteanu (4')
⚽ 1-1 | Mikel Jauregizar (85')
⚽ 2-1 | Roberto Fernández (88')

🏆 J2 #U21EURO

🏟 Estadio Nacional

📍 Bratislava

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 🎙 "Tenemos un perfil de jugadores para una idea de juego".

➡ "La constancia y creer hasta el final es de alabar. El mensaje es ser un equipo".

🗣 Santi Denia, seleccionador nacional sub-21.

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lunes, 16 de junio de 2025

Un día como militares navales grabando 'Marusía', la nueva serie de Telecinco: “Ojalá coincidir con la princesa Leonor”

 


Elenco completo de la serie 'Marusía. Vientos de Honor' Mediaset - Jaime Olmedo

 

  • Nos adentramos en el rodaje de 'Marusía. Vientos de Honor', la nueva serie de Mediaset España y Unicorn Content para el prime time de Telecinco que está inspirada en la vida y el día a día de los aspirantes y oficiales de la Escuela Naval Militar de Marín, donde se formó la princesa Leonor. Visitamos sus decorados reales y recreados, y charlamos con sus creadores, protagonistas y auténticos guardamarinas españoles

 

Con la reciente incorporación de la princesa Leonor a la formación militar -tras completar su primer año en la Academia General Militar de Zaragoza y dar el salto a la Escuela Naval Militar de Marín-, el interés mediático por las Fuerzas Armadas ha crecido notablemente. Este contexto ha sido el caldo de cultivo ideal para la puesta en marcha de Marusía: Vientos de Honor, la nueva y ambiciosa serie de Telecinco que ha decidido sumergirse en uno de los pilares menos explorados de la identidad española contemporánea: la vida en la Armada Española, vista desde dentro.

Producida por Mediaset en colaboración con Unicorn Content, la productora de Ana Rosa Quintana que sigue en la ficción tras el éxito de El Marqués; y también junto a la productora gallega CTV, la ficción es una creación de Ignacio del Moral (El Marqués), Begoña Álvarez (Desaparecidos) y Laura Belloso (El Internado), a partir de una idea que tuvo hace dos años Manuel Villanueva, el que fuera número 2 de Paolo Vasile como director de contenidos.

La ficción, que se presenta como un “drama clásico”, está ambientada en la vida y en el día a día de los aspirantes de la Escuela Naval Militar de Marín, el centro donde se forman los futuros oficiales de la Armada Española. La trama de la misma es sencilla a la par que atractiva: El nuevo curso comienza en la Escuela Naval marcado por la muerte de una alumna en el curso anterior. Oficialmente, se trata de un suicidio; extraoficialmente, muchas preguntas han quedado sin respuesta.

Teresa Ibarra (Lucía Jiménez), la recién nombrada comandante directora de la Escuela, no solo se enfrenta a las consecuencias del suceso, sino que además debe investigar sus causas. Para ello, se ve obligada a colaborar con el teniente coronel Jorge Carvajal (Alfonso Bassave), encargado de esclarecer los hechos, cuya presencia le hace revivir traumáticos recuerdos y enfrentarse a unos conflictos internos que creía haber dejado atrás. Estas interacciones con el teniente coronel la harán poner en jaque su matrimonio consolidado y feliz con el Capitán de Corbeta Gonzalo Galán (Miquel Fernández).

Paralelamente, Carmela (Paloma Stewart), Jahzara (Edith Martín-Val) y Renata (Carmen de la Vega), tres jóvenes procedentes de diferentes entornos sociales y con distintas motivaciones, ingresan en la Escuela dispuestas a labrarse un futuro en la Defensa Naval. Allí no solo se enfrentarán a las dificultades académicas y a la rígida jerarquía militar, sino también a una exigente instrucción, dirigida por el guardiamarina de cuarto curso que es su brigadier, Iván Navarro (Álex Medina), y a la presión psicológica que supone asumir valores y conductas muy diferentes a las de su vida anterior.

A todo ello se suman los conflictos derivados de sus complejas historias personales y sus fuertes personalidades. Más allá de los muros de la escuela, el pueblo de Marín y la comunidad pesquera de la Ría tendrán también presencia en las tramas. Y tanto dentro como fuera de la escuela, el mar será escenario y testigo de las historias y secretos de los personajes, unas veces como aliado generoso y otras como enemigo implacable.

Para ver cómo se construye la historia de lo que pasa dentro los muros de la Escuela Naval Militar de Marín, en la que durante años se han formado a los oficiales de la Armada española, y la que fue la 'casa' de la princesa Leonor antes de subirse el pasado mes de diciembre a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano, verTele se ha colado en sus instalaciones y ha sentido por un día los valores que los guardamarinas llevan tatuados en el ADN: Honor, Valor, Disciplina y Lealtad.

 

 

 

Miquel Fernández, Lucía Jiménez y Alfonso Bassave rodaje 'Marusía' Mediaset - Jaime Olmedo

 

Colaboración y asesoramiento de la Armada Española

Marusía. Vientos de Honor se encuentra finalizando el rodaje de su primera temporada, compuesta por ocho capítulos, por distintas partes de Galicia. A pesar de que no se ha confirmado una fecha de estreno, se espera que llegue a Telecinco en 2026. Y es que desde la cadena querían apostar por un género de profesiones que ya les dio alegrías en sus épocas pasadas. “Llevábamos bastante tiempo queriendo hacer una serie profesional al estilo de Periodistas u Hospital Central, un género en desuso, pero que nos dio muchas alegrías en el pasado”, asegura Ghislain Barrois, director de la División de Cine, Ficción, Derechos y Distribución de Mediaset España; en el rodaje de la ficción.

De esta manera, la cadena y productora deciden ahondar en el universo de los oficiales de la Armada, un lugar donde nadie había puesto la mira desde Botón de ancla, la película dirigida por Miguel Lluch en 1961, y menos para contar el día a día de unos adolescentes marcados por unos valores y unas fuertes aspiraciones.

Y así es como nace Marusía. Vientos de Honor, la primera serie de televisión que asume el desafío de acercarse al entorno de la Armada Española, buscando, por un lado, “ofrecer una mirada que ayude a conocer mejor esta institución única y fascinante, sus valores, su funcionamiento, la manera de ver la vida de quienes forman parte de ella y su enorme capacidad de disciplina y sacrificio”, como presenta Mediaset; y por otro hacerlo a través de personajes “cercanos, familiares y singulares, y de una serie de historias que compaginan el rigor y el respeto con las necesarias dosis de drama, intriga y emoción que exige la ficción”, cuenta la cadena. Para ello, la Armada Española proporcionó asesoramiento con el objetivo de que la historia fuera lo más verosímil y realista posible.

El desafío era “delicado”, en palabras de Ghislain Barrois, pues el objetivo era encontrar el “equilibrio perfecto” entre “retratar la realidad de la Escuela” y “hacer una serie trepidante con muchas tramas, giros y una historia de amor”. “¿Qué sería de una serie española sin un poco de salseo? Si no, no habría serie”, apunta con humor Alfonso Bassave, confirmando el triángulo amoroso que se va a formar entre su personaje, el de Lucía Jiménez y el de Miquel Fernández. “Hay un pasado entre Teresa y mi personaje. Coincidieron en un secuestro en Somalia que les unió mucho, y ahora por cosas del destino vuelven a trabajar juntos”, avanza el actor.

 

 

 

Lucía Jiménez en el rodaje de 'Marusía' Mediaset - Jaime Olmedo

 

Más allá de la parte ficcionada, la productora ejecutiva y creadora Begoña Álvarez declara que la ayuda de la Armada ha sido “fundamental” para poder sacar el proyecto adelante con la exactitud precisa: “Sin su asesoramiento estaríamos haciendo otra serie que nada tendría que ver con esta”.

Desde los primeros borradores del guion, los creadores de la serie buscaron el máximo rigor. No querían caer en estereotipos ni recrear una imagen distante o deformada de la vida militar. En su lugar, optaron por lo difícil: contar una historia profundamente humana, ambientada en los entornos reales donde los marinos viven, sirven y se sacrifican. Para ello, la colaboración con el Ministerio de Defensa, y en particular con la Armada Española, fue determinante. No solo se permitió el acceso a instalaciones reales, sino que se puso a disposición de la producción asesores técnicos militares, quienes estuvieron presentes durante el rodaje para asegurar que cada maniobra, saludo, uniforme y procedimiento fuera retratado con autenticidad.

“Tienes que estar a la altura no solo a nivel físico, sino también a nivel protocolario, que es muy importante. Cómo se mueven, la jerga que usan, cómo se colocan en cada sitio... Yo me paso el día recta cada vez que rodamos en el despacho, acabo con un dolor de espalda...”, confiesa la actriz Lucía Jiménez.

Por otro lado, el equipo de vestuario trabajó en estrecha colaboración con asesores militares para asegurar que los uniformes, insignias y detalles fueran fieles a los que usan los verdaderos aspirantes de la Armada. La fidelidad visual se convirtió en una prioridad absoluta para el equipo artístico, que entendía la importancia simbólica de retratar con respeto a la institución.

 

Saludos militares al creer que eran oficiales de verdad

En esta línea, Jiménez cuenta la divertida anécdota de que los alumnos reales en la Escuela Naval la confundían con una oficial de verdad y no paraban de saludarla. “El primer día decía: '¿¡Qué!?', pero ellos ven un alto mando y están obligados a saludar”, detalla.

 

 

 

Capitán de Corbeta Eduardo Delgado y Begoña Álvarez, creadora y productora ejecutiva de 'Marusía' Mediaset - Jaime Olmedo

 

La intérprete agradece la ayuda de los oficiales para preparar su papel, el de comandante directora, siendo ella la primera mujer en la historia que alcanza esa graduación. “Es una responsabilidad llevar este cargo, y más siendo la primera mujer, por eso preguntaba todo. Pedro Cardona [actual comandante director de la Escuela Naval] es majísimo. Le avasallaba a preguntas sobre las cosas que hacía diariamente, cómo actuaba con la gente, qué es lo que hacía en el despacho. Aunque yo me apoyé más en su secretario, el Capitán de Corbeta Eduardo Delgado”.

“Hemos velado porque todo se hiciera lo más fiel posible a la realidad. Las terminologías o costumbres son algo que están cuidados por nuestra parte, y se han unido a esa exigencia de ser lo más puristas posibles”, agrega por su parte el Capitán.

 

Dos semanas como aspirantes militares para prepararse

En un movimiento audaz que marca un giro en su estrategia de ficción, Mediaset ha decidido arriesgar, sacudir las viejas fórmulas y apostar por rostros frescos, prácticamente vírgenes ante las cámaras del gran público. De este modo, los nombres elegidos para capitanear este nuevo rumbo en la trama juvenil son los de Carmen de la Vega y Paloma Stewart, dos actrices noveles que llegan pisando fuerte en la industria cinematográfica y que prometen sorprender.

Junto a ellas, Álex Medina y Edith Martín-Val, intérpretes con una trayectoria más consolidada en televisión, aunque este también es su primer gran proyecto. Todos ellos forman el cuarto protagonista: un elenco sin el brillo rutilante de las estrellas habituales, pero con el misterio del descubrimiento, de lo aún no contado.

“Aplaudo lo que ha hecho Mediaset porque ha apostado por un perfil de calidad. Son muy jóvenes, pero son muy trabajadores y tienen un nivel de entrega absoluto, están muy centrados y la generación de ahora viene con una formación increíble. Por lo que aplaudo esta decisión que ha llevado a cabo la cadena”, declara Lucía Jiménez sobre los protagonistas.

A diferencia del resto del elenco, estos cuatro jóvenes y los figurantes tuvieron una preparación militar meticulosa de dos semanas dentro de la Escuela Naval, como si fueran unos aspirantes de primer grado más. Cada uno fue entrenado en aspectos básicos del protocolo militar, marchas, formaciones, saludo reglamentario y comportamiento dentro de un entorno castrense.

 

 

 

Imagen de Álex Medina en el rodaje de la serie 'Marusía' Mediaset - Jaime Olmedo

 

El Capitán de Corbeta Eduardo Delgado fue el responsable de preparar a los actores y figurantes antes del inicio del rodaje a finales de marzo. “Cuando llegaron a la Escuela Naval Militar parecían recién llegados de otro planeta”, comenta entre risas. “Los tratamos como si fueran verdaderos cadetes, y poco a poco los fuimos metiendo en este mundo tan ajeno para ellos, desde el lenguaje que se utiliza hasta las reglas de comportamiento. Fue una auténtica inmersión, y espero que algo de nosotros se les haya quedado”.

Ha sido muy intenso, nos quedamos a dormir allí una noche, nos despertaron a las 6:40 horas de la mañana gritando que teníamos diez minutos para ducharnos, afeitarnos, ponernos el uniforme y estar abajo formando. Antes de desayunar tuvimos que ponernos a correr, y luego realizar todas las actividades que ellos hacían a lo largo del día para tener un primer contacto y luego poder desarrollarla en la serie lo mejor posible”, relata Álex Medina.

Para los estudiantes de primer grado, conocidos comúnmente como 'novatos', la adaptación es intensa desde el primer día. La rutina diaria está diseñada para forjar carácter, disciplina, fortaleza física y mental, valores esenciales en la formación de un futuro oficial naval. Desde el toque de diana, que suena antes del amanecer, los cadetes deben estar listos para afrontar una jornada exigente. No hay tiempo para la duda ni la lentitud: en la Escuela Militar Naval, todo se hace corriendo. Desde desplazarse entre aulas, comedores, campos de entrenamiento o formaciones, los estudiantes de primer grado deben moverse al trote o en carrera, sin excepción. Este ritmo constante no solo busca desarrollar resistencia física, sino también inculcar puntualidad, eficiencia y un sentido del deber inquebrantable.

“Me llamó bastante la atención que los chicos de primer grado van corriendo a todos lados, no caminan. Los ves correr de un lado para otro por toda la Escuela; y eso sin contar cuando tienen que hacer Palos (sanción disciplinaria que consiste en dar la vuelta corriendo a la rotonda donde se encuentra un Palo Mayor de un barco)”, señala Carmen de la Vega.

Por su parte, Paloma Stewart confiesa que lo que peor llevó fue aprender a desfilar con el fusil, ya que pesa unos nueve kilos: “Cuando les vemos desfilar por la televisión, dices '¡Ay, qué bonito!'. Pero porque no eres consciente de lo difícil que es hacer eso, y de lo muchísimo que pesa”, explica.

 

 

 

Edith Martínez, Carmen de la Vega y Paloma Stewart en el rodaje de 'Marusía' Mediaset - Jaime Olmedo

 

La princesa Leonor, “presente” en el rodaje

“Llama la atención el parecido que tienes con la princesa Leonor”, le comentan los periodistas a la joven actriz Paloma Stewart, quien se ruboriza al escuchar estas palabras. “Nos hubiera encantado coincidir en el rodaje con ella, es algo que siempre decíamos cuando nos enteramos de que estábamos en la serie. Nos mandamos vídeos de ella entre nosotras”, remarca. Pero eso no va a ser posible, ya que el rodaje comenzó el marzo y acaba en julio, justo cuando la princesa hará su esperado regreso, tras seis meses surcando los mares a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano.

El Capitán de Corbeta dice que durante la instrucción de su alteza ella ha sido “una más”. “Aquí no hay diferencia de clases. Los tratamos a todos por igual. De hecho, la veías yendo con el resto de sus compañeros y no sabías si era o no la princesa”.

 

El edificio Faraday, un personaje más en la historia

La magia del cine y la televisión nos llevó esta vez hasta Vigo, concretamente hasta dos lugares clave, la Escuela de Transmisiones y Electricidad de la Armada (ETEA), también conocido como edificio Faraday, y La Escuela Naval Militar de Marín.

La ETEA no fue simplemente un fondo arquitectónico o una localización funcional: fue tratada como un personaje más dentro de la ficción, con una presencia que aporta contexto, simbolismo y verosimilitud al relato. El guion de Marusía. Vientos de Honor sitúa parte de su trama en un centro de formación naval donde jóvenes provenientes de distintas partes del país inician su camino hacia una carrera marcada por el sacrificio, el compañerismo y el compromiso con el servicio.

La elección de esta escuela no fue casual. Fundada en el siglo XX y con una larga trayectoria de excelencia técnica y humana, la ETEA representa el cruce entre tradición y modernidad que la serie quiere retratar. Allí Inés Rodríguez, la directora de arte, desplegó toda su magia, y convirtió lo que era un auténtico edificio abandonado, convertido en una selva, en una recreación de la Escuela Naval. No sin antes pasar por caja, y es que la productora paga un alquiler mensual a la Universidad de Vigo (propietaria del inmueble) para poder usarlo.

“Nos alquilaron una selva. Cuando llegamos, esto parecía Jumanji, con la vegetación entrando por las ventanas, goteras en el tejado, cascotes por todas las esquinas...”, apunta Begoña Álvarez. “Estuve un tiempo estudiando la Escuela Naval, tuve acceso a todos los espacios para luego poder reconstruirlos aquí. Tardamos en levantar todo esto tres meses”, añade por su parte la directora de arte, quien hizo un magnífico trabajo al calcar las camaretas de los alumnos de primero a cuarto, los despachos de los oficiales, aulas de clase y casino; entre otras cosas.

 

 

 

Imagen del Palo Mayor en la Escuela Naval Militar Mediaset - Jaime Olmedo

 

La ambientación cautiva por su minuciosidad, rozando lo exquisito en su cuidado del detalle: desde la tipografía de los carteles hasta la elección precisa del mobiliario, todo parece extraído de una época detenida en el tiempo. Como guiño a la realidad, en una de las paredes de los despachos ficticios cuelga, solemne, el listado auténtico de los directores que alguna vez lideraron la Escuela Naval, recordándonos que la ficción, a veces, respira con el pulso de la historia.

Tras la pausa de la comida, y fuera de esos muros que aún guardan ecos de órdenes y marchas, una veintena de figurantes ataviados como aspirantes a oficial de la Armada española dan cuerpo a la escena con una precisión casi coreográfica. En el centro de la acción, Álex Medina metido en el papel de Iván Navarro, el brigadier de cuarto curso que pasa revista a los uniformes de los aspirantes de primero, se mueve con aplomo, sosteniendo el peso del momento como coprotagonista, mientras alrededor el equipo técnico se entrega con rigor y paciencia al arte de repetir y perfeccionar, hasta que el director, finalmente, detiene el tiempo con un simple “¡buena!”.

 

 

Imagen del rodaje de 'Marusía' Mediaset - Jaime Olmedo

 

La Escuela Naval Militar convertida en un set de rodaje

Si un 50% de las escenas fueron filmadas en la Escuela de Transmisiones y Electricidad de la Armada (ETEA), un 25% lo fueron en numerosas localizaciones de las Rías Baixas: Marín y Vigo, sobre todo, pero también Cangas, Moaña, Redondela, Tui, Pazos de Borbén, A Lama; y el otro 25% se ha llevado a cabo Escuela Naval Militar de Marín, cuna de generaciones de oficiales marineros desde 1943.

La productora no ha escatimado en autenticidad. La Escuela, que normalmente acoge a los futuros oficiales de la Marina, se ha adaptado con un respeto casi litúrgico a la filmación, y viceversa. En vez de alterar, el equipo ha optado por convivir con el ritmo marcial de la institución. Así, entre uniformes reales y salvas de cortesía, los actores ensayan bajo la misma atenta mirada con la que los alférez de navío estudian la doctrina naval.

“Cuando nos planteamos hacer una serie que rindiera homenaje al espíritu naval español, supimos que teníamos que filmar aquí algunas escenas, y ellos nos han abierto las puertas de su casa encantados”, recalca Begoña Álvarez. Allí principalmente se han rodado exteriores: izadas de bandera, recibimiento de los nuevos alumnos, entrenamientos físicos al amanecer, desfiles o formaciones en fila. Pero también algunos interiores como el gran comedor o las aulas de simuladores de navegación.

Cuando entramos por la Puerta de Carlos I ya se pueden sentir los valores que la representan: Honor, Valor, Disciplina y Lealtad. A pesar de encontrarnos todavía en pleno curso escolar, la Escuela está completamente vacía, todos sus alumnos están en la mar realizando sus prácticas. Tienen que regresar antes del día 16 de julio, el día del Carmen, su gran acontecimiento anual, donde se visten de gala.

 

 

 

Escuela Naval Militar de Marín Mediaset - Jaime Olmedo

 

Lucía Jiménez nos confiesa que, al pisar por primera vez la Escuela Naval de Marín, lo que más la sobrecogió fue la atmósfera casi sacra que envuelve el lugar: “El respeto allí se respira como en un templo. Es como cruzar el umbral del Duomo de Florencia. Para ellos, es un santuario. Todo se honra, todo se cuida”. Y añade, con admiración, que quienes allí se forman “son personas excepcionales, entregadas por completo a España, como si lo llevaran inscrito en la sangre”.

Dentro de los muros de la Escuela Naval, la vida se rige por una disciplina férrea y rigurosa. Los horarios son implacables, la pulcritud es un deber constante, y la jerarquía, una ley sagrada que se acata sin protesta. Pero no se trata únicamente de una formación militar: allí se forja un conocimiento vasto y profundo.

Los cadetes regresan no solo con el temple del soldado, sino también con el saber del ingeniero. Dominan materias técnicas, náuticas, astronómicas y físicas. Se entrenan con tecnología de vanguardia -simuladores de última generación, entornos de inmersión virtual- y disponen de embarcaciones para el aprendizaje práctico. Al cabo de cinco exigentes años, de sus puertas emerge una élite: hombres y mujeres templados por el esfuerzo, brillantes por su saber, listos para asumir el timón del futuro.

Para la mayoría de los actores el conocer, trabajar y convivir con muchos de los aspirantes y oficiales como los Capitanes de Corbeta Eduardo Delgado o Francisco Gil ha hecho que les cambie su visión acerca de las instituciones militares. “Todo el mundo piensa que son como robots, con mucha autoridad, que crecen con el compromiso de luchar por España, y eso en parte es verdad. Pero detrás de todo ello, son personas, seres humanos como cualquier otros, con sus vidas y sus problemas. Se me han caído muchos prejuicios”, aclara Carmen de la Vega, entre otras.

 

 

 

Barcos de Escuela Naval Militar Mediaset - Jaime Olmedo

 

Para ver el resultado del trabajo de todos estos departamentos habrá que esperar a 2026, cuando Mediaset de la mano de Unicorn Content nos permita experimentar la sensación de meternos en la vida de la Armada española a través de Marusía. Vientos de Honor, una serie para el prime time de Telecinco que, a priori, tiene todos los ingredientes para convertirse en un éxito

 

 

TODA LA INFORMACIÓN LO HE

ENCONTRADO EN UN ARTÍCULO 

DE VERTELE


        


 











   Pirata Oscar