1 | 2 | 3 | 4 | T | |
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ESP | 24 | 20 | 28 | 16 | 88 |
BOS | 16 | 14 | 17 | 20 | 67 |
EuroBasket | Edición 2025 | Grupos | 2ª jornada
Liderada por Aldama, 19 puntos, Brizuela (16) y Willy (15), barre a Bosnia (88-67), olvida el trance de Georgia y encarrila el pase a octavos.
Si el partido contra Bosnia era una prueba del ADN España, la Selección hizo un ejercicio reivindicativo de valores y, hambrienta de baloncesto, se puso en paz consigo misma después de su inaceptable estreno contra Georgia. La victoria, 88-67, liderada por Aldama (19 puntos), Brizuela (16) y Willy (15), le pone en hora en el grupo, encarrila el pase a los octavos de final de Riga y permite mirar con cierto optimismo el durísimo tramo final de primera fase, con Italia y Grecia en el horizonte, después del baño y masaje que le espera este domingo (17:15 horas, La1 y Teledeporte) mismo contra Chipre.
De manera insospechada, España se encontró un pequeño Sarajevo en el Spyros Kyprianu. Un simulacro de cancha balcánica, y banderas amarillas y azules de Bosnia a tutiplén. Pero el sofoco sólo le duró tres minutos, los que estuvo sin anotar al inicio, y durante los cuales alguno tuvo que contener la respiración.
Los dos primeros tiros libres de Pradilla, que había salido a castigar el físico de Nurkic, y el primer triple de Aldama destensaron a un equipo al que de lejos se notaba la tensión, pero cuyos niveles de actitud y concentración eran sensiblemente superiores a los del estreno. A Bosnia le duró la ventaja hasta que Nurkic se sentó por primera vez en el banquillo (7-9). La combinación Pradilla-Aldama en los postes funcionó y Brizuela, motivadísimo, hizo el primer break y se fue directo para celebrarlo, pecho con pecho, con Joel Parra.
Esta vez sí, los triples entraban, los que jugaban (y el banquillo) vivían con intensidad cada defensa, y se podía correr. El tercer triple de Aldama, picado por la ensalada de críticas que había recibido después del estreno, coronado con un mate en el que giró y se gustó, puso +18 a la actual campeona al paso por el minuto 17 (42-24). Un parón por un problema en una de las canastas enfrió algo el ambiente, pero España llegó al descanso con un convincente 44-30 y sus marcadores de salud recuperados concretados en estos números: un 44% de porcentaje en el tiro, 12 asistencias, la señal de que el balón se estaba moviendo a gran velocidad, y sólo dos rebotes ofensivos concedidos, muy lejos de la sangría georgiana del primer día por más que las características del rival fueran diferentes. Aldama, esta vez sí líder, sumaba 16 puntos y un significativo +17 con él sobre la cancha.
Visto que la Selección depende mucho de sus índices de concentración, la consigna para el segundo tiempo era mantener la constancia. Scariolo, que no quería sorpresas, introdujo a Brizuela en lugar de Yusta en el quinteto inicial de la segunda parte. No estaba dispuesto a hacer concesiones. Aldama, tampoco. Un triple suyo inauguró el tercer cuarto y Parra le secundó con dos más desde la esquina. Al fin, Joel (53-33, minuto 23).
Bosnia sacó bandera blanca pronto. Aquellos primeros minutos quedaban lejísimos, y el infierno del pequeño Sarajevo ya se había apagado. Cabía explorar hasta dónde querría ensanchar la ventaja España, necesitada también por posibles peligrosos empates. De eso se encargaron los Hernangómez, que llevaron la ventaja a 28 puntos (72-44).
Como el último cuarto sobró (Scariolo sentó a sus vacas sagradas rápido), quedó tiempo para saborear la llegada al torneo, al fin, de España. El estreno había dejado una sensación de frialdad y el miedo al abismo de una segunda derrota que había llenado de incertidumbres el entorno de la Selección. La alerta amarilla estaba justificada. La roja, ta vez no. Será el torneo el que mida la dimensión real de este equipo. Parcialmente, en los partidos contra Italia y Grecia. Y, de manera definitiva, en el cruce de octavos de Riga, al que acercó esta dulce victoria contra Bosnia.