Empiezo algo nuevo que espero que sea interesante para la gente que me quiera leer.
Se me ocurrió la idea de hacer un blog nuevo, donde comentar aspectos de un lugar que es parte de mi vida. Que no se quede en el olvido. Con el tiempo le he añadido información de mi población y otras ciudades cercanas.
Cine, televisión, música y actualidad también tienen cabida en este espacio.
Seguro que de aquí saldrá algo bueno, en este pequeño rincón que abierto con toda mi ilusión.
LA RAZÓN Y LA CULTURA 71 (Vecinos, compañeros, familiares... Así era la Gestapo)
Martes y como no toca una entrada de LA RAZÓN Y LA CULTURA esta semana traigo un artículoVecinos, compañeros, familiares... Así era la Gestapo,vamos a saber los que nos cuenta los que estaban más cerca de ellos. Historia la policia secreta de los nazis.
Vecinos, compañeros, familiares... Así era la Gestapo
Un día como hoy de 1933 Hermann
Göring fundaba la Policía Secreta del Estado nazi, una organización
finalmente considerada como criminal y que sembró el terror durante el
gobierno de Hitler
Reinhard Heydrich, comandante de la Gestapo, en un cementerio de soldados alemanes en Oslo
WikimediaWikimedia
Era por su secretismo que la tenebrosidad que provocaba se hacía aún
más grande, si cabe. La Gestapo fue temida y terrible. Una organización
perfectamente coordinada, y que tenía a su favor un miedo infundado
imbatible, pues ¿hay algo peor que no saber quién te puede delatar?
Acusación, por cierto, que se realizaba al inocente. La policía secreta
de la Alemania Nazi o Gestapo -contracción de Geheime Staatspolizei, que significa Policía Secreta del Estado-, fue fundada un día como hoy de 1933 por el entonces ministro del Interior Hermann Göring. Su primer objetivo: el de eliminar a todo lo diferente a lo establecido al Gobierno. Su meta final: neutralizar a los “peligrosos”, que para ellos eran los homosexuales, gitanos, comunistas, judíos y todos aquellos que respondieran a un perfil “antisocial” para los nazis.
La Gestapo funcionaba a partir de oficiales de policía de carrera,
así como profesionales del Derecho, y contaba con la potestad de
investigar los casos de traición, sabotaje y espionaje, así como
cualquier tipo de ataque criminal hacia el Estado recién creado por Adolf Hitler. Su primer jefe fue Rudolf Diels, y en 1936 se reguló una norma que otorgaba a esta organización carta blanca,
situándola por encima de la ley y, por tanto, colocándola exenta de
cualquier tipo de control jurisdiccional. “Mientras la policía cumpla la
voluntad de los líderes políticos, actúa legalmente”, declaró Werner
Best, asesor jurídico de la Gestapo.
Pero, sin duda, el arma más letal de esta policía secreta fue “la
gente ordinaria”. Es decir, los acusados, más que temer a los agentes,
vivían cohibidos por sus vecinos, compañeros de trabajo, por quienes se
sentaban a sus lados en alguna cafetería e, incluso, por sus familiares.
El trabajo de la Gestapo se basó en estas denuncias anónimas, pues cualquier comentario, gesto “fuera de lo normal” o actitud que fuese notificado podía ser motivo de que alguien acabase en prisión.
Deportaciones y cuchillos largos
Todo se volvió aún más frío cuando Göring y Himmler acordaron la
transferencia de la Gestapo a las SS: Reinhard Heydrich se hizo con el
control absoluto de estas corporaciones, nombrado comandante de la
policía secreta, y así fue como se consolidó el verdadero horror que
venían instaurando. Poco después, nació la “Casa de los Horrores” en Berlín, sede de la Gestapo, donde se torturaba y maltrataba a los detenidos de una forma que a cualquiera le haría perder la esperanza en la especie humana.
Capturas, deportaciones, ataques en masa, “la noche de los cuchillos
largos”... La lista de asaltos que se produjo desde esta policía secreta
es larga, y su expansión fue de gran ayuda. En el momento de mayor
auge, la Gestapo contaba con al menos 32.000 agentes que pasaban
desapercibidos entre la gente. No obstante, nada es eterno y a todo le
llega su declive: coincidió con el incipiente final de la Segunda Guerra
Mundial cuando la organización fue disolviéndose. El 3 de febrero de 1945 la sede berlinesa fue bombardeada,
y ante la cercanía de una derrota se comenzaron a quemar archivos y
toda documentación que pudiera comprometerles. Cuánto se habrá perdido y
cuánto habremos dejado de saber por aquella destrucción.
Finalmente, Dwight Eisenhower, un 7 de mayo de 1945, terminó
disolviendo a la que fue la organización policial más cruel y temida de
la historia reciente, así como durante los juicios de Núremberg fue
considerada una estructura criminal, quedando para siempre prohibida en
todo el país.
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