Seguimos con la sección de CULTURA Y ARTE esta semana el nuevo artículo es Las mujeres más poderosas de la antigüedad, no se pero todo lo relacionado me parece muy interesante me llama mucho la atención, y esta semana más todavía. Vamos a conocer un poco mejor sobre las mujeres mas poderosas de la antigüedad, aunque el artículo no es muy largo, yo creo que nos puede llamar mucho la atención y podemos un poco mejor sobre estas mujeres.
Las mujeres más poderosas de la antigüedad
A pesar del dominio masculino mayoritario, encontramos en la historia muchas mujeres transgresoras e inspiradoras que ejercían gran poder e influencia en la sociedad de su época.
A lo largo de la historia, las mujeres han desempeñado papeles fundamentales en la formación o configuración del curso de las civilizaciones, a menudo ejerciendo poder e influencia en un mundo dominado por los hombres. Las historias de estas poderosas mujeres de la antigüedad actúan como símbolos atemporales de fuerza, inteligencia y liderazgo. Hoy hacemos un repaso por algunas de las figuras femeninas más formidables de la historia cuyos legados han resistido la prueba del tiempo.
Las líderes femeninas más poderosas del mundo antiguo procedían de países de todo el mundo: Egipto, Grecia, China... He aquí una muestra de ellas:
Agripina la Menor (15 d.C.-59 d.C.)
La madre de Nerón inicia esta selección de mujeres poderosas. Fue esposa, madre, hermana y sobrina de algunos de los emperadores más destacados de la antigua Roma. Como mujer del emperador Claudio, Agripina se involucró íntimamente en el funcionamiento y la administración del imperio. Lejos de ser una esposa sumisa, llegó incluso a envenenar al propio emperador, su marido, para lograr que su hijo, Nerón, se hiciera con el trono, asegurando su influencia sobre el imperio mediante la tutela y consejo de un joven Nerón (que solo tenía 17 años cuando fue proclamado emperador).
Cleopatra (69 a.C.-31 a.C.)
Cleopatra fue la última representante de una larga dinastía de faraones de origen griego. hija de Ptolomeo XII Auletes y Cleopatra VI Trifena, asumió el trono junto con su hermano pequeño tras la muerte de su padre. Ya una vez como reina de Egipto tras la muerte de su hermano Ptolomeo XIII, trató de mantener el poder de su dinastía, realizando asociaciones históricas con los gobernantes romanos Julio César y Marco Antonio. La última faraona del Egipto ptolemaico destacó por su inteligencia a la hora de mejorar la posición y la economía de su país, entre otras cosas.
Zenobia (240 d.C.-267 d.C.)
La reina Zenobia de Palmira tomó el poder tras el asesinado de su marido Séptimo Odenato con el que se había casado cuando tenía solo 18 años. El hijo de Zenobia, Vabalato, se convirtió en rey de Palmira, por lo que Zenobia gobernó como regente, oportunidad que aprovechó para extender el dominio de Palmira, en ese momento una provincia romana. De hecho, para consolidar su posición en Egipto, afirmó que era descendiente de Cleopatra. Yendo con sus ejércitos hacia Anatolia, conquistó territorio romano hasta Ancira, y luego Siria, Palestina y el Líbano usando una mezcla de poderío militar y propaganda ideológica.
Livia Drusila (¿?-29 d.C.)
La tercera esposa del emperador Augusto tampoco se conformó con estar al lado del emperador aunque en público era el arquetipo de buena esposa con ejemplar conducta femenina, adecuada a su origen patricio. Fue la primera dama más influyente de Roma. Inteligente, ambiciosa e influyente, trabajó muy duro detrás de escena para mantener el sistema imperial existente como asesora de Augusto. Era el poder en la sombra. Sus descendientes ocuparon el trono imperial después de la muerte del emperador Augusto. Con todo, continuó administrando los asuntos de estado durante el reinado de su hijo Tiberio. Fue la primera mujer divinizada de la historia de Roma.
Wu Zetian (624 d.C.-705 d.C.)
La emperatriz Wu fue la única monarca soberana en toda la historia china. Al principio, gobernó como regente de su marido, un personaje bastante enfermizo y aburrido. Tras su muerte, logró convertirse en la emperatriz Wu en 690, cuyo poder no dependía de un marido para gobernar. Fue una líder astuta, inteligente y, en algunas ocasiones, despiadada, según los historiadores. Tenía mano izquierda para la diplomacia, la administración y mano dura para las rebeliones y las invasiones que se presentaban. Su reinado se prolongó durante apenas 15 años, hasta que la Dinastía Tang fue restaurada.
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