viernes, 26 de abril de 2024

Ángela Ruiz Robles, inventora, docente y precursora del libro electrónico

 


Ángela Ruiz Robles en una foto sin fecha con su Enciclopedia Mecánica, una caja de color verde tenue del tamaño de un libro de texto que permitía al usuario leer cualquier libro en cualquier idioma y sobre cualquier tema.Credit...vía la familia de Ángela Ruiz Robles

 

 

Mucho antes de que se popularizaran el Kindle y el iPad, la profesora española creó la Enciclopedia Mecánica, un invento para aligerar la carga de sus alumnos.

 

Este texto forma parte de Overlooked, una serie de obituarios sobre personas notables cuyas muertes, a partir de 1851, no fueron publicadas en el Times.

Más de 60 años antes de que el Kindle, Nook, iPad y otros dispositivos electrónicos revolucionaran la lectura, hubo un aparato inventado en un pueblo de España que tenía el potencial de hacer lo mismo.

La Enciclopedia Mecánica, como se la conocía, no fue idea de una multinacional como Apple o Amazon; fue inventada en 1948 por Ángela Ruiz Robles, una profesora viuda que quería facilitar el aprendizaje a sus alumnos y a sus tres hijas.

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Su invento, una caja de color verde pálido del tamaño de un libro de texto con un intrincado interior, permitía al usuario leer palabras en cualquier idioma y sobre cualquier tema. Su objetivo era aligerar la carga de libros de los estudiantes. Hoy muchos lo consideran un antepasado analógico del libro electrónico.

“Lo que ella inventó continuó en el futuro”, dijo su nieto Daniel González de la Rivera por teléfono desde su casa en Madrid.

Y añadió: “Cada vez que veo uno me acuerdo de mi abuela”.

Dentro de las portadas de la Enciclopedia Mecánica había tres carretes horizontales que contenían pergaminos, cada uno de los cuales podía cambiarse por otro, sobre un tema diferente. Los pergaminos podían contener texto, elaborados dibujos lineales o esbozos de figuras ornamentales, y la enciclopedia, que funcionaba con pilas, contenía un pequeño foco para que los usuarios pudieran leer en la oscuridad. Ruiz Robles creó el dispositivo, y los pergaminos que lo acompañaban, para “conseguir el máximo de conocimientos con un mínimo esfuerzo”, como declaró al periódico Pueblo en 1958.

La máquina, que Ruiz Robles denominó “procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para lectura de libros”, recibió la patente española 190.698 en 1949. Un prototipo recibió otra patente, la 276.346, cuando se montó en 1962 en los astilleros de Ferrol. Robles supervisó esos trabajos.

Décadas más tarde, en noviembre de 2007, Amazon presentó el Kindle, con una pantalla de tinta electrónica de 15 centímetros que permitía a los usuarios descargar y leer unos 88.000 libros y revistas. Los dispositivos se agotaron en menos de seis horas. Este año, wordsrated.com, una organización de investigación dedicada a la industria editorial, informó que se producían 15,92 millones de libros electrónicos al mes.

En su época, sin embargo, Ruiz Robles no pudo reunir mucho apoyo de los fabricantes. A pesar de sus repetidos esfuerzos, no consiguió que los inversores financiaran su creación, que nunca llegó a ser producido de manera masiva.

Hoy, el prototipo de la Enciclopedia Mecánica de Ruiz Robles se exhibe en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología en A Coruña, España, motivo de orgullo para su país y testimonio de lo que pudo haber sido.

Ángela Ruiz Robles nació el 28 de marzo de 1895 en Villamanín, un pequeño pueblo de la provincia de León, en el noroeste de España. Su padre, Feliciano Ruiz, un acaudalado farmacéutico, y su madre, Elena Robles, ama de casa, se aseguraron de que recibiera una educación de primera categoría. Se graduó en una escuela normal de profesores en León, donde ejerció la docencia hasta 1916.

En 1918, Ruiz Robles se trasladó a Santa Eugenia de Mandiá, un pueblo de Galicia cercano a la costa, donde trabajó como profesora hasta 1928. Después se trasladó a la cercana Ferrol y fundó la Academia Elmaca.


A black and white photo of Robles standing with her hands behind her back and wearing a patterned dress with a long necklace.
 
 
“Venimos a este mundo no solo a vivir nuestra vida lo más cómodamente posible”, dijo una vez, “sino a preocuparnos por los demás para que puedan beneficiarse de algo que les ofrecemos”.Credit...Agefotostock/Alamy

 

La academia, situada en su casa y bautizada con el nombre de sus tres hijas —Elena, Elvira y María del Carmen—, ofrecía clases de día y capacitación para estudiantes de escasos recursos por la noche. También desarrolló métodos educativos eficaces para alumnos discapacitados, presentándose a veces en sus casas para ofrecerles ayuda extra.

En 1934, Ruiz Robles se convirtió en directora de la Escuela Nacional de Niñas del Hospicio, un colegio nacional para huérfanas en Ferrol, donde ayudó a niñas que de otro modo podrían estar desfavorecidas a prosperar en la sociedad.

Para ella, trabajar por los demás tenía un gran significado.

“Venimos a este mundo no solo a vivir nuestra vida lo más cómodamente posible”, dijo a Pueblo en 1958, “sino a preocuparnos por los demás para que puedan beneficiarse de algo que les ofrecemos”.

Entre 1938 y 1946, Ruiz Robles publicó 16 libros de texto, incluyendo tutoriales de ortografía, gramática, sintaxis, taquigrafía y fonética. Pero en 1946, su esposo, Andrés Grandal, marino mercante, murió de un ataque al corazón, por lo que tuvo que criar sola a sus tres hijas.

A pesar de sus considerables obligaciones domésticas y docentes, Ruiz Robles dedicó el tiempo libre del que disponía a inventar un enfoque moderno e interactivo de la educación.

González de la Rivera describió a su abuela como una persona decidida; señaló que prefería la soledad de su oficina y teclear en su máquina de escribir a sentarse en los cafés o jugar a las cartas con amigas.

“No perdía el tiempo”, dijo. “No miraba a los pájaros. Siempre estaba trabajando”.

En su entrevista de Pueblo, le preguntaron: “¿Una buena inventora puede ser al mismo tiempo una buena ama de casa?”. Ella respondió: “Sí, sí. Pero es necesario que los sirvientes o personas que le rodean no la obliguen a conversaciones amplias de cosas de tipo corriente. El silencio es imprescindible, pues facilita la gestación de esas ideas, que luego favorecen el progreso del mundo”.

En 1947, Ruiz Robles recibió la Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio por sus innovaciones en el campo de la educación, la investigación y la labor social. En 1952 se le concedió una medalla de oro en una exposición de inventores españoles.

Pasó los últimos años de su vida en Madrid con su hija María del Carmen, y nunca renunció a la idea de que se fabricara su invento. Ruiz Robles recibió ofertas para fabricarlo en Estados Unidos, pero las rechazó porque su creación tenía que hacerse en España.

“Fui con ella a diferentes organizaciones y abogados para impulsar su libro mecánico”, dijo González de la Rivera. “Le expliqué cómo funcionaba el producto y cómo hacer el libro menos pesado. Hicimos las rondas sin éxito. Pero mi abuela nunca se sintió frustrada. Nunca recuerdo que me dijera: ‘Qué pena’ o ‘Qué desastre’. Nunca se asustó”.

Ruiz Robles falleció el 27 de octubre de 1975. Tenía 80 años.

En 2018, el Ayuntamiento de Madrid aprobó dar su nombre a una calle de esa ciudad.

“Era una señora con tres hijas y sin marido”, dijo González de la Rivera, su nieto, y añadió: “Es increíble lo que hizo”.

 

 

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