PARÍS 2024 | JUDO
El español supera al japonés Aaron Wolf en el primer combate de la repesca y, como ayer Ai Tsunoda y ‘Tato’ Mosakhlishvili, opta a medalla.
“Ahora mismo, no quiero ni ver un tatami”, fueron las últimas palabras de Niko Shera en los Juegos Olímpicos de Tokio, en los que iba a por el oro y terminó inconsciente en el suelo del Nippon Budokan, el mayor templo de las artes marciales. Una cicatriz olvidada, dice, pero que, seguramente, aún guarda en algún rincón de su alma. Este jueves, en París, en un paraje menos emblemático, pero que también vive el judo como si fuera deporte nacional, en el Champ de Mars Arena, el español se empezó a liberar de las magulladuras, que fueron a más por el camino. Tras superar al japonés Aaron Wolf (13º del mundo) en el primer combate de la repesca, optará al bronce (sobre las 17:30).
En el combate por la medalla, en medio del primer día gran de España en estos Juegos de París, Niko luchará por sus compañeros de tripulación, con los bronces fugados de Ai Tsunoda y ‘Tato’ Mosakhlishvili aún muy recientes, y por sí mismo, con una mochila muy grande sobre sus espaldas.
En diciembre de 2022, después de todo lo vivido, cuando había recuperado los ánimos como para volver a subirse a esos tatamis que odió, Niko se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha. La lesión, además, le pilló en medio de un momento clave de su carrera deportiva. El español, ese niño de sangre georgiana que llegó a España con 13 años buscando un gimnasio en el que se entrenara todos los días, que pasó a ser un hombretón de dimensiones considerables, sufría para estar en -90 kg, categoría en la que había sido dos veces campeón del mundo. Cambió a -100 kg y, con calma, los resultados volvieron a llegar, con el bronce planetario de mayo como aviso para navegantes y escalando hasta el octavo puesto del ranking mundial. El capitán estaba de vuelta.
París era el lugar para demostrarlo. El inicio, eso sí, no fue sencillo. El primer rival de Niko, Zsombor Veg (25º), un cachorro (22 años) peleón, no puso las cosas fáciles. Shera buscaba el agarre, pero el húgaro, que venía de derrotar al medallista mundial Kukolj, se lo negaba. Y golpeaba primero con una proyección Sumi-gaeshi que le valió un wazari. Podía ser el final del judo español en París, con la medalla de Fran Garrigós en solitario, con la maldición de esos 24 años azotando de nuevo. En ese momento, sin embargo, Niko igualó gracias a una inmovilización y, finalmente, remontó con un lanzamiento Sumi-otoshi. Un paso hacia la redención antes de volver al pasado, cuando cayó en cuartos de final con el suizo Daniel Eich (14º). Otra vez a la repesca. Otra vez esas imágenes en la mente. Está a un paso de borrarlas por completo.
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