WATERPOLO | FUKUOKA 2023
La Selección masculina llegó a perder por 4-6 ante Francia a falta de cuatro minutos pero logró darle la vuelta con una gran defensa. El jueves, las semifinales ante Hungría.
La Selección masculina de waterpolo estuvo a punto de quedarse fuera de la lucha por las medallas (7-6). Hubiese sido la primera vez desde 2017, cuando David Martín se hizo cargo del equipo y se empezaron a suceder los podios y los éxitos. Contra todo pronóstico, Francia, que ha mejorado en su preparación olímpica para París 2024, anuló todas las virtudes españolas, especialmente en ataque, donde apenas fueron capaces de anotar cuatro goles en tres cuartos. Ni Granados, ni Munarriz, ni Mallarach ni Sanahuja. Tampoco Perrone. Los grandes lanzadores no fueron capaces ante el acierto de Fontani bajo palos y la acertada defensa francesa.
Pero España sacó una nueva versión, la de la resistencia, la paciencia, supo convivir con el miedo a la eliminación, sujetada por Unai Aguirre, que mantuvo a flote a la Selección cuando veía el precipicio, y a su mano de hierro en un último cuarto en el que le endosó un parcial de 1-3 a una Francia que acabó con cara de circunstancias; tocó una semifinal histórica, finalmente se quedó con la miel en los labios. “Tenemos que felicitar a Francia, lleva años mejorando. Acusamos llevar seis días sin partidos difíciles. No estábamos bien en ataque, por lo que queríamos defender bien y utilizar contraataque. Tenemos que estar felices. Queríamos ganar como fuera”, dijo Alberto Munarriz, nombrado MVP.
Lo que parecía un accidente inicial, un mal cuarto que pilló a los españoles dormidos, se empezó a convertir en un calvario, una penitencia en la que España era incapaz de igualar el partido ante una Francia que empezó entonada en ataque con tantos de Bouet y Saodedier, por encima de una España que solo anotó en una superioridad obra de Tahull. Hugo Fontani, el meta francés, empezó a convertirse en la pesadilla de los de David Martín, que fallaron tres de las cuatro superioridades.
No se encontraba España, que en ataque no era capaz de seleccionar los tiros adecuados. Crousillat hizo el 1-3 y Francia llegó a ganar hasta de tres tantos, obra de Vanpeperstraete. La doble boya le hizo daño a un España que se hundió demasiado. Pero los problemas estaban en ataque. Munarriz dio esperanzas antes del descanso (2-4). Pero la tónica del encuentro fue la misma. Pese al 3-4 de Tahull y el 4-5 de Perrone de penalti, España no reaccionó y daba síntomas peligrosos, como la exclusión de Granados después de reclamar un gol que el VAR no concedió y cometer una falta. Solo Unai Aguirre estaba a su nivel, con un alto porcentaje de acierto como Fontani.
Crousillat, para más dramatismo, marcó el 4-6 al iniciarse el último cuarto. Quedaban solo cuatro minutos. Mallarach, con un zurdazo a la escuadra, acercó a una España que estaba sólido en defensa, concienciada de que no debía recibir más goles. Y Cabanes, al contraataque, empató el partido (6-6). Allí todo cambió. En el siguiente, Francia probó por dos veces a Aguirre, quien se mostró un gigante, y en el posterior ataque apareció el killer Granados para estrenarse y poner el 7-6. En el último minuto, España se puso por delante. Masticó cristales y las tragó pero siguió de pie y llegó a la meta. Una buena defensa hizo el resto ante solo un 30% en superioridades. El jueves el rival es Hungría (11:30, Teledeporte). De nuevo, ante todas las dificultades, las previstas y las imprevistas, España peleará por las medallas.
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