WATERPOLO (M) | DOHA 2024
La numantina defensa de la escuadra ‘settebello’, que sólo dejó a la Selección meter tres goles hasta el último cuarto, quiebra una inmaculada trayectoria. Como en Fukuoka, a por el bronce.
Con nueve victorias consecutivas, entre ellas la de la semifinal del Europeo (7-4) ante la ‘settebello’ que llevó a los de David Martín hasta el primer oro de su historia, se plantaba España en la lucha por las medallas de estos Mundiales. Pero cada partido ante Italia es poco menos que una guerra deportiva, un clásico del waterpolo, desde los tiempos de Barcelona 92 y más allá. Y esta vez, a diferencia también de Budapest 2022, de Split 2022 y de la pasada World Cup, las diabluras corrieron a cargo de los pupilos de Alessandro Campagna, que anularon el ataque de la Selección para cerrar a cal y canto las puertas de la final y condenarla a un partido por el bronce. Igual que el pasado julio, pero ni siquiera con tanta emoción.
Los gritos y gesticulaciones en los primeros minutos de Unai Aguirre, que se ha ido alternando en la portería estos Mundiales con Edu Lorrio, sólo podían significar una cosa: que estaba desplegando su repertorio de paradones. Las tres primeras las hizo en el cuarto inicial, aunque no pudo evitar el gol de Francesco Condemi, que igualaba un marcador abierto por Marc Larumbe a los tres minutos y medio de encuentro, y que España no había podido ampliar porque Alberto Munárriz y Felipe Perrone se habían topado con los palos.
Aventuraba en la previa David Martín que tendría la Selección que vivir “en la incomodidad” para superar a Italia. Y lo supo entender, con una defensa que en los inicios nada tuvo que ver con la mostrada en los cuartos de final ante Montenegro (14-12), aunque luego le costó sostenerse. También la del ‘settebello’ alejaba a los españoles de la portería de Marco del Lungo, quien igualmente se agigantaba ante Perrone. Y con el poste se estrellaba asimismo Alessandro Velotto, quien en el siguiente ataque italiano establecía con muy poco ángulo el 1-2. Sin problema: si no se podía disparar cerca de la meta, Munárriz decidió inventarse una soberana vaselina para igualar de nuevo. También con un tiro exterior respondió Francesco di Fulvio.
Desaprovechaba España las superioridades, a diferencia de los transalpinos, que al filo del descanso sacaban petróleo en un penalti cometido por Álvaro Granados ante Condemi y convertido por Andrea Fondelli. Un peligroso 2-4 en la media parte, con un combinado estatal precipitado en exceso.
Sí exprimía Italia las jugadas con un hombre de más, como la que significó su quinto gol, de Lorenzo Bruni tras una buena circulación colectiva. Y el sexto, de Condemi, que unido al estado de gracia de Del Lungo descolocaba a una España cada vez más aturdida y razonablemnte desesperada, a lo que contribuyeron lo tres remates consecutivos de Munárriz al larguero, uno de ellos a placer ante el portero. Tan sólo concedió algo de oxígeno el 3-6 de Marc Larumbe con el que se alcanzaba el último cuarto.
Tocaba superar lo del Croacia-España de la final continental, remontando no dos sino tres goles en apenas ocho minutos. Una hazaña en la elite del waterpolo. Y, tras el enésimo lanzamiento al palo, éste por parte de Perrone, Granados situaba el 4-6 en un contraataque, a 5:53 para el final. Y todo lo que no le había entrado a Munárriz lo coló para situar el quinto, un virtuoso parcial de 3-0 para los españoles cuando todo parecía perdido. Que no consiguió rubricar Granados con el empate porque, tras un bote en su chut, detuvo Del Lungo con la cara.
Se hicieron eternas las cuatro posesiones siguientes de Italia, consecutivas a consecuencia de dos paradas de Aguirre y una falta con expulsión de Granados cuando iba a recuperar la pelota España, y a fe que lo fueron pues además de irse agotando el tiempo culminaron con el 5-7 de Di Fulvio. A falta de dos minutos, remontar ya era como tratar de ir a la luna sin traje espacial. Aun así, Álex Bustos volvió a acortar a un solo gol la diferencia, en plenas taquicardias.
Hasta que, a un minuto exacto de final, llegó el penalti del omnipresente Munárriz, favorable a Italia. Llegó a rozarlo Aguirre. Pero Fondelli lo marcó. 6-8. Game Over. Con la miel en los labios.
Francia será el rival por el bronce
Ahora España deberá superar el trauma que supone quedar apeado del camino a la final después de haber recorrido un camino impoluto, el único equipo con pleno de victorias hasta las semifinales, para buscar el podio, igual que le sucede a la Selección femenina. En el caso de la masculina, ante Francia, que cayó por penaltis en su semifinal ante Croacia (16-17). En el fondo, lo que está en juego es la décima medalla de los españoles en unos Mundiales, el tercer bronce tras Melbourne 2007 y el de hace únicamente siete meses, en Fukuoka. La historia se repite.
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