lunes, 5 de agosto de 2024

La pareja eterna se niega a irse: Gavira y Herrera, a cuartos

 


ARIS MESSINIS AFP

 

 PARÍS 2024 | VÓLEY PLAYA

 

Los españoles, con diez Juegos en total, superan a Polonia, bronce mundial, para romper el muro de octavos y soñar con las medallas. 

 

En esa playa que París ha traído a los pies de la Torre Eiffel y con Peter Spens, que dibuja durante 14 horas en un rincón con la Dama de Hierro al frente, Pablo Herrera y Adrián Gavira están agrandando su leyenda. Con 42 años y seis Juegos el primero, y 36 y cuatro el segundo, este lunes, los españoles superaron (23-21 y 21-18 en 44 minutos) a los polacos Michal Bryl y Bartosz Losiak, bronce mundial el año pasado, para romper un muro que se estaba atragantando, los octavos, y situarse a dos pasos de las medallas, en cuartos. Se arrodillaron, se abrazaron por enésima vez, señalaron al cielo y corrieron por la arena como si de dos niños se tratara. Tienen la pócima de la eterna juventud.

El inicio fue de tanteo, algo errático por las ganas de marcar territorio. La pareja española, agresiva desde el saque, ponía y quitaba huevos de su cesta, con riesgo, para intentar ir un pasito por delante en unos primeros minutos muy igualados. “¡A por ellos, oé!”, gritaba el público con 6-5 para los españoles. Las voces, aunque se situaban en las gradas que le dan la espalda a la Torre Eiffel, porque lo importante estaba delante, procedían de las tierras andaluzas de Gavira, que soltaba su derecha para intentar abrir hueco en el marcador, congestionado. Herrera, con una gran lectura en defensa, le echaba una mano para poner el 15-12, la mayor siferencia en el parcial. Tiempo de reflexión para Bryl y Losiak, que hablaban, ajustaban e igualaban (16-16).

Así, ahora yo y ahora tú, se desarrollaron las cosas a lo largo de todo el partido. También en el final de un primer set que, entre errores atípicos (sobre todo, al saque) y varios “oh” del respetable, se decantó hacia el grito de Herrera, que levantó a unas gradas siempre animadas, fieles al ambiente que evoca esa playa situada en el centro de París. La primera oportunidad de cerrar el parcial se coló entre los brazos de Gavira, bien situado para el bloqueo, pero con mala fortuna. Sin desesperar, y tras salvar un set point de los polacos, la manga se quedaba en España para iniciar un segundo set igualmente trabado.

La tensión, mucha, se fue acumulando con el 6-6, el 11-11 y el 13-13, el momento en el que España, siempre ese puntito por encima, pegó el primer tirón. Tras un challenge polaco que no fructificó (la pelota se había marchado claramente por línea de fondo) y un gran bloque de Gavira, se amarraban dos jugosos puntos de ventaja (15-13). Se mantenían para el 16-14. Y, con ayuda de un par de errores al saque de los rivales, explotaban de alegría. Como todos los españoles, muchos, en una de las sedes más emblemáticas de siempre. Tenemos ganas de hacer algo grande y sumar medallas al comité olímpico. Venimos con opciones de liarla”, afirmaba la pareja a AS antes de empezar su camino en tierras francesas, parece no tener fin. Como ellos. 

 

 

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   Pirata Oscar 

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