Un gol de Aleix Gómez sobre la bocina da la victoria a España y la clasifica para cuartos de final como tercera de grupo. Egipto será el rival en los cruces, ya en Lille.
En un final de infarto, innecesario y poco recomendable para corazones frágiles, el gol de Aleix Gómez sobre la bocina de la sala 6 del South París Arena valió doble. No sólo metió en cuartos de final a España (32-31), sino que le puso tercera en la clasificación, lo que le permite evitar a la Dinamarca de Mikkel Hansen, el gran ogro de los cruces. Egipto será el rival este miércoles, ya en el impresionante Pierre Mauroy de Lille. Allí viajarán desde París Los Hispanos, soñando con un triunfo que le meta en la lucha por las medallas como en Tokio.
Fue un partido sufridísimo que pareció estar cerrado cuando quedaba un minuto y medio para el final. Entonces, Gonzalo Pérez de Vargas puso la cara; y hubiera puesto lo que hubiera hecho falta por los Hispanos, en un remate desde la línea de seis metros de Mario Sostaric que se estrelló en el rostro del portero del Barça. Con dos goles de renta y la superioridad numérica, el partido parecía resuelto. Pero España decidió complicarse la vida y se dejó empatar a diez segundos del final. Sucede que a Croacia no le valía el 31-31. Con la toalla casi tirada, dejó volar a Aleix Gómez. El extremo azulgrana firmó un gol que vale su peso en oro.
Kuzmanovic, portero croata, empezó iluminado la segunda parte y estrechó el partido a un peligroso 20-18. Una llamada de atención para España. Jordi Ribera daba paseítos por la zona de banquillos; Maqueda gritaba a sus compañeros para que mantuvieran la tensión. Croacia llegó a acercarse a un peligrosísimo 23-22. Maqueda frenó el parcial, pero los dálmatas volvieron a la carga. Salvaron una exclusión de Mihic con un parcial favorable del 0-2 que volvió a dejar el partido en el filo (26-25), al filo del minuto 50. Alex Dujshebaev encontró providencialmente a Javi Rodríguez en el pivote (28-25) pero Croacia hacía daño en el centro de la defensa de España. Una y otra vez, Srna y Klarica castigaron a Gonzalo (30-29). Aunque hubiese ciertos temblores, el partido pareció controlado después del balonazo de Sostaric a Gonzalo. La grada coreaba su nombre, todos se las prometían muy felices. Pero el empate obligó a España a sudar hasta la bocina. ¡Los Hispanos son de hierro!
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