Han sido halladas en un lugar de culto y entre ellas hay ancianos, mujeres, niños e incluso un hombre que porta un collar inscrito en griego con su nombre.
Un grupo de arqueólogos ha hallado una gran tumba familiar con 20 momias cerca de la ciudad de Asuán, ubicada en el sur de Egipto, según El País. Los restos, encontrados en un lugar de culto que fue arrasado por un incendio, datan de hace 2.000 años y se encuentran en buen estado de conservación. Esta es la primera estructura de este tipo que se ha descubierto en la antigua necrópolis situada alrededor del mausoleo del Aga Khan.
El equipo, formado por expertos egipcios e italianos, se encuentra investigando qué relación existe entre ambas construcciones y qué importancia tiene este lugar de culto en el conjunto del cementerio, situado en la orilla oeste de la primera catarata del río Nilo y que ocupa una amplia superficie. Los arqueólogos habían decidido estudiar esta zona tras descubrir en unas imágenes por satélite que había una tumba diferente a las que habían excavado anteriormente en la zona.
Un lugar de culto
Durante su estudio, hallaron restos de fruta, mesas de ofrenda, piezas de cerámica y losas con jeroglíficos que decoraban las paredes de la estructura. Ante tal hallazgo quedaron sorprendidos, ya que podía tratarse del primer lugar de culto del cementerio. La gran cantidad de huesos de animales que descubrieron, sobre todo de carneros, fue también esencial, ya que el dios Jnum (con cabeza de este animal) era adorado en Asuán.
Después, hallaron unas escaleras bajo una parte del suelo que estaba rota. Estas llevaban hasta una gran tumba familiar subterránea, clausurada por un conjunto de losas y bloques de piedra. Patrizia Piacentini, una de las jefas de la misión arqueológica, explica a El País que están estudiándolo "para saber si (el lugar de culto) era solo para aquella tumba o si se trataba de un lugar de ofrendas para un grupo de tumbas", que es lo más probable.
Una momia griega y un bebé
Tras superar el sistema que impedía el acceso, se encontraron con un vestíbulo que conducía a cuatro cámaras funerarias. En el propio vestíbulo había un sarcófago que contenía la momia de un niño. Sin embargo, en las cuatro galerías descubrieron una veintena de momias de adultos en un estado de conservación excepcional, además de otros diez individuos momificados cuyos cuerpos habían sido desmembrados por saqueadores.
Algunos de estos eran ancianos, aunque también se encontraron mujeres e incluso niños pequeños, uno de ellos un bebé recién nacido. Pero una de las que más sorprendió a los arqueólogos fue la de un hombre que portaba un collar de cobre con una placa en griego en la que estaba inscrito su nombre: Nikostratos.
El cementerio "abarca un milenio de historia y el número de tumbas es muy alto", y se ubica en una zona inabarcable, ya que se extiende por una vasta extensión de unos 100.000 metros cuadrados. "Nunca lo excavaremos todo, nos llevaría siglos. Pero si excavamos bien una buena muestra, eligiendo cada año dos o tres tumbas, creo que podremos entender mejor cómo se enterraba a la gente en aquella época y la forma en que vivían", concluye Piacentini.
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