Ya estoy aquí con otra sesión de (NATIONAL PRESENT)de la sección de NATIONAL GEOGRAPHIC.
Esta semana toca hablar "James Cook, el explorador que cartografió los mares". Me apetecía conocer la gran explorador de los mares James Cook y su historia vale la pena como llego a ser tan grande.
Pues no me enrollo más y vamos al grano.
James Cook, el explorador que cartografió los mares
Era el hijo de un modesto granjero y su Inglaterra natal le quedaba demasiado pequeña. Sabiendo que más allá del océano había un mundo más amplio por descubrir, James Cook dedicó su vida a la navegación para convertirse en uno de los mayores exploradores y cartógrafos de la historia.
James Cook nació el 27 de octubre de 1728 (7 de noviembre según el calendario gregoriano) en un pequeño pueblo del norte de Inglaterra llamado Marton. En ese rincón perdido de Gran Bretaña y siendo hijo de un granjero, nada parecía presagiar que aquel niño se convertiría en uno de los mayores exploradores de la historia y navegaría prácticamente por todos los océanos del planeta. Nada excepto su gran curiosidad: a pesar de que solo acudió a la escuela durante cinco años, demostró a lo largo de su vida una gran iniciativa por aprender todo aquello que le podía ser de utilidad para alcanzar sus metas.
James Cook fue uno de los mayores exploradores de la historia y navegó prácticamente por todos los océanos del planeta.
Durante su adolescencia empezó a trabajar en la ciudad portuaria de Whitby, donde sintió por primera vez la llamada del mar. A los 18 años se enroló en la flota mercante del armador John Walker, que se dedicaba al transporte de carbón por vía marítima: durante nueve años navegó por el Báltico y el Mar del Norte, tres como aprendiz y otros seis como marinero, escalando puestos rápidamente hasta que llegaron a ofrecerle el mando de una nave. Sin embargo, en 1755 tomó una decisión arriesgada: dejar la marina mercante y alistarse como voluntario en la Marina Real, la armada del Reino Unido.
Ascenso meteórico
Su decisión podría resultar insólita, ya que en la Marina Real debía empezar de nuevo su carrera desde abajo, justo en el momento en que le habían ofrecido el mando de un barco. Sin embargo, Cook tenía motivos para tomarla, pues entrar en la marina mercante le habría condenado probablemente a navegar por las mismas costas durante toda la vida, mientras que la armada le ofrecía la posibilidad de recorrer todo el mundo y, sobre todo, de dar salida a una pasión que se convertiría en su gran competencia profesional, la cartografía. Además, sus dotes de mando, que ya le habían hecho ascender rápidamente en la marina mercante, no pasarían inadvertidas tampoco a sus superiores en la armada.
La Marina Real ofrecía a Cook la posibilidad de recorrer todo el mundo y de sacar el máximo partido de sus habilidades cartográficas.
No pasó mucho tiempo antes de que pudiera demostrar ambas cosas: al año siguiente, en 1756, estalló la Guerra de los Siete Años. Este conflicto enfrentó, entre otros países, a Gran Bretaña, Francia y España por el dominio de las colonias en la costa atlántica de Norteamérica. Fue su gran oportunidad para demostrar sus dotes de mando y en 1757 fue nombrado contramaestre, lo cual le capacitaba formalmente para comandar un barco. Durante el conflicto también dio muestras de sus habilidades en el mundo de la cartografía, elaborando mapas detallados del Golfo de San Lorenzo que fueron de gran ayuda a los británicos para lanzar ataques por sorpresa contra sus enemigos.
Ese don no pasó inadvertido a sus superiores, que decidieron aprovechar su potencial. Terminada la guerra en 1763, ofrecieron a Cook el mando de un bergantín de la Marina Real, el HMS Grenville, y le encomendaron la misión de cartografiar las costas de Terranova, Labrador y el Golfo de San Lorenzo para identificar las rutas de navegación más seguras. Pasó cinco años ocupándose de aquella tarea, durante los cuales estudió astronomía y trigonometría para trazar mapas más exactos. El resultado fue impresionante y atrajo la atención de la Royal Society, la sociedad científica más antigua del Reino Unido. Pero aun así Cook aún no estaba satisfecho. Como dejó escrito, su intención era “ir no solo más lejos de lo que cualquier hombre haya hecho antes que yo, sino tan lejos como creo que un hombre puede llegar”.
James Cook no se conformaba con poco: en sus propias palabras, quería “ir no solo más lejos de lo que cualquier hombre haya hecho antes que yo, sino tan lejos como creo que un hombre puede llegar”.
El viaje del Endeavour
En 1768, la Royal Society y el Almirantazgo de la Marina Real estaban preparando la primera expedición científica al Océano Pacífico. Los méritos de Cook en el Atlántico Norte le valieron el mando de la misión; la nave que se le asignó fue el HMS Endeavour (un nombre muy apropiado, que en inglés significa "tenacidad"), un bergantín mercante reconvertido: un tipo de barco con el que tenía gran experiencia y que disponía de bastante espacio para carga, una característica muy necesaria para un viaje en aguas inexploradas ya que permitía almacenar agua y provisiones en abundancia.
El viaje tenía dos objetivos principales: el primero era llevar un equipo de la Royal Society hasta Tahití para realizar observaciones astronómicas. Después debería poner rumbo al sur para encontrar el misterioso continente del Polo Sur: la Antártida, entonces llamada Terra Australis, cuya existencia era aún una hipótesis. En esta segunda parte del viaje le acompañaba también Tupaia, un sacerdote tahitiano que debía servirle de guía en su navegación, ya que en el trayecto Cook aprovechó para cartografiar de forma muy completa las islas de la Polinesia.
En 1769, Cook zarpó en dirección suroeste. Su primer gran destino fue Nueva Zelanda, y durante seis meses, el Endeavor circunnavegó y cartografió las dos islas. Después prosiguió hacia el oeste y en abril de 1770 avistó la costa sureste de Australia, desembarcando en la que ahora es llamada Silver Bay, en Nueva Gales del Sur. Era la primera vez que una nave europea alcanzaba esa tierra, por lo que los tripulantes de la Royal Society aprovecharon para recoger muestras de plantas endémicas. La expedición siguió la costa australiana en dirección norte y luego hacia el oeste, atravesando el océano Índico en dirección a África hasta llegar al Cabo de Buena Esperanza, en la actual Sudáfrica, para poner rumbo de nuevo a Inglaterra.
El resultado de la primera expedición de Cook fue agridulce: aunque había realizado un gran trabajo cartográfico en el Pacífico y el Índico, no había cumplido su objetivo de llegar al continente del sur.
El 12 de julio de 1771, después de tres años de viaje, Cook desembarcó en el puerto de Deal. El resultado de su viaje era agridulce: aunque había realizado un gran trabajo cartográfico en el Pacífico y el Índico, no había cumplido su objetivo de llegar al continente del sur. El Endeavor había sufrido daños importantes mientras recorrían la costa australiana, al atravesar un arrecife de coral; y a su paso por Yakarta muchos miembros de la tripulación habían sucumbido a la malaria. Sin embargo, la publicación de sus diarios de viaje lo hicieron muy popular y le valieron el rango de comandante en la Marina Real.
Hacia el confín del mundo
La Royal Society no perdía de vista su objetivo de llegar a Terra Australis y se puso de inmediato a preparar un nuevo viaje con este fin específico. Esta vez confiaron dos barcos a Cook: el HMS Resolution (de nuevo, el nombre -“determinación”- era una declaración de intenciones), una corbeta de guerra, y el HMS Adventure, un bergantín. También le proveyeron de mejores instrumentos de navegación. El 13 de julio de 1772, justo un año después de su regreso, Cook partió de nuevo en dirección sur.
A principios de diciembre las naves llegaron a los helados mares australes, donde les esperaba una navegación muy complicada entre placas de hielo y una densa niebla. Poco después de cruzar el Círculo Polar Antártico por primera vez en la historia conocida, el hielo hizo imposible continuar hasta el continente y pusieron rumbo al este a través del océano Polar Antártico. En marzo, al aproximarse el otoño austral, la expedición decidió retirarse y poner rumbo hacia Nueva Zelanda, pero en el camino los dos barcos se separaron, lo que dio un resultado felizmente inesperado: el Adventure se topó con la isla de Tasmania, que fue cartografiada por primera vez por el capitán del bergantín, Tobias Furneaux.
Los barcos no estaban capacitados para atravesar el mar de hielo, por lo que la expedición tuvo que renunciar a alcanzar la Antártida.
En mayo de 1773, ambas naves se reunieron en el punto de encuentro acordado, el estrecho de Queen Charlote, entre las dos islas de Nueva Zelanda. La expedición tomó la difícil decisión de no intentar alcanzar de nuevo Terra Australis durante la próxima estación, ya que sus barcos no estaban capacitados para atravesar el mar de hielo ni siquiera durante el verano austral. Pero no volvieron de inmediato: el viaje de retorno duró dos años, durante los cuales Cook cartografió el Pacífico y parte del Atlántico.
El 30 de julio de 1775, la expedición tocó de nuevo suelo inglés cerca de Portsmouth. Aunque no habían pisado el continente austral, el mar de hielo que habían alcanzado se consideró como una prueba de su existencia. El viaje se cerró con éxito ya que los mapas que había dibujado Cook, especialmente del Pacífico Sur, eran de un gran valor; en especial por el hecho de haber descubierto multitud de islas donde los barcos podían hacer escala. El explorador fue nombrado miembro de la Royal Society y capitán de la Marina Real, y se hizo tan famoso que hubo auténticas guerras editoriales por publicar la historia de su viaje.
El último viaje
El año siguiente, Cook volvió a partir al mando del HMS Resolution, esta vez acompañado por el HMS Discovery. El propósito oficial era devolver a Omai, un noble tahitiano que les había acompañado en el anterior viaje, de vuelta a su isla tras haber pasado un tiempo en Inglaterra entre los miembros de la aristocracia y la Royal Society. Sin embargo, tras hacer esto, el viaje tenía un segundo propósito: explorar el Círculo Polar Ártico en busca de una ruta que bordeara la costa norte de América, lo que sería la vía más rápida entre el Atlántico y el Pacífico para las naves inglesas.
En su último viaje Cook tenía el objetivo de explorar el Círculo Polar Ártico en busca de una ruta que bordeara la costa norte de América, pero al cruzar el estrecho de Bering el hielo les impidió seguir.
Cook partió de Tahití en diciembre de 1777 en dirección a la costa oeste de Norteamérica, deteniéndose en el camino en diferentes islas del Pacífico. Tras tocar tierra en lo que hoy es California, la expedición recorrió la costa hasta llegar, en agosto de 1778, al estrecho de Bering, donde terminó su camino: las placas de hielo les impedían continuar en cualquier dirección y una vez más, se vieron obligados a dar media vuelta. Aunque los mapas de la costa oeste norteamericana podían considerarse premio suficiente para un primer intento, Cook se sintió frustrado por este nuevo fracaso en lograr el objetivo principal del viaje.
Malentendidos fatales
A principios de 1779 la expedición llegó al archipiélago hawaiano, donde ya habían establecido contacto con los nativos en su ruta hacia el norte. Sin embargo, este se convertiría en el último desembarco de Cook. La razón para esta parada era reparar el mástil del Resolution y por ello intentó negociar con los nativos el trueque de unos postes de madera, pero sin saberlo cometió un error fatal, pues aquellos postes delimitaban un espacio de enterramiento sagrado, por lo que los jefes hawaianos montaron en cólera. Este malentendido hizo escalar las tensiones hasta el punto que los nativos se apoderaron de uno de los botes del Resolution.
Una serie de malentendidos y decisiones precipitadas condujeron a Cook a la muerte en Hawái.
La decisión tomada por Cook para recuperarlo no podría haber sido peor: secuestrar al jefe Kalani'opu'u para luego intercambiarlo por el bote robado. Con este plan, la mañana del 14 de febrero se dirigieron a su tienda y le exhortaron a acompañarlos a la nave. Kalani'opu'u creyó que le estaban invitando a una reunión diplomática, por lo que les siguió de buen grado, pero algunos de sus familiares sospecharon y decidieron seguirlos hasta la playa acompañados de un gran número de guerreros.
En ese punto Kalani'opu'u se dio cuenta de que intentaban secuestrarle y se negó a embarcar. Los guerreros hawaianos rodearon rápidamente a los hombres de Cook, quien adoptó una actitud agresiva con el jefe y le golpeó con su espada o su fusil. Los hawaianos, enfurecidos, atacaron a Cook y uno de ellos lo acuchilló con un puñalResolution)
(que, irónicamente, había obtenido de la propia tripulación del, causándole la muerte. Ingleses y nativos se enzarzaron en una escaramuza mientras los primeros intentaban retirarse a sus naves, dejando el cuerpo de Cook en la arena.
Al cabo de unos días, la expedición partió de regreso a Inglaterra. A pesar del cruento final del viaje y de las luchas que se sucedieron en los días siguientes, los nativos tributaron a Cook un funeral de jefe según sus tradiciones. Su cuerpo fue incinerado y sus huesos -excepto algunos de ellos que los hawaianos se quedaron como reliquias- fueron devueltos a su tripulación para que le dieran un enterramiento en el mar, como correspondía a un hombre que había vivido en ese elemento.
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