España cae en la final contra Alemania pero se cuelga una medalla inesperada y pone el baloncesto 3x3 en la primera línea del deporte nacional.
En una de las historias más inesperadas y bellas de los Juegos para el deporte español, el equipo 3x3 de baloncesto femenino, compuesto por Vega Gimeno, Sandra Ygueravide, Juana Camilión y Gracia Alonso de Armiño, se colgó una medalla de plata insospechada en los Juegos de París después de un día maravilloso de baloncesto en La Concordia, con un momento de éxtasis en la semifinal de la tarde contra Estados Unidos; y otro de frustración contenida en la final contra Alemania, que España llegó a dominar incluso con solvencia (8-12), con las alemanas en bonus de faltas a 5:13 del final. Toda una invitación al oro que, finalmente, no se pudieron colgar Las Mosqueteras de La Concordia. Qué más da, si fue una plata dorada.
El cuento de hadas, que empezó en 2011 cuando Anna Junyer, la arquitecta del proyecto, empezó a construir el equipo, ha ido a velocidad de vértigo en los últimos meses. A finales de mayo, una canasta de espaldas de Gracia Alonso de Armiño ante Canadá clasificó para los Juegos al equipo de 3x3 femenino. El objetivo, estar en París, parecía cumplido para un equipo que no aparecía en ningún pronóstico de medallas. Sin embargo, desde dentro de la FEB había un runrún. El equipo crecía rápido. Las dos últimas incorporaciones, Juana Camilión y Gracia, habían dado un salto de energía al equipo. Y las veteranas, Ygueravide y Vega, tenían el manual del juego en su cabeza.
El premio ha sido la plata después de una tarde para el recuerdo que empezó con una victoria agónica en la prórroga ante Estados Unidos. España se aguantó estoicamente. Soportó desventajas de cinco puntos. Pero una entrada con la izquierda de Sandra Ygueravide, que luego anotó un tiro libre, aseguraron la medalla para la Selección. Fue un trueno. “Me va explotar la cabeza”, decía Vega Gimeno en la zona mixta. La Concordia era un horno, porque el día fue caluroso en París. Seguramente eso también pesara en la final. La espera, de cuatro horas, tuvo de todo. Una mezcla de explosión de felicidad por la medalla segura, pero también de ejercicio de introspección con el fin de llegar en la mejor condición posible a la final.
A las 22:00 horas, la cancha callejera, en mitad del corazón de París, en uno de los centros neurálgicos de los Juegos, no cabía un alfiler. Nadie se lo quería perder. En la fila estuvieron el rey Felipe VI; el presidente del COI, Thomas Bach; el vicepresidente, Juan Antonio Samaranch. También Pau Gasol, Dirk Nowitzki. Y hasta Sergei Bubka. Alemania, verdugo también en la primera fase, es un equipo que, como España, se sabe los trucos del deporte. Por eso, Greinacher y compañía no entraron en pánico cuando se vieron 8-12 por debajo a menos de cinco minutos para el final. Si contra Estados Unidos había sido Ygueravide, esta vez la muñeca caliente era la de Juana Camilión. Sus ‘dobles’ acercaron a España a un oro que, seguramente llegó a imaginar. El 3x3, sin embargo, casi no te deja pensar. Los colegiados pusieron el foco en Vega Gimeno y le señalaron dos faltas en ataque que terminarían siendo decisivas. Aun así, Las Mosqueteras llegaron a los últimos 55 segundos con 15-15 y balón. Juana perdió la posesión y Greinacher clavó un tiro doble. Hasta el final, España sólo anotó un punto más y el tiro sobre la bocina de Gracia Alonso de Armiño se paseó en esa línea fina entre la gloria y la nada. Esta vez, sin embargo, detrás del fallo final no estaba el vacío. Había cuatro medallas de plata que ponen broche a una de las aventuras más fabulosas del deporte español en los Juegos de París.
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