Sorprendentemente, el agua embotellada incorpora una fecha de caducidad
Sin embargo, es más adecuado referirse a ella como una fecha de consumo preferente
Con el paso del tiempo, el vidrio y plástico de los envases pueden llegar a afectar a las características y sabor del agua mineral
Muy probablemente te habrás sorprendido al descubrir que el agua embotellada incorpora una fecha de caducidad. Se entiende que alimentos como la carne o los lácteos caduquen, pero, ¿y el agua?
En primer lugar, cabe aclarar que el agua como producto no caduca, pero sí que envejece. Esto quiere decir que si la dejamos expuesta al aire libre irá recogiendo polvo y microorganismos. Por el contrario, si la embotellamos conseguimos protegerla de los elementos externos y preservar su calidad, aunque hay otros problemas.
El agua no caduca, el envase sí
Como el agua no caduca, la fecha que encontramos en las botellas es un indicativo de consumo preferente, es decir, nos indica hasta cuándo podemos beber el agua del envase en condiciones óptimas. Por norma general, el agua embotellada sin abrir y conservada en un lugar fresco, seco y oscuro dura entre uno y dos años si el envase es de plástico y hasta tres años si es de vidrio.
Parece ser que ambos materiales liberan sustancias con el paso del tiempo, sobre todo los envases de plástico, que pueden afectar a las características organolépticas. Sin embargo, se siguen utilizando el vidrio y el PET porque son los mejores materiales que existen actualmente para embotellar el agua mineral. Asimismo, todavía no ha quedado demostrado si estos químicos pueden llegar a ser perjudiciales para la salud de las personas.
En resumen, podríamos afirmar que el agua no tiene fecha de caducidad, pero que el deterioro de su envase puede empobrecer sus propiedades y sabor.
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Pirata Oscar
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