Análisis de ADN contemporáneo sugieren que los humanos modernos descienden de al menos dos poblaciones que coexistieron, migraron y se cruzaron en África durante cientos de miles de años.
Existe bastante consenso entre la comunidad científica que los orígenes del Homo sapiens se encuentran en África. Numerosas evidencias apuntan en ese sentido. Los fósiles más antiguos de nuestra especie proceden del yacimiento de Jebel Irhoud, en Marruecos, con una edad aproximada de unos 300.000 años. Por esa misma época, se vuelven mucho más raras las hachas de mano que habían dominado el inventario de útiles líticos durante un millón de años. En su lugar, se fabricaron nuevas herramientas dando forma a láminas extraídas de un núcleo grande de piedra que antes habían sido desechadas.
Lo que ha sido más difícil de identificar es el grupo concreto dentro de África que acabaría convirtiéndose en el antepasado de todos los humanos fuera de ese continente. Una teoría evolutiva sostiene que hace unos 150.000 años había una única población ancestral de la que derivaron el resto. Otras investigaciones han apuntado que esa comunidad primitiva habría sido el resultado de la mezcla de los humanos modernos con otros homínidos, como los neandertales.
Sin embargo, un nuevo estudio científico recién publicado en Nature ha desvelado un sorprendente y más complejo origen para el Homo sapiens. Los hallazgos genéticos de un equipo internacional liderado por investigadores de las universidades de California-Davis y McGill (Canadá) revelan que los humanos modernos descienden de al menos dos poblaciones que coexistieron, migraron y se cruzaron en África durante cientos de miles de años antes de dar origen al nuevo linaje en un proceso de separación ocurrido entre hace 135.000 y 120.000 años.
"Quienes han optado por el modelo clásico de un origen único para el Homo sapiens han sugerido que el ser humano surgió por primera vez en el este o el sur de África", explica Brenna Henn, genetista y una de las coautoras principales de la investigación. "Pero ha sido difícil cuadrar estas teorías con los limitados registros fósiles y arqueológicos de sitios tan lejanos como Marruecos, Etiopía y Sudáfrica, que muestran que el los sapiens vivían en todo el continente desde hace al menos 300.000 años".
Los científicos desarrollaron un modelo informático para ejecutar simulaciones a gran escala de la evolución genética de la especie humana. El método consistió en analizar 290 genomas de africanos actuales, pertenecientes a cuatro grupos geográfica y genéticamente diversos —los nama, un grupo pastoril khoe-san de Namibia; los mende de Sierra Leona; los gumuz, una tribu que desciende de los cazadores-recolectores de Etiopía; y los amhara y oromo, pueblos agricultores del este del continente—, para rastrear las similitudes y diferencias entre ellos durante el último millón de años. Otro de los objetivos era obtener información sobre las conexiones genéticas en toda África.
Además, los investigadores compararon el ADN de estos africanos con el genoma de un individuo de Gran Bretaña y el de un neandertal de 50.000 años encontrado en Croacia. Estudios anteriores han observado que los humanos modernos y los neandertales compartían un ancestro común que vivió hace 600.000 años. Los neandertales se expandieron por Europa y Asia, se cruzaron con los humanos modernos procedentes de África y luego se extinguieron hace unos 40.000 años.
"Usamos un nuevo algoritmo para probar rápidamente cientos de escenarios posibles. Aquellos que muestran un flujo de genes de ida y vuelta entre poblaciones en varias partes de África a lo largo de cientos de miles de años proporcionan una explicación mucho mejor sobre la variación genética que vemos hoy en día", destaca Simon Gravel, otro de los coautores. "Desarrollamos este modelo para comprender cómo varía el riesgo de enfermedades genéticas entre las poblaciones y nos condujo hasta esta inmersión profunda en los orígenes humanos".
El principal descubrimiento del estudio es que los humanos modernos descienden como mínimo de dos ramas evolutivas diferentes —no se ha podido determinar dónde se asentaron—, pero cuyos individuos continuaron apareándose de forma esporádica y mezclando su ADN. La primera evidencia de separación se ha fechado hace unos 130.000 años, cuando un evento indeterminado provocó la aparición de un nuevo linaje que se convertiría en la ancestralidad de los nama.
Estos resultados insinúan que los sapiens no se cruzaron con otros grupos de homínidos anatómicamente diferentes con los que coincidieron en África, como el Homo naledi. "Modelos anteriores más complicados han propuesto contribuciones de homínidos arcaicos, pero el nuestro indica lo contrario", resume Tim Weaver, otro de los autores principales del estudio. En base al nuevo algoritmo, los investigadores aseguran que entre el 1-4% de las diferencias genéticas en las poblaciones humanas modernas de África pueden tener su origen en esta mezcla prehistórica. La historia de la evolución humana sigue desvelando apasionantes sorpresas.
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