Rincones de la Manchuela y Bajo Maestrazgo

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miércoles, 12 de julio de 2023

Despega con éxito el telescopio Euclid para investigar el universo oscuro: "Va a ayudarnos a responder una de las preguntas más fascinantes de la ciencia moderna"

Esta misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) hará un mapa en 3D del universo para intentar esclarecer la naturaleza de la energía oscura y la materia oscura, que conforman el 95% del cosmos: "Seguimos sin saber qué son estos elementos", asegura el director de la ESA, Josef Aschbacher

El telescopio Euclid, la misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) diseñada para investigar el lado oscuro del universo, ha despegado este sábado desde Cabo Cañaveral (Florida, EEUU). La primera fase del cohete Falcon 9 de SpaceX que lo ha puesto en órbita ha regresado también a tierra para ser reutilizada; minutos después, la segunda etapa del cohete se ha separado de la nave con éxito y poco antes de la 18 horas, llegaba la señal de la nave a la estación de New Norcia, en Australia. Todo ha transcurrido según el plan.

"El exitoso lanzamiento de Euclid marca el comienzo de un nuevo esfuerzo científico para ayudarnos a responder una de las preguntas más fascinantes de la ciencia moderna", ha declarado el director de la ESA, Josef Aschbacher, que ha destacado "el trabajo en equipo" que ha permitido realizar esta misión de mil millones de euros que ha tenido que hacer frente a varios contratiempos. El último, la guerra en Ucrania. Aunque el plan inicial era que despegara a bordo de un cohete ruso Soyuz, la retirada de los rusos de las instalaciones del Puerto Espacial de Kurú obligó a buscar una alternativa, que los europeos encontraron en el lanzador de Elon Musk. Por eso, en vez de despegar desde la Guayana Francesa, Euclid ha sido lanzado desde Florida.

El telescopio viaja ya por tanto hacia su destino, un lugar denominado segundo punto de Lagrange (L2) del sistema Sol-Tierra que se encuentra a una distancia de 1,5 millones de kilómetros en la dirección opuesta al Sol. Tardará aproxidamente un mes en llegar. Durante la siguiente fase, que durará dos meses, hará diferentes pruebas para comprobar que todos sus componentes e instrumentos funcionan correctamente. Tres meses después del despegue, comenzará a cartografiar el universo oscuro.

Este telescopio observará a lo largo de seis años un tercio del cielo con el objetivo de elaborar el mapa en 3D más grande y más preciso del universo que cubrirá 10.000 millones de historia del cosmos. Una herramienta con la que los cosmólogos quieren entender qué es la materia oscura y la energía oscura.

"Euclid toma el relevo de nuestro observatorio espacial Planck, que mejoró nuestro conocimiento del universo y obtuvo muestras de la presencia de la energía oscura y la materia oscura. Pero seguimos sin saber qué son estos elementos", ha explicado Aschbacher.

Basándose en las estimaciones realizadas hasta ahora, los cosmólogos creen que el universo está compuesto por un 5% de materia visible u ordinaria (como la materia de la que estamos hechos), mientras que la materia oscura ocuparía el 25% y la energía oscura, un 70%. Esta materia y energía oscuras afectan al movimiento y la distribución de las fuentes visibles, como las galaxias, pero no emiten o absorben luz. Por ello, los científicos no ha podido determinar qué son. Comprender su naturaleza es por tanto uno de los mayores desafíos de la cosmología.

Como explica Guillermo Buenadicha, coordinador de Operaciones Científicas de Euclid, que la nave -que pesa dos toneladas y mide cinco metros de altura- "tiene una configuración clásica que incluye un panel solar que recoge energía y protege a la nave del sol porque tiene estar muy estable térmicamente".

Una de las dificultades que ha planteado es qué hacer con la ingente cantidad de datos que adquirirá y volcará a diario: "A lo largo de los seis años, el volumen de información científica será 20 petabytes, pero para conseguirlos se llegará a 170 o 200 petabytes. Manejar ese volumen es un gran reto. Y el segundo reto es que el procesado de datos no es nada sencillo; no es como coger una imagen, ponerla bonita y ya está, hay que mezclar muchas cosas, combinar los datos de Euclid con información en tierra, y esto lo hace un consorcio y centros de supercomputación", señaló hace unos días Buenadicha durante una rueda de prensa en el Centro Europeo de Astronomía Espacial de la ESA (ESAC), en Madrid.

Desde España participan el Instituto de Ciencias del Espacio en Barcelona (ICE-CSIC), el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), el Instituto de Física de Altas Energías (IFAE), la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

El telescopio, tras separarse de la última parte del cohete

"La transferencia del gran volumen de datos que Euclid va a recabar durante los seis años que dure la misión se va a hacer a través de un sistema de comunicación muy sofisticado, desarrollado por Thales Alenia, en el que se descargarán unas 150.000 imágenes de alta resolución a lo largo de seis años", señala Susana Infante, Jefa de proyecto del Subsistema de comunicación de Euclid en Thales Alenia Space España. Thales Alenia Space italia es el contratista principal de ese consorcio industrial que ha fabricado Euclid, con Airbus como segundo contratista, y al que contribuyen otras 80 empresas, entre ellas la españolas Alter Technology, Crisa, Deimos Space, GTD, Navair, Sener y Thales Alenia Space España. "Las empresas de nuestro país se han llevado el 10% del valor del contrato y es algo de lo que tenemos que sentirnos orgullosos", dice Infante.

Además de la transferencia del gran volumen de datos, esta misión presenta varios retos tecnológicos: "Va a observar el 35% de la esfera celeste, algo nunca visto hasta ahora, y para ello es necesario un telescopio de altísima calidad óptica y un amplio campo de visión. Además, la plataforma tiene que ser estable durante todo el tiempo de la captura de datos. Eso unido a que tenga un apuntamiento ágil para optimizar el tiempo de observación va a ser uno de los retos principales", resume esta ingeniera.

Por ello, destaca, "en cada una de las fases ha habido que hacer prototipos y desarrollos tecnológicos al límite en muchas ocasiones porque las condiciones donde va a tener que observar son complejas".

Si las cosas van bien durante los seis años previstos para la misión, ésta podría ampliarse otros cuatro años. En ese caso, hay varias posibilidades de observación, tal y como señala Xavier Dupac, científico de Operaciones de Euclid: "Aún no tenemos un plan pero podrían ser varias cosas: una posibilidad es ampliar las observaciones del cielo, de modo que en vez del 35% podría llegar a observar el 45% quizás, aunque sería en zonas que no son tan buenas para las observaciones. Podríamos hacer también programas volver a observar las mejores zonas para tener una mejor cobertura y mejorar los datos. Y finalmente se podrían hacer campos profundos para hacer ciencia especifica como mirar galaxias muy lejanas".