DAKAR | COCHES (ETAPA 12)
El español, primer piloto en ganar con cuatro marcas diferentes, logra que Audi se despida a lo grande con el prototipo eléctrico.
En el mundo de las carreras siempre ha existido un final soñado y no es otro que despedirse a lo campeón. Son varias las figuras que lo han hecho a lo largo de la historia como Rosberg en la Fórmula 1 o Rovanpera en el Mundial de Rallys (a tiempo parcial). Y aunque en este caso la despedida está relacionada con un equipo más que con un piloto, Audi no podría haber elegido una manera mejor de poner punto y final a su periplo de tres años en el Dakar. Carlos Sainz y Lucas Cruz le han dado a la marca de los cuatro aros ese triunfo que se marcaron como objetivo desde el primer momento y aunque la recompensa ha llegado en el tiempo de descuento, lo importante no ha sido el cuándo, sino el qué.
El proyecto de Audi estuvo bajo lupa desde que el RS Q e-tron entró en escena. Nadie confiaba en que un coche eléctrico fuese capaz de ganar la carrera más dura del mundo y aunque hubo quien solo le dio tres días en su última oportunidad, Sainz se ha encargado de silenciar todas las críticas con un triunfo histórico por varias razones. La primera, porque el español ha sido capaz de ganar con cuatro marcas diferentes (Volkswagen, Peugeot, Mini y Audi) una carrera reservada para unos pocos privilegiados; la segunda porque vuelve a retrasar la edad más longeva con la que alguien ha conquistado el desierto y la última, porque un proyecto atrevido donde convivir con el riesgo formaba parte del día a día, ha desbancado a los grandes favoritos.
La experiencia ha vuelto a ganarle la partida a la suerte y con esta victoria, Sainz y Lucas dejan claro que el cambio generacional todavía debe aprender de aquellos a los que muchos quieren jubilar, pero nadie consigue hacerlo. El motor sigue siendo incombustible y eso les ha hecho sobrevivir durante 13 días en una edición que les puso a prueba hasta el penúltimo día. Ni siquiera con el mejor escenario de cara Carlos dio nada por sentado y esa estrategia de ir día a día le ha funcionado tan bien como la de una etapa 48 horas que fue decisiva en este final.
Fue una etapa complicada por navegación, exigente por el kilometraje y abrumadora por la concentración. Pero de ahí, tras el abandono de Al Rajhi, la pareja Sainz y Lucas Cruz salió líder de una general que ya no conoció otro referente. Al Attiyah se fue a casa tras fallar en su pronóstico, el Audi de Ekstrom falló, y Loeb (ganador de esta última etapa donde el madrileño solo debía asegurarse de salir con vida) fue quien más le apretó las tuercas a la tripulación del #204 en un Dakar que les tenía reservada una victoria que nunca quisieron cantar antes de tiempo.
La experiencia le decía a Sainz que hasta el final todo era posible, pero el español, recordando todos los escenarios factibles, no fue consciente de que la única posibilidad era que ese desierto tan caprichoso premiase la valentía de aquellos que se han atrevido a hacer lo que nadie más ha sido capaz. En la zona de asistencia fue como un día cualquiera, donde el coche se revisó tanto como siempre y sin nada excepcional, ya que, cuando algo funciona, no hay por qué cambiar. Y todo lo que no convenció en la sede de los cuatro aros ya lo modificó Audi antes de llegar a una edición donde Carlos tenía razón. “Es el mejor Audi para el Dakar, sin duda”, lo ha demostrado.
Clasificación de la etapa 12 del Dakar 2024
Clasificación general del Dakar 2024 tras la etapa 12
Recompensa al sufrimiento de Sainz: “Ha sido tremendamente duro”
DAKAR
El español recuerda que tuvo un inicio de año “muy difícil” con la lesión en las vértebras, pero esta victoria es “una satisfacción”: “Hoy hemos conseguido un sueño”.
“Ha sido tremendamente duro, el resultado así lo dice”, pero Carlos Sainz ya es cuatro veces ganador del Dakar. El español ha bordado la carrera con un Audi sobre el que recayeron muchas dudas antes de empezar el rally y, si después de dos semanas donde fue el más regular en todo quedaba todavía alguna, el madrileño las ha despejado a lo grande con un triunfo histórico. De entrada porque es el primer piloto que ha logrado ganarle la partida al desierto con cuatro marcas diferentes (Volkswagen, Peugeot, Mini y Audi) y después, porque nunca antes un prototipo eléctrico había participado en la carrera más dura del mundo.
Ya fue difícil para Carlos sin ni siquiera haber empezado la edición: “Tuve unos inicios muy difíciles, venía de una lesión con dos vértebras fracturadas, tuve que recuperarme y estar aquí ganando es una satisfacción”. Porque si ganar un Dakar ya es especial de por sí, este lo hace todavía más “el coche”: “Para mí formar parte de esta nueva historia que ha conseguido Audi en esta carrera, me hace estar muy contento por participar en ello. Se lo quiero agradecer a todos”. El sentimiento de gratitud es mutuo ya que ha sido el español, junto a Lucas Cruz, quienes han cumplido el objetivo de una marca que no llego al desierto para pasearse. Y lo han demostrado con “una victoria en una edición muy competida y un coche muy especial”.
Carlos ha cumplido un desafío personal y este triunfo “significa mucho para mí”: “Hacer historia con este tipo de coche es algo que me alegra mucho por Audi, porque en la última bala que teníamos lo hemos conseguido y estoy encantado. Quiero agradecerles la confianza”. La clave ha estado en “correr más que los demás y hacer una buena estrategia”. Sobre todo en una edición donde “como fallases mucho un día, te ibas para casa”. Y así lo hicieron otros de manera prematura mientras que Sainz ha podido llegar a meta con toda su familia esperándole como cuatro veces ganador.
“Ha sido una satisfacción verlos a todos. Había mucha gente y no les había visto bien, pero ya había visto a mi mujer esta mañana. No me había dicho nada de que iban a venir pero te lo puedes imaginar, es un orgullo que esté aquí, que vean esto y que vean que el trabajo que hay en casa y que ellos vive casi siempre tiene recompensa”, destaca un Sainz que esquivó las dudas sobre su futuro. ¿Tiene cuerda para rato? “Tengo cuerda para celebrar la victoria”. Porque después de todo el esfuerzo que hay detrás de estos tres años, Carlos ha aprendido “que cuando uno persigue los sueños, aunque sean grandes, a veces se consiguen y hoy se ha conseguido uno”. El del cuarto Touareg para la leyenda española.
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