El gladiador protagonista de la secuela de 'Gladiator' se inspira en un personaje real, pero su historia fue muy diferente a la que vemos en pantalla.
Paul Mescal es el actor del momento. En poco menos de un lustro, se ha convertido en uno de esos intérpretes que convierte sus producciones en un valor seguro: si él está en una serie o película, seguro que es buena. Tiene buen ojo para elegir proyectos y talento de sobra para incluso mejorarlos.
Lucio (Paul Mescal) en 'Gladiator II'
En la secuela, descubrimos que el joven huyó de Roma tras la caída de Máximo, su verdadero padre, y creció en el Numidia, en el norte de África, respondiendo al nombre de Hanno.
La Roma a la que Lucio regresa es la gobernada por los emperadores Geta y Caracalla, interpretados en el filme por Joseph Quinn y Fred Hechinger, dos líderes desquiciados y crueles que han llevado a su gente a la pobreza absoluta. Marco Acacio, casado con Lucilla, quiere derrocar al dúo y liberar Roma, pero, sin quererlo, se ha ganado un enemigo en el hijo de su pareja.
Siguiendo el viaje del héroe, Gladiator II pone a prueba a Lucio, lo enfrenta con sus fantasmas, hasta que este acepta su origen y hace las paces con su pasado. Para cuando se pone la armadura de su padre Máximo, ya no es el joven cegado por la ira que llegó al Coliseo y rescata el sueño de Roma deshaciéndose del maquinador Macrino.
'Gladiator II': ¿Qué pasó con Lucio Vero II en la realidad?
Si bien el personaje al que da vida Mescal está inspirado en una persona real, Ridley Scott y el guionista David Scarpa se han tomado licencias a la hora de llevarlo a la pantalla. Lucio Vero II era hijo de la emperatriz Lucilla Augusta y el emperador Lucio Vero I (la paternidad de Máximo es un cambio que se ha permitido la secuela), y nieto de Marco Aurelio.
Su padre, Lucio Vero, gobernó como emperador junto a Marco Aurelio, por lo que el pequeño era en realidad el descendiente de dos emperadores. El matrimonio tuvo tres hijos, pero solo una hija llegó a la edad adulta; Lucio Vero falleció siendo un niño y, pese a lo que insinuara el primer filme, no llegó a ver en el poder a Cómodo.
Tras la muerte de su tío, cuando cinco hombres compitieron por sucederle durante el año de los cinco emperadores, de haber seguido con vida Lucio habría sido un rival fuerte y la diana de muchos adversarios, como apunta la película. En la vida real, fue Septimio Severo el que reinó por 18 años después de Cómodo.
Así, a Lucio Vero no le dio tiempo de exiliarse en el Norte de África, mucho menos de regresar a Roma y luchar en el Coliseo, como pasa en Gladiator II. Y de haberlo hecho, tampoco se habría encontrado ahí con su madre, Lucilla; años antes, Cómodo había exiliado a su hermana en la isla de Capri por haber intentado asesinarlo y allí sería ejecutada.
Como vemos, Ridley Scott ha abordado Gladiator II con la misma
libertad creativa con la que se enfrentó a su primera parte. Conviene
recordar que Máximo, padre de Lucio en la secuela, no existió en la vida
real y lo mismo pasa con el general Marco Acacio, la pareja de su madre
en esta segunda parte. Quienes sí existieron fueron los
emperadores Geta y Caracalla, y su historia real no tiene desperdicio.
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