Vaciado de las vitrinas del Museo de
Historia de la Religión de Lviv. / Miguel A. Lopes (Efe).
Las vitrinas y las paredes del Museo Nacional Andrey
Sheptytsky de Lviv están completamente vacías, una estampa
escalofriante por las explícitas analogías históricas que rememora. Los fantasmas de la guerra y la destrucción vuelven a cernirse sobre uno de los centros culturales punteros de Ucrania,
que conserva una colección de más de 170.000 objetos artísticos
fechados entre los siglos XII y XX. Fundado en 1905 por el arzobispo
metropolitano de la Iglesia greco-católica del país, el museo ha
sobrevivido a dos contiendas mundiales. Pero la "invasión militar" rusa lanzada por Vladímir Putin
ha vuelto a poner en jaque el patrimonio que se cobija entre sus
paredes. Precisamente la última obra en retirarse ha sido un retrato
de Sheptytsky.
"Para que nuestra historia y patrimonio sobrevivan, todo el arte debe ir bajo tierra", ha asegurado Ihor Kozhan, el director del centro ucraniano, a The Washington Post.
No han sido los únicos en Lviv en embalar todos sus tesoros y
resguardarlos en sótanos, búnkeres y almacenes cuyo paradero,
obviamente, no se ha revelado para esquivar las bombas y los misiles de Moscú. La imagen actual del Museo de Historia de la Religión resulta idéntica: expositores completamente desiertos y obras de artes empaquetadas con premura ante la amenaza del avance ruso hacia el oeste.
A lo largo de todo el país, los responsables de las
instituciones culturales que exhiben los testimonios de la historia
ucraniana están descolgando, envolviendo y escondiendo el patrimonio. En Odesa, conocida como la perla del mar Negro, han protegido con varias decenas de sacos de arena el icónico monumento del fundador de la ciudad portuaria, el duque de Richelieu, ubicado a los pies de la escalera Potemkin.
Apenas sobresalen su torso y su brazo derecho, como si el antiguo
gobernador quisiese también participar en la resistencia que aguarda a
las tropas del Kremlin en el codiciado enclave.
El monumento del duque de Richelieu en Odesa.
Liashonok Nina
Reuters
El
riesgo de destrucción patrimonial es total, los ataques de Putin,
saldados ya con miles de muertos y tres millones de refugiados, también
tienen el pasado y la identidad como objetivos. Buena
muestra de ello se encuentra en el bombardeo de hace unos días sobre el
Museo Histórico y Cultural de Ivankiv, ubicado a unos 70 kilómetros al
noroeste de Kiev, que se saldó con la destrucción de 25 cuadros de Maria Primachenko,
una de las pintoras locales más destacadas, según confirmó el
Ministerio de Asuntos Exteriores. Los proyectiles también han dañado
históricos lugares como un monasterio ortodoxo del siglo XVII
en Sviatohirsk, en la región de Donetsk, o un pequeño museo de finales
del XIX de Chernígov, al norte.
La comunidad internacional, encabezada por la UNESCO
y su organismo asesor en asuntos de patrimonio, el Consejo
Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), ya ha hecho varios
llamamientos sobre la necesidad de adoptar medidas protectoras de forma
urgente, además de mostrarse "gravemente preocupada" por los daños hasta
ahora documentados. "Debemos proteger el patrimonio cultural en Ucrania
no solo como testimonio del pasado, también como elemento catalizador
para la paz y la cohesión para el futuro", ha señalado Audrey Azoulay, el director general de la organización cultural.
Consecuencias de los bombardeos rusos en el edificio del Museo Nacional de Arte de Odesa.
Oleksandr Lapshyn
Reuters
La UNESCO ya ha informado que se encuentra trabajando con las autoridades locales y los directores de los museos para marcar con el Escudo Azul los monumentos y sitios de interés histórico
a lo largo de todo el país. Se trata de un emblema protector fijado en
la Convención de la Haya de 1954 para señalar los elementos culturales a
los que proporcionar protección ante ataques por conflictos armados.
También se están realizando labores de seguimiento de posibles daños a través de imágenes por satélite.
NEMO, la Red de Organizaciones de Museos Nacionales, está organizando
iniciativas de ayuda como facilitar espacios para el almacenaje de las
obras, donaciones e incluso ofrecer refugio para los trabajadores de los
centros ucranianos.
Del Prado al Louvre
Por el momento, las amenazas más patentes de destrucción del patrimonio histórico se han registrado en Kiev y Járkov, las dos ciudades más grandes de Ucrania y foco de los misiles rusos. Preocupa especialmente el futuro de la catedral de Santa Sofía
de la capital, del siglo XI y uno de los siete lugares del país
declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La comunidad judía
ha denunciado un ataque con misiles cerca del memorial a las víctimas de
Babi Yar, una de las más infames masacres nazis. En Járkov, los
bombardeos han destruido las ventanas de la principal pinacoteca de la
localidad, que cuenta con unos 25.000 trabajos. Los lienzos, la mayoría
ya retirados al sótano, se enfrentan ahora a un nuevo peligro para su conservación: temperaturas bajo cero durante un tiempo prolongado.
Regresando a Odesa,
el Museo Nacional del Arte no solo está vaciando sus salas y
trasladando a un lugar seguro obras de arte que nunca habían salido del
edificio, un palacio de principios del siglo XIX, también se ha rodeado
con una alambrada de púas casi más como medida desesperada que efectiva.
La paradoja es que muchas de esas creaciones artísticas que los
ucranianos están protegiendo de los ataques rusos fueron realizadas precisamente por artistas rusos.
Interior del Museo del Prado durante la Guerra Civil.
BNE
Las imágenes de museos vacíos no son una novedad en Europa. La sorpresa es que después del sangriento siglo XX
el continente vuelva a asomarse a un escenario similar. Son icónicas
las fotografías de las paredes del Museo del Prado sin cuadros colgados,
enviados en caravana a Valencia para escapar de las bromas de la
aviación franquista durante la Guerra Civil española.
También las de la fuente de la diosa Cibeles cubierta por sacos de
arena para que no resultase herida por las esquirlas de metralla. 85
años después en Ucrania se sigue haciendo lo mismo.
La II Guerra Mundial resulta una mina gráfica en este sentido. Una operación dirigida por Jacques Jaujard,
un alto funcionario del gobierno francés, logró evitar que más de 4.000
obras del Museo del Louvre acabasen en manos de los nazis. Se emplearon
vehículos privados, ambulancias, camiones, taxis y furgonetas de
reparto para esconder obras maestras como la Mona Lisa o la pesada Victoria alada de Samotracia, la última en salir, por castillos y lugares recónditos de la geografía gala. Ese patrimonio se salvó, también el del Hermitage de Leningrado que logró esquivar los casi 900 días de asedio nazi, pero los vestigios de edificios históricos como la catedral de Coventry
o la iglesia memorial del káiser Guillermo de Berlín se han quedado
mutilados para recordarnos el poder destructor de una guerra.
Trabajos de embalaje de las obras
del Museo del Louvre en los prolegómenos de la II Guerra Mundial.
Uno de los esfuerzos más llamativos para la
protección del arte contemporáneo ucraniano se está realizando en la
ciudad occidental de Ivano-Frankivsk, donde un grupo de artistas ha convertido un café subterráneo en un búnker. Trabajando sin descanso han logrado reunir los trabajos de más de una treintena de creadores.
También desde Estados Unidos ha trascendido un interesante proyecto de defensa del patrimonio. Dirigido por Hayden Bassett,
arqueólogo y director del Laboratorio de Vigilancia del Patrimonio
Cultural del Museo de Historia Natural de Virginia, consiste en
monitorizar vía satélite lugares de interés histórico que se pueden ver
afectados por el conflicto. Lo destacado es que esta tarea deberían
realizarla especialistas del Ejército estadounidense, al más puro estilo
del célebre grupo de los 'Monuments Men' de la II
Guerra Mundial, cuya misión fue recuperar las obras expoliadas por los
nazis. El problema es que las trabas burocráticas han retrasado la
puesta en marcha de la iniciativa. Según su base de datos, más de un
millar de sitios pueden resultar dañados o destruidos. Y el tiempo se
agota porque las bombas ya explotan por toda Ucrania.
TODA LA INFORMACIÓN LO HE
ENCONTRADO EN LA SECCIÓN
EL CULTURAL DE EL ESPAÑOL
Pirata Oscar
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