ATLETISMO | MUNDIALES EN BUDAPEST
María Pérez estaba feliz con su doble oro en Budapest: “La marcha española merece un respeto, ahora mismo las cuatro medallas son de esta disciplina”, dice.
-Si el oro del 20 era un sueño... ¿esto ya que es?
-Estoy en una nube ahora mismo. Además he tenido la suerte de celebrarlo dos veces porque ha sonado la campana con un marchador masculino y pensé que ya acababa la prueba y me quedaba una vuelta (ríe). Tenía la ventaja suficiente para poder disfrutar y lo he hecho los últimos cuatro kilómetros. Es un sueño estar aquí, tener esta medalla y poder haber acabado. El día del 20 acabé muy coja y desde entonces ha sido mañana y tarde con los fisios (Miguel Cos y Patricia Morales). He de agradecer a todo el servicio médico que me ha ayudado.
-¿Le ha molestado mucho la pierna durante la prueba?
-Me ha estado molestando pero no he tenido ese dolor punzante del ciático que se me inflamó el otro día y me ha permitido hacer la estrategia. Yo no podía hacer cambios continuos de ritmo y bajar porque eso sí podía forzar a que se me pinzara el nervio. Si pasaba no iba a poder mover la pierna. Por eso la opción era un momento dado escaparme. He intentado poner un ritmo alto y sabía que si lograba suficiente ventaja podía lograr el éxito. Así ha sido y he podido disfrutarlo.
-Antes de venir a Budapest... ¿de verdad soñaba con este doblete en 20 y 35?
-Sabía que estaba fuerte, que era la favorita y que todos iban a estar pendientes de mí, pero lo que no pensaba era lograrlo de la manera en la que lo he hecho. Hemos demostrado que la marcha española merece un respeto. Ahora mismo las cuatro medallas son de esta disciplina y ojalá se consigan más, pero esto es así.
-Ahora mismo usted y Martín van cuartos en el medallero absoluto... ¿Qué le parece?
-Hay que reírse y disfrutar la vida. Soy la primera española en tener dos medallas de oro mundiales, y Álvaro el primer hombre, y aunque me falta aún la olímpica esto ya me hace estar muy feliz. Tenemos que disfrutar. Es lo que voy a hacer con mis compañeros y con mi gente.
-¿Cómo han sido estos días entre carreras?
-Han sido duros, he tenido mucho dolor pero he aguantado. He estado con tratamiento antiinflamatorio hasta esta noche. Oachi y MikelCos se merecen todo lo bueno porque han conseguido que en dos días bajara la inflamación. El martes marché 20 minutos a 9 por hora y ayer marqué cinco kilómetros a 6:12. He hecho caso y ha traído su recompensa.
-Ahora sí toca ‘quemar’ Budapest, ¿no?
-Sin duda, hasta que vuelva a España. Nos merecemos desconectar, vacaciones y sobre todo disfrutar. He visto a mi mujer y a mis amigos sólo un día. Me merezco disfrutar con ellos.
-¿Qué parte de culpa tiene María de haber salido al 35 y cuánta los médicos y fisios?
-Creo que es una cuestión de confianza mutua. Hay optimismo por todas partes, hemos trabajado duro y he seguido todos los protocolos que me han dicho. Por hacer una mención especial he echado de menos un abrazo, el de Ángel Basas (rompe a llorar). Quiere decirle que estas medallas también son suyas y de su hijo. Se le echa de menos.
-¿Se le ha hecho larga la última vuelta?
-No, que va. Lo he disfrutado mucho. Además así lo he hecho en la anterior también por la equivocación del toque de campana. Llega un momento que pierdes la noción del tiempo.
-¿Ha sentido el calor del público durante el recorrido?
-Sí, la verdad es que sí. El apoyo te da fuerzas.
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