Katir estaba feliz con su plata y explicó con sinceridad por qué no habló tras su eliminación en 1.500: “Dicen que no quiero dar la cara, pero es que cuando pierdo no sé qué decir”.
Mo Katir comparece ante la Prensa española con la plata del 5.000 colgada del cuello, una sonrisa infinita y las piernas llenas de sangre. ‘¿Qué te ha pasado’. La verdad es que no lo sé muy bien, ha sido en la carrera. Me han reventado. Iba muy pegado a Kejelcha y me chocaba con él, quizá ha sido él. No me duele, me duele más el cuerpo que la herida”, dice riendo.
-¿Cómo ha sido ese momento mágico del ataque brutal a 250 metros de meta?
-Cuando vi que el primer 400 íbamos a 1:06 he pensado: ‘Nos espera una última vuelta muy buena’. Tenía claro que mi cambio tenía que ser definitivo, que ya no me pase nadie. Y así lo hice hasta casi el último metro que me ha adelantado Ingebrigtsen. Es el mejor atleta de la actualidad y para ganarle tienes que dar el máximo y aún así...
-¿Veía el oro colgado en su cuello mientras apretaba en la recta final?
-Sinceramente pensaba que iba a ganar. Las piernas ya duelen mucho, el esfuerzo del 1.500 y la semifinal del 5.000 se va acumulando y pasan factura. Iba pensando: ‘Si aguantas, ganas’. Apreté todo lo que tenía pero veía a Jakob venir como una flecha.
-¿Cómo de importante es esta medalla para usted?
-Demuestra el poder de la mente. Si te dice que puedes lucharlo, aunque estés físicamente reventado, lo vas a luchar aunque tu cuerpo no quiera. Además levantarte de una eliminación como la mía en el 1.500 siendo el segundo del ranking es jodido. Con mi nivel qué menos que estar en la final del 1.500. Me dio muchísima rabia, pero así es el deporte. El otro día esa desilusión y hoy me voy con una plata de 5.000.
-¿Cómo cambió el chip ese al que se refiere?
-Viendo y repasando los entrenamientos que he hecho en los meses anteriores, la brutalidad que he entrenado en Sierra Nevada. Y gracias a mi entrenador (Gabi Lorente), a mi mánager (Miguel Ángel Mostaza) y a mis padres, que ellos creen en mí. Saben que si yo creo también en mí puedo luchar contra quien sea.
-¿Ha corrido con esa rabia que tenía el otro día?
-He salido más relajado porque esa rabia me tensa y me agarrota. Y que al cambiar de ritmo no me cueste el cuerpo.
-¿Tenía alguna táctica previa preparada?
-Llegar al último 400 lo más fuerte posible. Lo menos desgastado.
-En Múnich, Jakob le venció con más facilidad que aquí. ¿Eso le hace ser optimista para los Juegos de París?
-Yo cada año estoy dando un cambio brutal hacia adelante. El año pasado fui bronce en Oregón, ahora plata y quien sabe el año que viene. Si es una medalla olímpica me vale de cualquier color. Sería un gran éxito.
-¿Aparcar la pista cubierta ha sido importante para este resultado?
-Sí. No quiero quitar mérito al indoor pero el aire libre es lo más importante.
-Ha ido a celebrarlo con Ingebrigtsen y ni le ha saludado...
-Es el mejor de la historia junto a El Guerrouj. Ojalá sea yo un gran líder como él.
-Pero ni se ha girado ni le ha dirigido la palabra...
-A mí me enseñaron mis padres que hay que tener los pies en el suelo porque no se sabe el día de mañana cómo será.
-El otro día dijo Mechaal que el esfuerzo del Nacional había pasado factura aquí. ¿Qué opina?
-Yo nunca me he relacionado con él de hablar de tema de entrenamientos. Tenemos una mentalidad distinta. Yo cuando pierdo prefiero no decir nada a estar rabiado. Me quedo en una esquina a pensar por qué me ha salido mal, conversando conmigo mismo en lugar de dar explicaciones. Sé que es egoísta no hablar, pero es que yo soy así. Ya en sí a mí me cuesta hablar, relacionarme con gente que no conozco casi nada sobre mis cosas. Dicen que no quiero dar la cara, pero es que cuando pierdo no sé qué decir. Soy así, cada persona es un mundo. Yo prefiero cuando estoy relajado decir lo que me dolía. Lo siento y sé que es egoísta por mi parte.
-Hace un par de años sólo le importaban las marcas, pero ya lleva tres grandes campeonatos mordiendo metal. Esa es la regularidad de los grandes atletas...
-Para tener una medalla hay que tener una grandísima marca. Es muy importante y es cierto que antes le daba más importancia a los tiempos y ahora si tengo que elegir me quedo mil veces antes con una medalla. Y si puedo elegir, no dudo: una olímpica. Es lo que me queda.
-¿En París correrá 1.500, 5.000, doblará?
-El año que viene es muy difícil doblar. A mí me encanta el 1.500, pero no lo sé. Queda mucho. Me he visto muy fuerte en el 5.000, con unas grandes sensaciones... pero aún así me han ganado (ríe).
-Su mánager Miguel Ángel Mostaza llevo la carrera de un tal Fermín Cacho, campeón olímpico. ¿Le dice algo?
-Le pedí a Miguel que estuviera en la pista de calentamiento porque da discursos motivacionales muy bonitos. Me ha hecho creer en mí, me ha recordado grandes momentos del año, creer en mí.... Me tiene un gran cariño y yo a él.
-¿Ha venido alguien a verle?
-Sí, mis amigos de Murcia que me voy ahora a verlos.
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