Argentina se aferra al Mundial gracias a un zurdazo de su capitán para desatascar un partido que era un dolor y en el que Enzo sentencia ante la inoperancia de México
México había perdido metros. Casi sin darse cuenta, pero los había perdido. Y si no parece buena idea vivir en el balcón de tu área, definitivamente es pésima la de permitir ahí que Messi se asome. Fue cuestión de conceder un espacio, el suficiente para que el 10 orientara la pelota servida por Di María y sacara un zurdazo violento y raso, que fue sorteando defensas rivales cual si además lo hubiera teledirigido, saludando a la portería junto al poste, allá donde se volvía inalcanzable para Ochoa. Era la carta de presentación de Argentina en este Mundial. El muerto sigue vivo, ante Polonia se comprobará definitivamente si es que andaba de parranda.
Que Scaloni no estaba satisfecho lo demuestra el hecho de que habiendo hecho un cambio doble justo antes de esa diana hiciera otro cambio doble justo después. Tirando a ofensivo primero, tirando a defensivo después, en cualquier caso agotando todos sus movimientos con mucho partido aún por jugarse. Porque antes de los unos y de los otros ya había aparecido Enzo Fernández, que terminaría liquidando un resultado cómodo de última hora en jugada que desnudaba definitivamente a una México inoperante. Había durado la muchachada del Tata justo lo que tardó en caerle el primero. La comba del tipo del Benfica fue deliciosa, eso sí.
El primer acto había sido un dolor. Que duró 50 minutos, cifra que conviene rescatar porque justo en el límite de la misma apareció la primera y por supuesto última combinación digna de tal nombre, con Argentina moviendo la pelota de un lado a otro hasta que la zaga mexicana evitó el servicio de Acuña al corazón del área. Por lo demás, nada. O prácticamente nada. Las tres ocasiones dignas de tal nombre que se pueden rescatar nacieron de la pelota parada, una falta lateral de Messi despejada por Ochoa y un córner con cabezazo desviado de Lautaro en el caso albiceleste, un golpe franco bien ejecutado por Vega con el que se adornó el Dibu en el caso del 'Tri'.
El partido había nacido desde el intervencionismo de los seleccionadores, con Scaloni cambiando a la mitad de los jugadores de campo respecto al estreno, con Martino fortificándose con zaga de cinco y prescindiendo de una referencia ofensiva evidente. Enseguida se comprobó, por lo demás, que nadie haría prisioneros: Montiel estaba en casi todas, recibiendo primero, dando después, pero no era sino el espejo de un partido que se iba trabando a la espera de que alguien lo descorchara. ¿Messi? Por allí andaba de momento, pendiente de buscar la pelota para encontrarla a la que comprobó que no serían precisamente sus compañeros quienes se la acercaran.
El problema en ese sentido era de creación. Y como en esa zona apenas repetía De Paul, las flechas enseguida lo señalaron. El futbolista que se exhibió en la Copa América continúa sin aparecer. Justo enfrente, México perdió a Guardado antes del entreacto, se supone que por lo muscular. Y así discurrió la cosa, sin que el segundo acto ofreciera especiales novedades más allá de las decisiones de los técnicos hasta que el 10 la agarró donde la agarró y la puso donde la puso. Lo que viene siendo una flor en el desierto. Aquí Argentina, aquí Qatar. Bienvenidos al Mundial. El grupo ha dibujado un miércoles apasionante... con un tal Messi repartiendo las cartas.
Mbappé es imparable
El delantero firmó otra gran actuación con un doblete que clasifica a Francia para octavos. Griezmann volvió a brillar con una asistencia. Dinamarca tendrá que ganar a Australia.
Kylian Mbappé no tiene límites. Francia, tampoco. La campeona del mundo, en un final de infarto, se impuso por 2-1 a Dinamarca, certificando su pase a los octavos de final del Mundial virtualmente como primera de grupo. Fue un partido para la memoria de los Mundiales, tan cruel para muchos y tan justo para pocos, que culminó con un gol de un delantero que ya está en la historia de la selección francesa, pero que con 23 años va camino de pulverizar todos los récords posibles.
Deschamps agitó el árbol. A pesar del exitoso debut contra Australia, el seleccionador introdujo tres novedades respecto al equipo del martes. Entró Théo, obligatoriamente por su hermano Lucas, Varane volvió al once por Konaté y Koundé ocupó la plaza de Pavard. Dinamarca, obligada a ganar, tras un empate dubitativo contra Túnez, retrasaba a Eriksen al mediocampo por la baja de Delaney y Hjulmand sorprendía con Lindstrom por Skov Olsen.
La Francia de las dudas, la del miedo y la de las desconexiones del debut no existió en el 974 Stadium. Más bien lo contrario. Los de Deschamps no querían otro susto ante un rival que le había ganado dos veces este año, las dos en la Nations League. Aunque hubo un inicio de dominio con balón danés, a partir del minuto 10 comenzó el torbellino francés.
Con Griezmann de conector entre la defensa y el ataque, con Dembélé martilleando en la derecha con sus continuos regates y con Theo acelerando en la banda izquierda, Francia se comió a Dinamarca. Varane avisó con un remate que sacó Nelsson en la línea de gol y Giroud, buscando el récord de Henry, remató un buen centro de Dembélé que salió desviado.
El extremo del Barcelona, un jugador indescifrable, capaz de jugadas imposibles y de fallar después un pase de cinco metros, comandó la mayoría de los ataques franceses, generando la oportunidad más clara de la campeona del mundo en el primer tiempo, en un centro medido y sutil que remató Rabiot, a punto de emular su gol de cabeza el martes contra Australia. Mbappé tampoco supo aprovechar un centro suyo, disparando por encima del larguero con todo a favor en el punto de penalti.
El infernal ritmo francés recordó al que tanta gloria le había dado a Deschamps hace cuatro años en Rusia. Dinamarca, aturdida, incapaz de reaccionar, como si estuviera en una película en la que está de figurante, no podía contener las acometidas rivales y se intentaba encomendar a sus tres centrales para sobrevivir. La presión tras pérdida de Francia, encarnada en dos jugadores, Antoine Griezmann y Ousmane Dembélé, ambos insaciables, también fue un dolor de cabeza para Hjulmand.
La superioridad aplastante de Francia no se pudo materializar en el marcador. Faltaba el gol y Dinamarca celebraba como una victoria el hecho de irse al descanso sin goles. Cornelius, desaparecido ante un ciclón llamado Upamecano (parece haber subsanado sus errores de concentración), tuvo incrédulo el 0-1, pero su disparo se marchó a la derecha de la portería de Lloris.
El segundo tiempo ya sí que se asemejó más a lo que quería Kasper Hjulmand, extraordinario técnico danés. Dinamarca intentó contener a Francia a través de Eriksen, retrasándole todavía más en la posición de centrocampista y obligando a Francia a salir a robar lejos de su área. A pesar de ello, el festival de Mbappé estaba a punto de comenzar.
El delantero del PSG aprovechó una gran asistencia de Theo Hernández, imparable otro día más, para hacer el 1-0 en el marcador. Aunque Dinamarca no se rindió y empató por medio de Christensen, el mejor de los nórdicos, el destino quería que lo ganara el mejor, Kylian Mbappé, que remató un excelso centro de Griezmann para enviar a Francia a los octavos de final del Mundial. Una victoria para el recuerdo, un destino cruel para Dinamarca y un equipo, el francés, que presenta su candidatura al título en Qatar.
Cambios
M. Braithwaite (45', A. Cornelius), M. Thuram (62', O. Giroud), K. Dolberg (72', M. Damsgaard), K. Coman (74', O. Dembélé), I. Konaté (74', R. Varane), C. Nørgaard (84', J. Lindstrøm), A. Bah (91', R. Kristensen), Y. Fofana (92', A. Griezmann)
Goles
1-0, 60': Kylian Mbappe, 1-1, 67': A. Christensen, 2-1, 85': Kylian Mbappe
Tarjetas
Arbitro: Szymon Marciniak
Arbitro VAR: Tomasz Kwiatkowski, Juan Martínez Munuera
A. Christensen (19',Amarilla) Cornelius (22',Amarilla) Koundé (42',Amarilla)
Lewandowski se estrena
El delantero del Barça por fin marcó en un Mundial. Szczesny fue clave al inicio . Arabia dominó, pero sin concretar. Polonia toma el mando del grupo momentáneamente.
Jugó mejor Arabia Saudí, pero la contundencia de Polonia, que fue la dueña de las áreas con un Szczesny fabuloso y un Lewandowski que acabó estrenándose como goleador en un Mundial, frustraron a los de Renard que acabaron cayendo por 2-0 dejando el grupo al rojo vivo.
El partido se planteó bajo los parámetros que ya habían exhibido los tres colectivos que participaban. Los saudíes eran gacelas, los polacos paquidermos y el árbitro, en esta ocasión el ínclito brasileño Wilton Sampaio se encargó de estropear todo lo bueno que pasaba en el campo.
El colegiado
brasileño, un auténtico dislate con silbato, obvió una agresión
terrorífica de Cash a los 21 minutos de partido que era de roja directa.
Podría, en el peor de los casos, ser amarilla y teniendo en cuenta
que ya acumulaba una, el resultado hubiera sido el mismo. El árbitro no
vio ni falta y además sacó una amarilla a Feras por protestar.
No contento con este error, el colegiado brasileño se inventó un penalti increíble a favor de Arabia Saudí en el descuento de la primera parte, que Szczesny atajó en primera instancia y en segunda tras el rechace en una parada de todavía más mérito.
Es cierto que Arabia se merecía el empate, pero no de esta manera. Los árabes jugaron mucho mejor al fútbol que los polacos. Su fútbol, veloz, asociativo y combinativo contrastaba con el juego jurásico de los mamuts europeos. Muy fuertes, pero muy troncos.
Pero el fútbol tiene estas cosas y cuando un jugador, como el portero polaco de la Juve está de dulce, no sólo para, sino que además crea ocasiones de gol. Un sensacional servicio de puerta habilitó a Cash (que hacía rato que tenía que estar expulsado) que sirvió a Lewandowski, que falló en primera instancia y luego tuvo la fe de sehuir la jugada para servir el gol en bandeja a Zielinski
En la segunda parte, las gacelas árabes siguieron corriendo y jugando, pero los contragolpes polacos eran letales con dos postes de aviso y el gol catártico de Lewandowski que rompe su sequía y deja el grupo ardiendo.
Cambios
Nawaf Al-Abed (45', Sami Al-Najei), J. Kamiński (62', P. Zieliński), Sultan Al-Ghannam (64', Mohammed Al-Burayk), K. Piątek (70', A. Milik), Abdulrahman Al-Obood (84', Abdulelah Al-Malki), Nasser Al-Dawsari (85', Saleh Al Shehri), Hattan Bahebri (94', Nawaf Al-Abed)
Goles
1-0, 38': Zielinski, 2-0, 81': Lewandowski
Tarjetas
Arbitro: Wilton Pereira Sampaio
Arbitro VAR: Drew Fischer, Armando Villarreal
Jakub Kiwior (14',Amarilla) Matthew Cash (15',Amarilla) Milik (18',Amarilla) Abdulelah Al-Malki (19',Amarilla) Abdulelah Al-Amri (48',Amarilla)
Duke hace soñar a Australia
Un gol del ariete del Fagiano Okayama tumba a Túnez y entrega a su selección la opción de volver a los octavos 16 años después. Msakni no fue suficiente y el cuadro africano está casi fuera.
Se llama Mitchell Duke y juega en el Fagiano Okayama de la segunda división japonesa. Su nombre ya forma parte de la historia de Australia tras ser el protagonista casi absoluto de un triunfo de mérito ante Túnez en el Mundial de Qatar. Un remate de cabeza perfecto. Tres puntos cruciales en su deseo de alcanzar los octavos de final del torneo 16 años después. Liderada por su ariete, la selección oceánica frenó el ímpetu del conjunto de Jalel Kadri, demasiado previsible en su juego y con la sensación de haber perdido su oportunidad en esta cita de Qatar. Sólo Msakni amenazó, pero su pegada se ausentó.
La apuesta de Graham Arnold funcionó en el inicio mejor que la de Jalel Kadri. Túnez quiso el control, pero su salida el balón se atascó desde el arranque ante la intensa presión de Australia, que buscaba con rapidez la verticalidad de Leckie y Goodwin. Ni Msakni ni Jebali entraban en juego. Demasiado físico en escena para que la construcción tunecina fuese sencilla. Cada duelo individual encontraba triunfo australiano. Y eso debilitó en exceso la premisa inicial del conjunto de Kadri. En una de sus transiciones, Australia encontró un trozo de paraíso. De la portería al área rival en tres toques. Goodwin encontró metros por la izquierda y sirvió un centro envenenado que Duke decoró con un sensacional remate de cabeza. Imposible para Dahmen.
Túnez tiró de corazón para reaccionar. Pero lo que necesitaba era fútbol. Lo tenía Msakni, que sin embargo retrasaba su posición en exceso para tratar de ayudar en una creación que pasó de ser pausada a precipitada. Dos apariciones de Jebali pusieron en jaque a Australia antes del descanso. En su primera carrera al espacio, cedió a Msakni para que éste entregara de forma sutil a Drager. El disparo del carrilero fue tapado de forma precisa por Souttar. Su segunda incursión posibilitó un servicio perfecto al área que Msakni desaprovechó rematando fuera cuando tenía todo a su favor para firmar el empate.
Fue más valiente Túnez en la reanudación. Entró Sassi y Laidouni adelantó su posición. Entonces apareció más Sliti, incisivo cerca del área. También Jebali, que seguía chocando contra un muro. Australia jugó con los espacios y lanzó a Goodwin y a Leckie para tratar de resolver en las contras. Todo en la antesala de los nervios. Los de unos y los de otros. Túnez se vio fuera de Qatar y tiró de Khazri. Australia temió y lanzó a escena a Hrustic para pausar lo que ya era casi un ida y vuelta. Y fue Leckie el que estuvo a centímetros de colocar el 0-2.
Túnez ya era lo que trataba de ser Msakni. Dribló, amagó, aceleró, disparó y chocó contra Ryan cuando el reloj ya era un enemigo real para su selección. Insistió el cuadro africano hasta el final. Con Sliti entrando una y otra vez en las zonas de peligro. Con Khazri probando a Ryan. Con Msakni desafiando al mundo. Pero Australia era ya una muralla impenetrable. Mooy se multiplicó en la zona media. Souttar se agigantó en el área. Y el sueño de los octavos queda presente en el conjunto de Graham Arnold, que se jugará el todo ante Dinamarca mientras Túnez se queda en manos de una utopía.
Cambios
F. Sassi (45', M. Dräger), A. Hrustic (63', R. Mcgree), J. Maclaren (63', M. Duke), W. Khazri (66', A. Laïdouni), T. Khenissi (72', I. Jebali), W. Kechrida (72', D. Bronn), M. Degenek (74', F. Karačić), A. Mabil (84', C. Goodwin), K. Baccus (84', M. Leckie)
Goles
0-1, 22': M. Duke
Tarjetas
Arbitro: Daniel Siebert
Arbitro VAR: Bastian Dankert, Marco Fritz
Aissa Laidouni (25',Amarilla) Ali Abdi (63',Amarilla) Sassi (92',Amarilla)
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