Argentina cae con estrépito ante Arabia Saudí en su debut. Messi marcó de penalti, pero los saudíes remontaron. Tres goles anulados por fuera de juego a la Albiceleste.
La historia de los Mundiales escribió otra página épica, imprevisible, una hazaña de Arabia Saudí sobre la Argentina de Messi, el equipo al que todos empujan para acercar al 10 a donde nunca antes llegó. Dos goles de los saudíes y una milimétrica aplicación del fuera de juego propiciaron una victoria y una remontada que ya nadie podrá borrar. Desde Italia 90 no perdía la Albiceleste en un debut mundialista. En aquel caso fue ante Camerún, otra cenicienta.
Y eso que las cosas comenzaron completamente al revés. Argentina no había dejado de tararear el himno cuando el árbitro Vincic fue alertado por el VAR. Nadie vio nada flagrante salvo un hombre, Paulus Van Boeke, de Países Bajos, que sentado en la poltrona vídeoarbitral decidió que era su momento de gloria. Las imágenes descubrieron un agarrón que Paredes convirtió en un fusilamiento, uno de esos marcajes pegajosos con los que el fútbol puede convivir pero el VAR no.
Un homenaje de entrada para Messi. El penalti lo convirtió Leo casi dando las gracias. Es el cuarto Mundial en el que marca, igualando así a Cristiano, Klose, Uwe Seeler y Pelé. Con Papu Gómez tirado al costado izquierdo, Di María arrinconado a la derecha y Paredes y De Paul manejando al equipo, el crack argentino encontró el espacio por dentro para flotar donde más le gusta.
Sin embargo, lo que parecía un jardín de rosas para Argentina lo fue complicando también la tecnología, que no hace amigos con nadie en este deporte tan tradicionalista. Fue el fuera de juego semiautomático lo que desesperó a la Albiceleste. El nuevo juguetito de la FIFA le quitó tres goles antes del descanso. Primero a Messi y después por dos veces a Lautaro.
Problemas y remontada
El caramelo de la defensa adelantada saudí sirvió de red para pescar a los argentinos, a veces por varios metros -otras, en cambio, por milímetros-. El sistema de detección de posiciones adelantadas echó humo. La FIFA lo inventó para hacer más justo el fútbol. Llevado al límite, convierte la justicia en un microframe que indigna más que ayuda.
El Mundial no está acostumbrado a estas revoluciones ni a desafíos como el que Arabia Saudí propuso tras el descanso. Jugando duro, con la intensidad que requería un partido así, fue arrugando a Argentina y llevándole a un laberinto. Los problemas físicos del Cuti Romero costaron el empate, de hecho. El central del Tottenham no anduvo fino para defender a Al Shehri y su zurdazo se coló en la portería del Dibu Martínez. Se desató la locura.
Poco comparado con el golazo de Al Dawsari solo cinco minutos después, en pleno torbellino, con el estadio convertido en una pequeña Riad y la Albiceleste devuelta a la de estos discretos años atrás. Su disparo por la escuadra activó las alarmas argentinas y las de un Messi descolocado, meditabundo, infeliz.
Scaloni movió ficha rápido. De una vez introdujo a Julián Álvarez, Enzo Fernández y Lisandro Martínez, obligado por la lesión del Cuti. Los fantasmas asomaron de nuevo. Argentina se sintió como en anteriores Mundiales. Los focos se centraron en Messi, en su capacidad de reacción, en eso que tantas veces se le ha achacado que le falta y otros sí tuvieron.
Arabia Saudí siguió jugando con la defensa adelantadísima, una invitación a los pases en profundidad pero también una trampa que nunca entendieron los mediapuntas argentinos. La grada vibró. Los miles de saudíes que habían atravesado la frontera para ver a también a Messi se ilusionaron con la gesta, con el milagro.
Argentina lo intentó sin inquietar, aturdida, impotente. La Argentina que venía a conquistar el título, la del quinto Mundial de Messi, la que quiere llevar a su capitán a donde nunca antes lo ha logrado, esa que muchos dan por candidata, se la pegó con estrépito en su estreno. Un partido para la historia, un resultado para el recuerdo. Una debacle que pone a Messi y a sus compañeros en el alambre. Increíble.
Cambios
Nawaf Al-Abed (48', Salman Al-Faraj), Lisandro Martínez (58', C. Romero), J. Álvarez (58', Papu Gómez), E. Fernández (58', L. Paredes), M. Acuña (70', N. Tagliafico), Sultan Al-Ghannam (77', Saleh Al Shehri), Abdulelah Al-Amri (87', Nawaf Al-Abed), Haitham Asiri (88', Firas Al-Brikan), Mohammed Al-Burayk (98', Yasser Al-Shahrani)
Goles
1-0, 9': Messi, 1-1, 47': Saleh Al Shehri, 1-2, 52': Salem Al Dawsari
Tarjetas
Arbitro: Slavko Vincic
Arbitro VAR: Pol van Boekel, Bastian Dankert
Abdulelah Al-Malki (66',Amarilla) Ali Albulayhi (74',Amarilla) Salem Al Dawsari (78',Amarilla) Saud Abdul Hamid (81',Amarilla) Al-Abed (87',Amarilla) Mohammed Alowais (91',Amarilla)
Dos valientes sin pegada
Dinamarca y Túnez empatan a nada en una exhibición de ímpetu y atrevimiento. Jebali y Cornelius rozan el triunfo. Msakni brilla y Eriksen se queda a medias.
Dinamarca y Túnez firmaron un duelo vertiginoso al que sólo le faltó la pegada. Ni Jebali ni Cornelius acertaron para desequilibrar un choque que reflejó la garra infinita del conjunto africano y la fortaleza del equipo europeo. Hubo ímpetu, talento y emoción en escena, pero los goles tendrán que esperar al tiempo que la caza de una clasificación a la siguiente fase se presenta como una batalla llena de igualdad.
“Somos soldados y vamos a la guerra”, gritó Jalel Kadri a sus futbolistas en la antesala del choque. Dicho y hecho. La salida de Túnez en su estreno fue una tormenta de ímpetu. Laidouni celebró el primer tackle a Eriksen como si fuera una victoria y ahí comenzó la exhibición de fuerzas del conjunto africano. Con Skhiri multiplicado en esa medular, con dos alas en los costados y con una contundencia tremenda en las anticipaciones de sus centrales. Dinamarca comprendió pronto que tendría que tener paciencia. Quizás demasiada. Hojbjerg ponía garra mientras ni Eriksen ni Skov Olsen, los dueños del talento, lograban entrar en escena. Pocos espacios. Mucha intensidad.
Túnez no se quedó en emoción. También tenía fútbol. Jebali firmó una diabólica carrera al espacio para batir a Schmeichel con destreza, pero se encontraba en fuera de juego por centímetros. Fue un aviso. El conjunto de Hjulmand confió en que la intensidad rival fuera a menos. Eriksen retrasó su posición para entrar más en juego, Maehle avisó por la izquierda y Skov Olsen comenzó a amagar con más. Túnez, mientras sostenía todo a base de corazón y rigor táctico. En esa previsible escena irrumpió Msakni, su capitán. Él tenía la magia. Sorteó a adversarios a su antojo y dibujó pases al hueco que despertaron el júbilo en las gradas del Education City. En uno de ellos encontró Jebali su sitio, miró a Schmeichel y picó la pelota pensando que una mano del guardameta danés era imposible. No lo fue. Túnez apretaba con todo y Dinamarca perdía a Delaney por lesión.
A Hjulmand le pareció que tirar de atrevimiento podía variar la escena tras el descanso. Eriksen retrasó su posición y Damsgaard entró en liza para tratar de poner alguna gota imprevisible en la construcción de su equipo. Pero Túnez seguía creyendo que podía. Laidouni parecía tener algún doble sobre el césped. Anticipó, contragolpeó y prácticamente se bastó para combatir contra todos. Sin ideas, Dinamarca trató de ser más vertical. El inédito Dolberg dejó su sitio a Cornelius y Lindstrom apareció para ganar espacios. Los cambios revolucionaron el duelo. Jensen entró para liberar a Eriksen y éste encontró una ruptura para acercarse al área de Túnez y lanzar un misil que salvó Dahmen con una buena parada. Al minuto, Christensen remató un saque de esquina y Cornelius se topó con el poste cuando fallar parecía imposible.
La cita multiplicó su descontrol. Túnez tenía ya menos fuerzas. Laidouni no llegaba a todo y Jebali pedía aire. Sólo Msakni seguía siendo incisivo cuando aparecía entre líneas. Entonces apretó Dinamarca. Tomó fuerzas Damsgaard y Maehle se convirtió en extremo de vieja usanza. Pero el tiempo ya era una condena para sus intenciones y ni siquiera una llamada en el descuento del VAR cambió el destino del choque. Reparto de puntos para dos valientes sin pegada.
Cambios
M. Damsgaard (45', T. Delaney), M. Jensen (64', S. Kjær), J. Lindstrøm (64', A. Skov Olsen), A. Cornelius (64', K. Dolberg), N. Sliti (66', A. Slimane), H. Mejbri (79', Y. Msakni), T. Khenissi (79', I. Jebali), W. Kechrida (87', M. Dräger), F. Sassi (87', A. Laïdouni)
Tarjetas
Arbitro: César Arturo Ramos Palazuelos
Arbitro VAR: Fernando Guerrero Ramírez, Armando Villarreal
Rasmus Nissen Kristensen (23',Amarilla) Mathias Jensen (77',Amarilla) Taha Yassine Khenissi (85',Amarilla)
La leyenda del ‘Memo’ Ochoa
El meta de 37 años fue el héroe de México en el debut ante Polonia al detenerle un penalti a Lewandowski, que sigue sin estrenarse en un Mundial. Este 0-0 alivia a Argentina y a Messi.
Como en aquel mágico partido de la fase de grupos ante Brasil en el Mundial de 2014, en el que Memo Ochoa se convirtió en el héroe de México y lo encumbró en el fútbol internacional. Ahora, ocho años después y en su quinta Copa del Mundo, su última, el de Guadalajara (37 años) vuelve a ser el salvador del Tricolor, leyenda para los suyos y pesadilla para Robert Lewandowski, que sigue sin poder estrenarse como goleador en este evento. El Grupo C se ha convertido ya en el grupo del Mundial, con el histórico varapalo de Argentina ante Arabia Saudita (1-2) y este México-Polonia en el que pudo ganar el que menos lo mereció. Todo abierto, con Arabia líder, el más inimaginable escenario en un grupo a priori lógico. Por cierto, este empate alivia a Argentina y a Messi, tras su varapalo en el debut.
Antes del fallo de Lewandowski o el acierto de Ochoa ocurrieron pocas cosas, y todas ellas del lado americano. De los nervios iniciales, en los que ambos equipos jugaron en largo y metieron fuerte la pierna en los duelos, el partido cayó del lado que más lo buscó. México empezó a fluir, disipando las dudas con la velocidad y la naturalidad de su juego, como si fuera un equipo más que una selección. El balón llegaba a los extremos, en amplitud máxima, y pisar el área era pan comido. Vega y Lozano empezaron a percutir, a forzar córners y a tener ocasiones, como el remate de cabeza del delantero de Chivas, quien lloró al escuchar el himno, símbolo del sentimiento tricolor. El asedio mexicano no tuvo premio en la primera parte pero fue insistente, mientras que Polonia no era capaz de combinar en campo rival. Alejado Lewandowski, bien defendido por Moreno y Montes hasta la fortuita acción del mimuto 53.
Un pase filtrado en la frontal del área que salió rebotado y dejó al delantero del Barça con la posición ganada ante Moreno. Ambos forcejearon y cayeron al suelo. Lewandowski desplazó a su oponente con el brazo mientras que el mexicano utilizó su mano izquierda para arraglarle la camiseta del pecho. “Jueguen, jueguen”, dijo el árbitro australiano. Advertido por el VAR, cuando ya nadie reparaba en aquella acción, Chris Beath fue a revisarla al monitor y señaló penalti. La afición mexicana se echó las manos a la cabeza, Moreno vio la amarilla y la tensión se pudo cortar como la mantequilla. Lewandowski plantó el balón, suspiró y lo lanzó a la izquierda de Ochoa, que despejó el peligro y se arrimó aún más a leyenda.
Lewandowski lanza y para Ochoa.MANAN VATSYAYANAGetty
Pasado el instante decisivo del partido, como diría Cartier-Bresson de la fotografía, México se lanzó a por la victoria. Entró Raúl Jiménez, hombre de área poco rodado este curso, y Antuna, un agitador, el Cid del equipo del Tata Martino. Álvarez probó a Szczesny, que despejó a córner, y Glik, que cumplía su partido cien, se convirtió en el guerrero del área. Mientras tanto, Polonia se aferraba a un córner salvador como el que le dio la victoria a Suecia ante México en el último amistoso celebrado en Girona.
Pero no hubo diana. Ni de unos ni de otros. México se diluyó en el tramo final y sus pérdidas propiciaron algunos contraataques que Polonia no supo gestionar. Un tiro tímido de Antuna desde la frontal fue el colofón a 90 minutos de tensión y miedos, de buenos momentos de una México que ahora afronta un escenario totalmente daliniano, con Argentina como colista y Arabia Saudita como líder de este inusual Grupo C.
Cambios
K. Bielik (45', Nicola Zalewski), C. Rodríguez (70', H. Herrera), R. Jiménez (70', H. Martín), P. Frankowski (71', S. Szymanski), U. Antuna (83', Alexis Vega), A. Milik (87', P. Zieliński)
Tarjetas
Arbitro: Chris Beath
Arbitro VAR: Shaun Evans, Nicolás Gallo Barragán
Jorge Sánchez (28',Amarilla) Héctor Moreno (55',Amarilla) Frankowski (75',Amarilla)
Histórico Giroud, mágico Mbappé
La campeona del mundo remontó con autoridad el tempranero gol de Australia. La entrada de Theo Hernandez por su hermano Lucas fue decisiva para cambiar el encuentro.
Francia arrancó su reválida del título en Qatar con una goleada por 4-1 ante Australia. La bicampeona del mundo, eso sí, tuvo que sufrir, ya que comenzó el encuentro perdiendo, no entró en el partido hasta el minuto 30 y la maldición del campeón del mundo asomó la patita por momentos. Giroud entró en la historia del fútbol francés, igualando, con su doblete, a Thierry Henry en lo más alto de la tabla de goleadores de la selección. Fue un primer aviso para un equipo que cuando pisa el acelerador no hay quién la pueda frenar, o al menos esa sensación dio en el Al Janoub Stadium de Al Wakrah.
Australia se levantó con la sorpresa mayúscula de Arabia Saudí y se dijo que por qué no podía aguarle el debut a Francia. Los Soceroos, valientes, aguerridos y sin miedo a dejar espacios, salieron a jugarle de tú a tú a la campeona del mundo. Cuando apenas transcurrían diez minutos, llegó un doble infortunio para los de Deschamps, que ya veían como la maldición del campeón se asomaba de forma muy peligrosa. Primero por el gol de Goodwin, después de un excelso pase de Leckie. Y, segundo, por la lesión de Lucas Hernandez en la rodilla. Por los gestos del lateral izquierdo, no parece que vaya a poder volver a jugar en Qatar. Entró Theo, su hermano.
Francia se sumergió en un territorio ominoso, extraño, de esos que te mandan al pozo si no reaccionas rápido. Australia se sentía cada vez más cómoda y su repliegue era un rompecabezas para su rival. Cada ataque francés acababa en una jugada individual de Mbappé, desesperado por la falta de apoyos, o de Dembélé, que es un jugador indescifrable, capaz de hacer jugadas imposibles y fallar las que apenas requieren gestualidad técnica.
La Francia de 2018, la imbatible, la que sabía reponerse en cualquier contexto sin saber cómo, esa apareció en en el Al Janoub Stadium. Dos jugadas aisladas, sin ningún automatismo, sin apenas elaboración, le sirvieron para dar la vuelta al marcador. Primero fue Rabiot, que aprovechó un extraordinario centro de Theo Hernández para empatar. Después, el centrocampista de la Juventus hizo un soberano esfuerzo para robarle un balón al lateral rival y asistir a Giroud en el segundo. Con 50 dianas, el delantero del Milan se ponía a tiro del récord de Thierry Henry. Australia, noqueada, pudo empatar antes del descanso, pero el remate de Irvine, para suerte de Deschamps, se estrelló en el poste.
Giroud iguala a Henry
El factor sorpresa de Australia no duró más de 45 minutos. El 2-1 de Giroud fue definitivo. Francia, que está más acostumbrada a correr que a proponer, decidió salir con el freno de mano y así evitó sustos. Faltaba por unirse a la fiesta Mbappé, que, aunque no tuvo un primer tiempo plácido, es de esa estirpe de jugadores al que no hay nada que le quite el apetito.
El delantero del PSG marcó de cabeza, un registro que no domina pero que poco a poco lo va puliendo, aprovechando un centro de Dembélé. El 3-1 ya era definitivo, pero Giroud quería su récord. Mbappé volvió a aparecer con una facilidad aplastante en el flanco izquierdo y asistió a su compañero para que empatara a Henry como el máximo goleador histórico de la selección. Un logro que posiblemente lo destroce más pronto que tarde el asistente del cuarto gol galo. Una victoria que sabe a mucho después de la maldición de los últimos campeones.
Cambios
Theo Hernández (12', Lucas Hernández), J. Cummings (55', M. Duke), A. Mabil (72', R. Mcgree), G. Kuol (73', C. Goodwin), K. Coman (76', O. Dembélé), Y. Fofana (76', A. Tchouaméni), K. Baccus (84', J. Irvine), M. Degenek (84', N. Atkinson), M. Thuram (88', O. Giroud), J. Koundé (88', B. Pavard)
Goles
0-1, 8': C. Goodwin, 1-1, 26': Rabiot, 2-1, 31': Giroud, 3-1, 67': Kylian Mbappe, 4-1, 70': Giroud
Tarjetas
Arbitro: Victor Gomes
Arbitro VAR: Drew Fischer, Adil Zourak
M. Duke (54',Amarilla) Irvine (79',Amarilla) Aaron Mooy (93',Amarilla)
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