Ya estoy aquí con otra sesión de (NATIONAL PRESENT)de la sección de NATIONAL GEOGRAPHIC.
Esta semana toca hablar ¿Fueron realmente esclavos? (La historia detrás de los constructores de las pirámides.Vamos a saber parte de la historia de los constructores de las Pirámides, quien eran y porque eran tan importantes. Si eran esclavos, esta semana va estar muy interesante esta nueva entrada.
Pues no me enrollo más y vamos al grano.
Antiguo Egipto
¿Fueron realmente esclavos? La historia detrás de los constructores de las pirámides
El pueblo de las pirámidesEn esta panorámica de la llanura de Gizeh, con las grandes pirámides de la dinastía IV al fondo, puede verse en primer término los restos del poblado de quienes las construyeron, descubierto en 1988 por el egiptólogo Mark Lehner.
Dos mil años después de que fuese erigida la Gran Pirámide, el historiador Heródoto viajó a Egipto y, asombrado por la descomunal construcción, preguntó a los egipcios cómo pudo realizarse aquella obra monumental. A ojos del autor griego, el faraón que ordenó su realización solo podía ser un tirano que había esclavizado a su pueblo. La idea errónea de que las levantaron miles de esclavos siendo azotados despiadadamente, reflejada en algunas películas de Hollywood, surge de estos relatos. Como los antiguos egipcios dejaron información limitada sobre cómo se organizaban y vivían los trabajadores de las pirámides, durante mucho tiempo Heródoto ha sido una fuente de referencia. Sin embargo, recientes descubrimientos arqueológicos y el análisis de algunos textos arrojan muchas dudas sobre los datos del autor de Halicarnaso.
Un punto controvertido es el del número de trabajadores. Heródoto relata que el rey Keops «ordenó a todos los egipcios trabajar para él». Indica que fueron necesarios turnos de 100.000 trabajadores para llevar a cabo la construcción de su pirámide. Por su parte, Diodoro de Sicilia, autor de la Biblioteca histórica, dice que toda la obra se acabó en veinte años con la ayuda de 360.000 hombres.
Sin embargo, hoy se calcula que los obreros empleados en la construcción de la gran pirámide fueron entre 25.000 y 30.000.
Muchos podían ser trabajadores permanentes, pero había otros
temporales. Es posible que estos últimos se incrementaran durante los
meses de la inundación del Nilo, cuando el trabajo de los campesinos se
reducía y quedaban disponibles para otros menesteres.
Cronología
Las míticas pirámides
2589-2566 a.C.
Keops, faraón de la dinastía IV, encarga al arquitecto real Hemiunu la construcción de su pirámide en Gizeh.
2558-2532 a.C.
Kefrén, hijo de Keops, manda erigir su propia pirámide junto a la de su padre. Es la segunda más grande de Egipto.
2532-2503 a.C.
Micerino, hijo de Kefrén, levanta su pirámide, mucho más pequeña que las de sus antecesores, en la meseta de Gizeh.
Siglo V a.C.
Heródoto viaja a Egipto y visita la Gran Pirámide, de la que dice que fue construida por un ejército de esclavos.
Siglo I a.C.
Diodoro de Sicilia narra en su Biblioteca histórica que la Gran Pirámide se hizo en 20 años con 360.000 hombres.
1988
Mark Lehner descubre la llamada Ciudad Perdida, el poblado donde vivieron los constructores de las pirámides.
Desafío logístico
La edificación de la gran pirámide y su complejo funerario asociado supuso un enorme desafío organizativo para los egipcios de hace 4.500 años. Tal cantidad de trabajadores, empleados en funciones muy distintas, solo podía ser eficaz si estaban coordinados a la perfección. No solo había que organizar a quienes trabajaban en las canteras, el transporte o la construcción propiamente dicha, sino también a los responsables del suministro de otros materiales de construcción, embarcaciones, alimentos, combustible, instalaciones de hornos metalúrgicos y cerámicos, almacenes o alojamientos para los trabajadores.
Sin duda, el trabajo más duro era el de los canteros. Los distintos materiales –alabastro, granito, basalto, grauvaca o diorita– se extraían de canteras lejanas, situadas cientos de kilómetros Nilo arriba o incluso en zonas desérticas, adonde se enviaban expediciones lideradas por jefes de tropa, con un equipo compuesto por escribas, exploradores, soldados, canteros y oficiales.
El director general de todo el proyecto constructivo era el «Inspector de todos los trabajos del rey». En la época del faraón Keops, ese cargo lo ejerció Hemiunu, un miembro de la familia real que también fue visir. Es posible que el príncipe Ankhaf dirigiera la construcción de la pirámide en la parte final del reinado de su medio hermano Keops.
En un texto de la dinastía VI, un capataz se queja de no haber recibido la ropa para sus obreros
Por debajo del Inspector de todos los trabajos había una larga serie de inspectores de diferentes rangos, cuya función era supervisar el trabajo de los operarios. Había un jefe de panaderos, responsable de la producción de las miles de piezas de pan con que se sustentaban los trabajadores. También había encargados de la producción de cerveza. Otro era el inspector de los lavaderos, con la responsabilidad de recoger, lavar y redistribuir la vestimenta de los trabajadores. Las fuentes mencionan igualmente a los productores de cerámica, de la que han quedado miles de fragmentos, especialmente de los recipientes para el pan (bedja); a los encargados de la obtención de combustible; a los aguadores que transportaban el líquido en grandes recipientes cerámicos a lomos de burros desde el Nilo hasta el lugar de trabajo, o a los encargados de los diversos talleres de producción artesanal a los cuales otros obreros enviaban las materias primas.
Un documento de la dinastía VI hallado en Saqqara nos pone al tanto de los fallos que en ocasiones podía haber en este entramado de inspectores y trabajadores de diverso tipo. Se trata de una carta en la que un capataz de un grupo de trabajadores de la cantera de Tura se queja a su superior por no haber recibido las vestimentas de sus obreros, con el retraso que ello estaba generando en los trabajos.
La composición de los equipos
Posiblemente, la unidad laboral de mayor tamaño estaba constituida por 2.000 trabajadores, suma de dos grupos de 1.000 hombres. Gracias a unos grafitos hallados en la pirámide de Micerino sabemos que uno de estos grupos llevaba el curioso nombre de «Borrachos de Micerino», y otro, el de «Amigos de Micerino». A su vez, cada grupo estaba dividido en cinco cuadrillas o phylai de 200 hombres cada una. Los nombres que estas recibían eran: Grande, Asiático, Verde, Pequeña y Última. Existían también grupos menores, de veinte o diez hombres. Se sabe incluso que cada lado de la pirámide tenía su responsable y su equipo de trabajo, de igual modo que siglos más tarde las tumbas del Valle de los Reyes fueron construidas por un equipo del lado derecho y otro del izquierdo.
Gracias a los grafitos y a algunos documentos administrativos, como los papiros de Abusir, se tiene cierta idea de cómo se organizaba la enorme red de trabajadores involucrados en las obras. Sobre esta cuestión ha arrojado aún más luz el diario de un capataz llamado Merer, escrito a finales del reinado de Keops, del que unos arqueólogos franceses encontraron extensos fragmentos en el año 2013, en el antiguo puerto faraónico de Wadi el-Jarf, a orillas del mar Rojo.
Vivir y morir en Gizeh
Dos yacimientos arqueológicos localizados en la meseta de Gizeh ofrecen asimismo una valiosa información sobre los constructores de las pirámides. El primero es un cementerio hallado por Zahi Hawass en 1990 al sur de un antiguo muro de piedra conocido como Muro del Cuervo, y que contiene cientos de tumbas donde fueron enterrados inspectores, capataces, artesanos, pequeños funcionarios y simples obreros. Ello permitió a los arqueólogos estudiar y comparar las patologías de muchos individuos de diverso rango. Se ha establecido así que los obreros tenían una esperanza de vida y una estatura media sensiblemente inferior a las de los nobles, y que sufrían enfermedades degenerativas en las articulaciones, y en especial artrosis en la columna y las rodillas. Muchos, además, presentaban fracturas craneales o en las extremidades, claro reflejo de una jornada de trabajo muy dura, de sol a sol. Su alimentación se basaba en pan, hortalizas, pescado, carne y cerveza. Muchos de estos productos podían proceder de las fincas reales. Heródoto aporta datos curiosos al respecto: «Está indicado con letras egipcias en la pirámide cuánto en rábano silvestre y en cebollas y ajos se empleó para los que trabajaban y si yo recuerdo bien lo que dijo el intérprete al leerme las letras, se gastaron 1.600 talentos de plata».
En 1988, el egiptólogo Mark Lehner descubrió, a 400 metros de la Gran Esfinge, los restos de un poblado de obreros que debieron de trabajar en la construcción de la pirámide de Keops. Se han hallado habitaciones rectangulares, auténticos barracones aptos para albergar a medio centenar de trabajadores que dormían sobre plataformas de adobe. En conjunto, podrían haberse alojado en ellas unos 2.000 hombres. Otras viviendas, pertenecientes a inspectores y artesanos, tenían mejores condiciones, con varias habitaciones, cocina e incluso patio interior. Todas estas viviendas estaban asociadas a talleres, almacenes, graneros, panaderías, hornos y otras instalaciones.
Aunque no nos ha llegado información sobre el sueldo de esas personas, cabe suponer que la mayoría cobraba por su trabajo cantidades en cereal, como mil años después hicieron los trabajadores de Deir el-Medina, el poblado de los constructores del Valle de los Reyes. Lo que es seguro es que la imagen de obreros esclavos difundida por Heródoto nada tiene que ver con la verdadera condición de los trabajadores de las pirámides.
El diario de Merer
El diario de Merer es una excepcional fuente de información que nos ayuda a comprender cómo se organizaron los trabajadores de la Gran Pirámide. Merer, que dirigía un grupo de 40 barqueros, habla del trabajo de transporte en barca de bloques de piedra caliza desde la cantera de Tura, en la orilla este del Nilo, hasta el gran puerto de la pirámide, llamado Ro-she Khufu, el cual estaba bajo la supervisión del príncipe Ankhaf. El diario de Merer también describe el ritmo de trabajo que llevaba su pequeño equipo: de dos a tres viajes por semana de diez días, lo que supone el transporte por mes de unos 200 bloques, de unas 2 o 3 toneladas cada uno. Incluso hay referencias al avituallamiento de estos trabajadores, del que se encargaba una embarcación que se desplazaba desde Heliópolis.
construir una tumba
En 1990, el egiptólogo egipcio Zahi Hawass descubrió, al sur de las pirámides de Gizeh, un cementerio compuesto por tumbas modestas contemporáneo a la construcción de estos imponentes edificios. Se trataba del lugar del descansofinal de los constructores de las pirámides. Dos años antes, el egiptólogo Mark Lehner localizó y empezó a excavar el lugar donde estas personas habían vivido, en un punto justo debajo del cementerio. El poblado que halló fue bautizado como la Ciudad Perdida de los constructores de las pirámides.
Reparar las herramientas
Cada útil empleado en la construcción de las pirámides era el fruto de un largo proceso de producción que incluía numerosos trabajadores. El cobre procedía de las apartadas minas de Serabit el-Khadim, en el Sinaí, y, además de los mineros que lo extraían y de los hombres que lo transportaban, hacían falta obreros que trabajasen en los hornos de fundición para fabricar las herramientas, encargados del combustible para alimentar esos hornos u operarios para fabricar los moldes de los útiles de cobre, como los taladros y las sierras con que se cortaba la piedra, o los cinceles usados para tallar los bloques de caliza; dado que se doblaban con facilidad tras varios golpes, se calcula que por cada cien cinceladores hacía falta un operario dedicado exclusivamente a su reparación.
la casa del jefe de los obreros
Pasa por encima de los círculos amarillos para más información.
En esta ilustración se recrea la vivienda de un inspector u oficial hallada en la ciudad de los constructores de las pirámides de Gizeh. A diferencia de las viviendas de los simples obreros, estas residencias comprendían un amplio dormitorio, una sala de recepción, cocina, almacenes y un espacio para el trabajo de los escribas.
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el cementerio de gizeh
La necrópolis de los constructores de las pirámides, en Gizeh, llegó a contener unas 3.000 tumbas,
de las que los arqueólogos han excavado o identificado un millar.
Algunas son sepulcros relativamente suntuosos que reflejan la posición
social del difunto. Así, la tumba de un tal Nefer-theit está decorada
con escenas de molienda de grano y fabricación de pan y cerveza, lo que
sugiere que se trataba de un supervisor de panaderías.
Otras tumbas contienen inscripciones que indican los cargos que sus
propietarios desempeñaban en la construcción de las pirámides, desde
«supervisor de albañiles» y «director de artesanos» hasta «jefe de
canteros». En muchas tumbas fueron enterrados matrimonios con sus hijos,
y algunas contienen restos de tres generaciones de obreros de una misma familia. También se han localizado tumbas de sacerdotisas de las diosas Hathor y Neith. En la necrópolis se han hallado desechos del trabajo en las pirámides, como losas rotas o piedras o sillares con alguna fractura
que los obreros habían decidido reaprovechar.
TODA LA INFORMACIÓN LO HE
ENCONTRADO EN LA PÁGINA
OFICIAL DE NATIONAL GEOGRAPHIC
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