Tom Tykwer inaugura un remozado Festival de Berlín, dispuesto a recuperar la gloria pasada.

 

Corren nuevos tiempos en la capital alemana. La Berlinale busca recuperar su trono como el festival más importante de Europa tras Cannes. Y lo hace de manos de la estadounidense Tricia Tuttle, que debuta como directora. Como era de esperar, Miss Tuttle ha recurrido a sus paisanos, que siempre son los que atraen más prensa.

Uno es un viejo conocido del festival como Richard Linklater, que hace 30 años obtuvo aquí el Oso de Plata a la mejor dirección por Antes del amanecer. Este año vuelve con Blue Moon, su biopic sobre la alcohólica carrera del compositor Lorenz Hart interpretado, como no, por su inseparable y muy melómano Ethan Hawke. 

Pero Tuttle también quiere que conozcamos el vigor del nuevo cine indie estadounidense, ese que parece haberse redescubierto gracias al éxito de Sean Baker y su Anora. De Sundance llega If I Had Legs I’d Kick You, de Mary Bronstein, antigua amiga de correrías de Greta Gerwig en los años mozos del mumblecore, con una Rose Byrne agobiada por el peso del patriarcado y con sorprendente cameo del rapero A$AP Rocky y de la estrella televisiva Conan O’Brien, ese señor al que tanto le gusta nuestro Museo del Prado.