lunes, 29 de julio de 2024

El violinista Travé se queda a 89 centésimas del bronce

 


 PARÍS 2024 | PIRAGÜISMO ESLALON (AGUAS BRAVAS)

 

El palista de 24 años roza el metal en el complejo de piragüismo de Vaires sur Marne. Un toque en la puerta 14 le deja sin premio. “Estoy jodido, no es fácil estar tan cerca y que se te escape”, explica. 

 

Nacer el 6 de enero te da hilo directo con los Reyes Magos. Miquel Travé Pujal (24 años) seguro que soñó alguna vez verse en un podio olímpico con una medalla colgada del cuello y en París 2024 lo ha estado realmente cerca de conseguirlo. Tras una semifinal que bordó con el segundo mejor tiempo (96.69), únicamente por detrás del francés Nicolas Gestin, gran favorito merced a ser triple medallista mundial, exprimiendo su exquisita técnica en unas puertas finales muy exigentes. Y en la ronda definitiva, con doce participantes, volvió a hacer un gran descenso (95.92) en el Estadio Náutico de Vaires-sur-Marne, pero un toque en la puerta 14 le dejó sin la plata y a pese a la sanción a 89 centésimas del bronce al sumar dos segundos de penalización para un total de 97.92. El oro fue para Gestin (91.36).

“Ahora mismo estoy jodido. No es fácil estar tan cerca y que se escape, pero este es el juego y hemos venido a jugar. Hay muchos detalles a controlar y lo que me ha pasado en la puerta 14 son cosas del deporte. Escasos centímetros me alejan de la medalla al quinto puesto. Todas las puertas son peligrosas, todas tienen dos palos que hay que pasar por el medio sin tocarlos. Hay que estar muy atento en las 23 y hay que pasar todos los palos bien. A veces este deporte es cruel, pero no es justo ni injusto. Al final el mejor del mundo puede perder y el peor del mundo puede ganar. Esta vez me ha tocado a mí bajarme del podio”, explicaba Travé a los medios presentes antes de ser positivo y decir: “Aún me queda el kayak cross aquí e intentaré sacar todas mis fuerzas y mi rabia ahí para sacar un buen resultado. Y después a pensar en Los Ángeles 2028 donde iré aún con más hambre”.

El deportista leridano, que alterna C1 y K1 dentro del eslalon, ha fue cuarto en la modalidad en la que el palista se apoya en la misma con la rodilla y forma un ángulo de 90 grados, mientras rema con una pala de una sola hoja que alterna por ambos costados. Con su fino estilo de artista, nada agresivo, demostró, Travé fluye con el líquido elemento, sin agresividad. “El agua va siempre a izquierda, derecha o abajo, y siempre hay movimientos que si tú sabes leerla y lo aprovechas, gastarás la mitad de energía que aquellos que no lo hacen”, explica como si cogiera su pincel y pintara una obra maestra. Su infancia con ocho años tocando el violín le dan virtuosidad. Además, le ayuda a concentrarse en momentos de máxima tensión y le otorga un plus de paciencia necesario para tocar un instrumento de cuerda. Como cuando le sirvió para respirar y decidir no abandonar el piragüismo tras quedarse fuera de los Juegos de Tokio. De hecho, lo usó como catapulta motivacional para ser el que es ahora a base de más trabajo.

 

Miquel Travé.


Miquel Travé.OLIVIER MORINAFP

“Con confianza, pero sin confiarse” es una frase que repite casi como un mantra y que le dijo su entrenador en el paso de júnior a sénior en 2017. “Si te confías, siempre puedes cometer un pequeño error, un mínimo fallo que te cueste una medalla, una final o para lo que estés luchando. Pero si no vas confiado en tus capacidades, también es difícil rendir. Debes ir confiando en ti mismo, pero sin confiarte de lo que va a pasar”, explica con locuacidad Travé.

Y en el complejo de piragüismo de Vaires sur Marne, a 22 kilómetros de París, el lugar donde Maialen Chorraut tampoco no pudo sumar su póquer de metales ayer, Travé se quedó realmente cerca de lograr el objetivo, a 89 centésimas del bronce. Campeón del mundo júnior tanto en C1 como en K1, Travé es palista de cuna. Nacido en La Seu d’Urgell (Lleida), criado en el club Cadí Canoe Kayakel y con el Parc del Segre como ‘parque de bolas’, es hijo del fue el entrenador del equipo español en los Juegos de Atlanta 1996. Fue precisamente Xavier el que le hizo picar el anzuelo de la pasión por este deporte. Y el que le llevó al Cadí Canoe Kayak donde Miquel comenzó a hacer amigos y a sentir la pasión por las aguas bravas mientras jugaba con ellos.

 

 

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   Pirata Oscar 

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