Solvente debut de la Selección masculina, que paulatinamente se fue despegando de su rival, gracias a los tres goles del navarro, los dos de Perrone y Granados, y la notable actuación de Unai Aguirre.
Emprendió la Selección masculina de waterpolo su ambicioso camino hacia la única medalla, sea del color que sea aunque ellos directamente solo pronuncian la palabra oro, que le falta y que merece esta generación. El podio que se resiste desde el título olímpico de Atlanta 1996. Ante Australia, inferior sobre el papel y mucho más pegajosa dentro del agua, a los de David Martín les costó despegarse en el marcador en su debut en el Centro Acuático de París 2024 pero acabaron goleando por cuatro goles de diferencia, 5-9, tres de ellos obra de Alberto Munárriz.
Los dos primeros goles simbolizaron como pocas cosas lo que es esta España, que desde 2018 siempre ha sido semifinalista en todos los grandes campeonatos, incluido el cuarto puesto en Tokio 2020. El 0-1, en el primer ataque del encuentro y en superioridad, fue fruto de una acción colectiva que culminó Munárriz. Y el 1-2, tras el empate de Milos Maksimovic, en un astuto contragolpe, dos contra uno, en el que Felipe Perrone combinaba con Álvaro Granados para que el hispanobrasileño, que entraba este domingo en el selecto club de los cinco Juegos hasta ahora solo superado por Manel Estiarte.
No menos impresionante fue el tercer tanto de la Selección, otra vez Munárriz, tratando de despegarse sin suerte en el marcador antes de la media parte, ya que un robo hábil de Angus Lambie lo convirtió el oceánico para reducir de nuevo las distancias a la mínima expresión.
Paradones de Aguirre
Se hacía un poco de bola el segundo cuarto, más cuando el meta de Atlètic Barceloneta Nic Porter (compañero de equipo de su homólogo español, Unai Aguirre) le hacía un paradón a Marc Larumbe, y aunque en la recuperación estrenó su casillero Granados, en el siguiente ataque volvió Lambie a situarse a uno. El aire lo puso de nuevo Perrone, engañando a Porter para dejar el 3-5 al descanso.
Clamoroso fue el penalti sobre el propio Perrone que le birlaron en la reanudación al combinado de David Martín, que solventaron entre Unai Aguirre con una estupenda intervención y Larumbe acto seguido fusilando la portería australiana. El súbito enredo arbitral prosiguió con el más que dudoso penalti presuntamente cometido por Aguirre, que le detuvo con precisión a Jacob Mercep. Jugadas, detalles, decisiones de los colegiados que podían decantar un choque más igualado -en el marcador, que no en el juego- de lo que se esperaba.
También anularon los árbitros el que iba a ser el séptimo gol, de Munárriz, pero el navarro lo compensó tan solo tres segundos después volviendo a anotar, esta vez sí válido, un 3-7 que ya sí parecía suficiente para garantizar la victoria. Y, si bien Mercep lo contradecía, Roger Tahull volvía a ratificarlo, recuperando los cuatro de ventaja a falta solo del último cuarto.
La entrada de Edu Lorrio en los que también son sus primeros Juegos fue la gran novedad en esos minutos finales, en que Maksimovic hizo con otro gol el amago de reacción de Australia, abortado sin embargo por Granados con el definitivo 5-9. Solvente debut de una España que sigue pensando en el oro, pero también en el partido a partido.
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