TENIS / COPA DAVIS
Granollers y Martínez se llevan el dobles y hacen bueno el triunfo previo de Carreño para cargarse a la Alemania de Zverev. Italia, rival en la final.
Comienzan a acabarse todos los adjetivos que recoge la RAE para describir a esta Selección española de tenis, este equipo que desafía todo tipo de lógica, este grupo de jugadores que, sin sus estrellas, ha hecho de la unidad su mayor fortaleza. El mismo conjunto que hace un par de meses, en Marbella, estuvo a un solo punto de caer eliminado, está ahora en la final de la Copa Davis , a tan solo un paso de levantar la que sería la séptima Ensaladera en la historia del tenis patrio. Para ello, cayeron dos colosos por el camino: el jueves hincó rodilla Chequia, y este sábado le tocó a la poderosa Alemania de Alexander Zverev. El triunfo de Marcel Granollers y Pedro Martínez en el dobles sobre Kevin Krawietz y Tim Puetz (6-2, 3-6 y 6-3 en 1h45) hizo buena la victoria previa de Pablo Carreño , y, este domingo, España disputará ante Italia su primera final de la copa del mundo desde 2019 (15:00, #Vamos), la 11ª de su historia. Una vez más, los de David Ferrer vencieron contra pronóstico, agarrándose a una épica que ya tienen patentada, evidenciando que no tienen techo alguno. Esta es la Davis del pueblo, de ellos, de unos currantes del tenis que brillan no con luz propia, sino de forma conjunta.
Cuando este martes se confirmó la baja de Carlos Alcaraz (quien volvió a celebrar de inmediato en redes sociales la victoria nacional) por un edema en el isquiotibial de la pierna derecha, resultaba verdaderamente utópico que en cualquier quiniela apareciese España en la final. La ascensión que tenía que recorrer para ello este equipo era de aúpa, primero una Chequia que bien podría ser la selección más completa de las ocho que aterrizaron en Bolonia, y luego Alemania, que contaba con Zverev, el único top-10 en el torneo, y un dobles muy potente. Sin el número uno del mundo, y también sin Alejandro Davidovich, pintaban bastos para la Selección, pero nadie creyó tanto como los cuatro jugadores y el capitán de este equipo para el recuerdo, independientemente ya de lo que suceda el domingo. Estar en la final es en verdad un premio después de tanto milagro, de tanta victoria improbable, pero el hambre de esta camada es voraz y la Ensaladera está a un paso, a dos partidos ganados.
Final 8 2025 Bolonia, 18-23 de noviembre 🌍🏆
El momento en que Martínez
y Granollers metieron a España en la final ❤️
#DavisCup
La confianza que rebosa esta Armada se ejemplificó con la despedida de Jaume Munar a la Prensa que está en Bolonia tras su rueda de prensa. “¡Hasta mañana!”, dijo el balear, que acababa de sucumbir ante un Alexander Zverev al que exigió de lo lindo (7-6 (2) y 7-6 (5) en 1h59), pero que tiró de galones para prolongar la vida de los suyos. En aquel momento ni siquiera había comenzado el dobles, pero la fe que tiene este grupo de tenistas en sus compañeros está por las nubes. Granollers y Martínez, pareja que volvió a deslumbrar con su segunda victoria esta semana, dieron la razón a Munar, que pasará un día más en la Fiera di Bologna. Para que todo eso fuese posible, resultó fundamental que Pablo Carreño abriese la eliminatoria con triunfo sobre Jan-Lennard Struff (6-4 y 7-6 (6) en 1h44), al que le remontó un 1-6 en el tie-break del segundo set para desactivar a un jugador muy peligroso, por el que pasaban gran parte de las aspiraciones alemanas. No podía ser que este equipo, el mismo que en Marbella levantó un 0-2 por primera vez en la historia del tenis patrio, con el único cambio de Marcel Granollers por Roberto Carballés, avanzase sin su ya característico punto de épica.
Con la misma emoción e incertidumbre se gestó el triunfo del dobles, en el que había que batir a una pareja top como es la que conforman Krawietz y Puetz, que juegan todo el año juntos y que en 2024 se proclamaron campeones de las ATP Finals. Mientras Munar pronunciaba su ya célebre despedida, otra muestra de la determinación española se veía en pista, donde Granollers y Martínez salieron en modo arrollador: dos breaks nada más empezar, 4-0 y primer set encarrilado. “Dejemos la eliminatoria 1-1, que ya Marcel se encarga”, dijo David Ferrer en la previa del torneo, y la premisa del capitán se cumplió en las dos rondas ganadas por España. Granollers brilló con luz propia, adueñándose de la red, demostrando que a sus 39 años es uno de los mejores, si no el mejor, doblista del planeta.
Acompañó otra vez a la perfección Martínez, que esta temporada en la Davis presenta un inmaculado seis de seis, pleno de victorias, en los encuentros que ha disputado, y eso que a Bolonia llegaba con ocho derrotas seguidas tras su heroica remontada a Holger Rune en septiembre, en Marbella, donde levantó una bola de partido que habría supuesto la eliminación de España. Ni siquiera cuando la cosa se igualó, con los alemanes llevándose la segunda manga, dudó la Armada. Volvió el juego del primer set, con pelotas a los pies, variando de izquierda a derecha y restos endiablados para construir un break que resultó definitivo. “Al final, el capi (Ferrer), me ha dicho: ‘Necesito tus restos, necesito tus restos’. He podido enganchar dos o tres, hemos hecho un break y hemos mantenido el saque hasta el final. Esa ha sido la clave”, desveló Martínez.
“Están disfrutando”
Costó horrores aguantar la ventaja, pero esta Selección sabe encontrar la forma de transformar el sufrimiento en decisión para avanzar, para romper cualquier barrera que se interponga en su camino, por alto que sea el obstáculo. Tuvieron oportunidades los alemanes de igualar el tercer set, pero Granollers, espléndido, en quizá uno de sus mejores partidos con la camiseta de España, cerró toda ventana que iban abriendo los germanos, que acabaron desesperados. “Hemos empezado de una manera increíble, conectando unos restos muy buenos. Después, en el segundo set ha pasado un rato que ellos han sacado bien, no hemos podido entrar en ningún punto, pero hemos conectado muy rápido en el tercero y esa energía, ese empuje, nos ha llevado a la victoria”, fue la lectura de Marcel. Lo celebró el equipo como está viviendo esta semana, unido, haciendo una piña para festejar que, contra todo pronóstico, están en la final. “La clave es que están disfrutando”, resumían esta mañana miembros de la RFET en la Fiera di Bologna a AS. Vaya si lo están haciendo, pero, sobre todo, vaya si están haciendo disfrutar a todo un país, que vuelve a soñar en grande en la copa del mundo.
Solo Italia, que tampoco cuenta con sus dos principales estrellas (Jannik Sinner y Lorenzo Musetti), pero que es la campeona de las dos últimas ediciones y anda lanzada al jugar en casa, separa a la Selección de la Ensaladera. El primer premio que tiene llegar a la final es que, por lo pronto, España se ahorrará el año que viene la eliminatoria de febrero de Qualifiers, en los que entrará en la segunda ronda en septiembre. La épica de esta Copa Davis habla español por un equipo que no tiene techo alguno, que no atiende a cábalas ni a lógicas, que únicamente demuestra en pista que está compuesto por jugadorazos a los que, seguramente, se les infravaloró tras la renuncia de Alcaraz. “Estoy muy feliz de estar en otra final de Copa Davis, esta vez como capitán, pero sobre todo por ellos, que se lo merecen”, celebró el capitán Ferrer.
“El equipo que tenemos, quizá no es el mejor que podríamos tener, con Carlos el nivel sería mucho más alto, pero estamos aquí para darlo todo. Hay que darnos un poco de crédito porque tenemos una carrera detrás y hemos hecho grandes cosas”, resumió a la perfección Carreño en rueda de prensa, donde volvió a reivindicar la calidad de talla mundial que posee esta Armada que en algún momento podía parecer de segunda línea, pero a la que la realidad le ha colocado en un sitio privilegiado al que han llegado sin que nadie se lo regale, a base de trabajo, constancia, dedicación y, sobre todo, una fe inquebrantable. Han hecho grandes cosas, no cabe duda alguna, pero lo de esta semana ya es una gesta de un tamaño mayúsculo. Queda ahora redondear la fiesta.
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Pirata Oscar
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