Aquí vuelvo con otra sección nueva me gusta innovaer de vez en cuando, y mientras que buscaba articulos nuevos para la sección de CULTURA Y ARTE. Encontré artículos muy interesantes en internet en la página oficial de LA RAZÓN donde todos los días publican muchos articulos y muy interesantes.
Y de tantos que encontré, me parecia interesante y me decidi a hacer esta nueva sección que se va llamar LA RAZÓN Y LA CULTURA y aquí todos los martes tendréis una ración de dos entradas cortas que no tienen en común entra ellas pero que puede ser interesantes de leer.
Y para esta semana como podéis ver empezamos con AlfonsoVI y la leyenda de El Cid más, el mapa prehistórico más antiguo de Europa que espero que os parezca interesante.
La próxima semana volveremos el martes con dos artículos más.
«Cantar de Mio Cid» ofrece una imagen distorsionada de uno de los monarcas más dinámicos y exitosos de la Edad Media española
Detalle de la arqueta de San Millán de la Cogolla, contemporánea a la época de Alfonso VI
Alfonso VI (reg. 1065-1109), llamado «El Bravo», fue sin lugar a dudas uno de los monarcas más relevantes y exitosos del Medievo peninsular. Volvió a unificar los reinos de León, Castilla y Galicia en uno, extendió sus fronteras, conquistó Toledo y logró conservar, con mayor o menor fortuna, el territorio conquistado frente al embate de las vigorosas invasiones de los almorávides. Su relación con la nobleza parece haber sido buena, incluso con el Cid, a quien casó con su sobrina Jimena. Y, sin embargo, su recuerdo ha sido enturbiado por la imagen negativa que de él proporcionan el «Cantar de Mio Cid» y, especialmente, la leyenda de la Jura de Santa Gadea, que es un añadido del siglo XIII. En ellas se presenta a un rey iracundo, fratricida y despótico. Imagen que se consagra en tiempos recientes desde el estreno, en 1961, de la película «El Cid», de Anthony Mann, que refleja fundamentalmente la leyenda cidiana, más favorable a Rodrigo, y no tanto a la realidad. ¿Cuál fue, por tanto, el verdadero Alfonso, el dinámico y exitoso conquistador o el tirano fratricida?
Ciertamente, su ascenso al trono fue accidentado. Al poco de la muerte de su padre, Fernando I, estalló una guerra entre los cinco hermanos de la que Alfonso salió vencedor. La muerte de su hermano Sancho, apuñalado al pie de las murallas de Zamora, puso fin a la guerra, pero dio inicio a las sospechas. La tradición señala a Alfonso como cómplice o instigador del magnicidio, y así dio inicio a su leyenda negra. Tras este episodio, Alfonso logró reunificar los tres reinos cristianos (León, Castilla y Galicia), generando el Estado más poderoso de la Península, hegemónico tanto sobre otros reinos cristianos como sobre los de taifas en los que se hallaba por entonces dividido el Al-Ándalus. Estos últimos quedaron sometidos al pago de las parias con las que los musulmanes trataban de comprar una paz que no podían ganar por medio de las armas. Y es que, tras la disolución del Califato de Córdoba, en 1031, los pequeños reinos andalusíes habían perdido la iniciativa militar.
Por el contrario, la de los cristianos sí estaba imbuida de una mentalidad belicosa, agonística y predatoria. Buena parte de su nobleza buscaba la promoción y el enriquecimiento personal mediante la participación en las llamadas aceifas, cabalgadas en tierra enemiga para saquear y obtener botín. Estas correrías tenían un doble fin: enriquecer a sus participantes y debilitar la economía del enemigo. Por lo mismo, los reyes cristianos alentaban su celebración, ya que, además, las aceifas mantenían a la nobleza enriquecida, satisfecha y distraída, lo que minimizaba el riesgo de peleas intestinas. Díaz de Vivar, el Cid, corresponde precisamente a esta categoría de nobles que buscaban el enriquecimiento personal por medio de la guerra.
Una imagen de la serie "El Cid" (Amazon)
Esta coyuntura produjo un desequilibrio de fuerzas a favor de los reyes cristianos. Alfonso VI fue capaz de extender las fronteras de su reino y alcanzar el gran logro de la conquista de Toledo, hito de inmensa importancia simbólica en tanto esta había sido la capital del antiguo reino visigodo, lo que le valió para intitularse «Imperator totius hispaniae» y a reclamar el derecho a gobernar sobre toda la Península. Este suceso hizo saltar todas las alarmas entre los andalusíes, quienes llamaron en su auxilio a los almorávides, pueblo beréber que respondió a la llamada: saltaron el Estrecho y, tras varias incursiones y derrotar a Alfonso en varias ocasiones, como en Sagrajas o Uclés, restablecieron el equilibrio de fuerzas y obligaron a los cristianos a adoptar nuevamente una estrategia defensiva. Sin embargo, Alfonso conservó buena parte del territorio conquistado, por lo que a su muerte, en 1109, el reino era más extenso y sólido de lo que lo había sido bajo cualquiera de sus predecesores.
¿Cómo explicar, entonces, que la tradición cidiana le sea desafecta? Más tarde, en 1230, moría Alfonso IX de León, cuyo reinado se había caracterizado por la animadversión con Castilla. Y en este contexto se desarrollan las leyendas en las que se presenta la dualidad entre el héroe castellano, el Cid, representante de la nobleza castellana, frente al tiránico rey leonés, Alfonso, de nombre idéntico al coetáneo. Dicho con otras palabras: se aprovechó un episodio del siglo XI para instrumentalizarlo y convertirlo en un alegato justificativo de la disputa entre castellanos y leoneses. La realidad, sin embargo, había sido más emocionante de lo que relata el poema.
Desperta Ferro Antigua y medieval n.º 64
Aparece el mapa prehistórico más antiguo de Europa
La obra permanecía en los fondos de un museo hasta que ahora se ha redescubierto
Vista del mapa que se ha descubierto / © D. Gliksman, institut national de recherches archéologiques préventives (Inrap)
Lo encontró Paul Chatellier, en los montículos de Siant-Bélec, Bretaña, Francia. Él ha sido uno de los prehistoriadores más relevantes del siglo XIX en Francia. Ya había hecho prospecciones y descubrimientos cuando se topó con esta losa, que, según investigaciones recientes se datado en la Edad del Bronce, entre el 02100 y el 1600 a. C. Parece ser que la vida de esta pieza ha sido bastante asendereada y muy singular. Según informa la revista “Historia y Arqueología”, después de su hallazgo se trasladó a una de las residencias de su descubridor y allí permaneció, olvidada y sin que nadie volviera a reparar en ella hasta que sus herederos tomaron la decisión del patrimonio en los ya distantes años veinte. Acabó, como el Arca de la Alianza de “En busca del arca perdida”, de Steven Spielberg, almacenada entre los fondos sin catalogar del Museo Nacional de Arqueología de Saint Germain-en-Laye, hasta que los expertos la han reencontrado y la han examinado con detenimiento y, con estupefacción, han dado con una hallazgo que ninguno esperaba.
El examen cuidadoso y detenido de las marcas y las incisiones que hay les hicieron sospechar desde el comienzo. Su posterior estudio los han convencido de que podía ser una representación topográfica de un territorio. Sería un plano donde podrían verse los altos, los valles y las principales marcas geográficas. Parece ser que tuvo un uso ritual, relacionado con un entierro y que formaba parte de una tumba megalítica. No está completa y se cree que se rompió en algún momento de su manipulación durante época moderna. Como ha declarado el arqueólogo Yvan Pailler al institut national de recherches archéologiques préventives, se considera que se está “frente a un mapa cuando los patrones se repiten y se unen por líneas para formar una red en un todo coherente”.
Lo cierto es que todo cuadra en esta losa. Una minuciosa investigación ha permitido separar los grabados más antiguos, los originales, de las incisiones posteriores. Esto les ha dado la oportunidad a los arqueólogos de contemplar cómo era en origen. También han reproducción en 3D esas rayas y círculos y lo que han obtenido es la topografía de la superficie de la que querían dar constancia. El gran reto ahora es averiguar qué zona es. Es algo muy complejo porque la orografía ha cambiado por la erosión, las lluvias; los desniveles no son los mismos y los ríos han cambiado o alterado parte de sus cursos a lo largo de los siglos. Pero ellos han tenido suerte y han logrado establecer algunos paralelismos con el entorno donde apareció.
Según Yavan Pailler en sus declaraciones al institut national de recherches archéologiques préventives, existen suficientes posibilidades de establecer paralelismos con un área. La primera pista la brindó un triángulo en bajorrelieve que coincide con el Valle de Odet, que están en las inmediaciones donde apareció el túmulo. También lograron identificar algunos trazos con las Montañas Negras. A partir de ese momento empezar a hacer correlaciones y sacaron todo el contexto.
TODA LA INFORMACIÓN LO HE
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LA RAZÓN
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