Un gol en propia puerta de Vertonghen en el minuto 82 clasifica a los de Deschamps a los cuartos de final tras un flojo partido.
En el tramo final del partido, cuando todos esperaban la prórroga, un remate de Kolo Muani que desvió Vertonghen selló la clasificación de Francia contra Bélgica a los cuartos de final de la Eurocopa, en un torneo en el que se mete entre las ocho mejores con un bagaje de tres goles, dos en propia puerta y otro de penalti. No hay mejor estadística para definir a una selección que vive en el alambre, al límite, rozando las minas, pero que casi siempre sale airosa.
Prueba del partido que perpetraron ambas escuadras, lo mejor del primer tiempo fue el pitido del descanso del árbitro. Francia volvió a salir con sus cartas, sin mentir, sin ir de farol. Lo acaecido en la fase de grupos no era para despistar, sino una consecuencia de un equipo que continúa teniendo muchos, muchísimos problemas, para concretar sus ocasiones.
La Francia de Deschamps, ruda, letárgica, sin ideas, supeditada a la inspiración individual, apenas generó peligro. Fue a través de Tchouameni, haciendo de Kroos, conectando con Koundé en la derecha a través de pases en largo milimétricos, donde encontró el peligro. El mediocentro del Real Madrid, un muro de hormigón, pudo marcar antes del descanso, pero su remate salió desviado. Antes, salvo un cabezazo de Thuram, precisamente hilvanado en la derecha, la selección francesa perpetró otra actuación soñolienta.
La siesta de Francia se convirtió en un torbellino, saliendo del túnel de vestuarios con un hambre y una avidez que no pudo contener Bélgica, defendiendo a regañadientes y consciente de que el físico no le iba a durar 90 minutos. No obstante, los de Tedesco pusieron en un aprieto a su rival, forzando dos intervenciones excepcionales de Maignan, el guardián de Francia bajo palos.
El encuentro entró en una espiral peligrosa para ‘Les Bleus’, un terreno insospechado en el que la balanza podía caer de cualquier lado. Las ocasiones, entretanto, se sucedían en el área de Casteels. Un flojo Mbappé lo intentó en sendas ocasiones, pero no era la tarde del nuevo jugador del Real Madrid. Tchouameni probó desde lejos, pero a sus remates les faltó orientación. Entre esa retahíla de oportunidades surgió la figura de Théo Hernández, que, como un obús, vestido de Maldini, con una rapidez supersónica, evitó el gol de Carrasco cuando ya estaba dispuesto a batir a Maignan.
Deschamps metió a Kolo Muani. Esa fue su baza para ganar el partido. Pocos lo entendieron, pero él, que ha sobrevivido a cualquier tormenta, parapetándose en su vieja guardia, sabía más que nadie. En el albur de la contienda, donde los héroes sobresalen, el delantero del PSG probó suerte y su remate lo desvió hacia su propia portería Vertonghen. Francia era una fiesta, sellando, casi sin querer, su pase a los cuartos de final de la Eurocopa.
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OFICIAL DEL PERIÓDICO AS
Y RESUMEN DEL PARTIDO
(FRANCIA - BELGICA) DEL CANAL
OFICIAL DE RTVE DEPORTES
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