Eurocopa | Alemania 0 - 1 España
Un gol de la Balón de Oro en el minuto 113 clasifica a España para la primera final de la Eurocopa en su historia. Colosal Cata Coll con dos paradones clave.
España se deshizo del ogro. Por fin logró derrotar a Alemania. Un gol de Aitana en el minuto 113 de la prórroga obró el milagro que necesitaba La Roja para estar en la final. Estaba claro que no iba a ser fácil, les costó sudar de lo lindo y casi llegar a los penaltis. Pero la flor de España volvió a aparecer. Como en los últimos dos años, la Selección sabe derribar muros y levantarse ante las adversidades.
Menos de 200 kilómetros separan Zúrich de la frontera de Alemania, de ahí que los aficionados teutones se sintieran como en casa. Ellos casaban más, hablaban su idioma. Llevan un sentido de la vida más recto, menos mediterráneo. Por suerte, los españoles se dejaron oír ya desde el ‘ey chipirón’ que sonó antes de los himnos. España saltó a las semifinales con el once de gala. De nuevo Montse Tomé no asumió ningún riesgo, con el único cambio obligado de María Méndez de pareja de baile junto a Irene en la zaga. El planteamiento volvía a ser el mismo que ante las suizas. Alemania saltó al césped con cinco jugadoras atrás. El autobús italiano era una broma al lado del esquema de Wück.
El sentimiento fue el mismo que en los choques anteriores, darle el balón a España y a esperar una contra. Esa contra llegó antes de los cinco minutos, tras un fallo en el centro del campo que obligó a Ona a correr hacia atrás para parar a Bühl. Primer aviso. Dos minutos después, segundo aviso. La delantera del Bayern esta vez fue más rápida, se coló entre Ona y María para cruzar el esférico sin fortuna. La Roja no lograba fluir con Alexia constantemente vigilada por Senss.
Patri se lanzó a hacer fluir el juego y abriendo a las bandas llegó la mejor, un remate de Esther que atajó Berger. Después de minutos de total inactividad por ambos lados, España metió la tercera antes del descanso. Duró cinco minutos el acoso: Esther volvió a rozar portería e Irene cabeceó al palo. Mariona optó por un disparo raso. Esther fue bloqueada de nuevo por Berger. Su compañera del Gotham se las olía todas. Por primera vez, la Selección ponía contra las cuerdas a las alemanas. La sensación es que se había perdonado.
España triplicaba en pases a su rival, pero no iba por delante en el marcador. Esa era la dura realidad. Ni La Roja más vertical que nunca, ni la mejor España de la historia, era capaz de arañar al ogro. España comenzó a tener más claridad. Mariona pasó a ser extrema pura. Ona, de apoyo. Aitana metida en el área pequeña. Alemania, renunciando al balón, volvió a presentarse con dos zancadas de Bühl ante Paredes, y el disparo lo terminó atrapando Cata. Cuando España más necesitaba el gol se quedó sin su ‘9’. Tomé optó por quitar a Esther y poner a Salma. Algo inédito en el torneo, arriesgado. No tanto con el cambio de Athenea. La de Solares mostró sus intenciones de desborde nada más pisar el césped. Estaba en sus pies poner el picante que le faltaba a las de Tomé. Sólo tuvo tiempo de crear un pase al área para Salma -a la que le faltó un palmo-.
Alemania, ya entregada en cuerpo y alma a la prórroga, tuvo la final en sus manos en el minuto 94 tras una doble ocasión -primero de Bühl y luego de Wamser- que logró remendar a la heroica Cata. El atasco español siguió en la prórroga, con ataques sin completar, remates sin potencia. Martín-Prieto era la única esperanza para solventar la ausencia de ‘9’. Recursos a la desesperada y mirando de reojo los penaltis. Cuando Salma se puso en su sitio, en la izquierda, España cuajó. Balón a Athenea, que abrió a Aitana, giró sobre sí misma y marcó casi sin ángulo. La Balón de Oro hizo el milagro. España respiró, aguantó y está en una nueva final. La tercera en dos años. Éxito absoluto del fútbol español. Que se preparen las lionesses, llegan las campeonas del mundo.
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