TENIS DE MESA | EUROPEOS
La española cae en semifinales de los Europeos, pero consigue la primera medalla individual para la delegación en un campeonato continental.
Otra barrera rota. Este domingo, María Xiao se colgó el bronce en los Europeos de tenis de mesa, celebrados en Linz (Austria). La jugadora española no pudo (11-3, 9-11, 11-7, 11-6 y 11-6) con la rumana Bernadette Szocs, 12ª del mundo (mejor europea), pero se subió a un podio inédito en la historia del tenis de mesa nacional. Nunca antes se había conseguido una medalla individual en unos campeonatos continentales. Como nunca antes se había colgado un oro una pareja íntegramente española, algo que la propia Xiao consiguió al lado de Álvaro Robles el viernes. Doblete de metales. Historia dentro de un deporte minoritario en España, pero que está subiendo varios escalones en los últimos años. Principalmente, a través de los dos jugadores mencionados.
El camino de Xiao hacia el bronce empezó el mismo día que triunfó al lado de Robles, con el que fue diploma en los Juegos Olímpicos de París y ha conseguido dos títulos en el circuito internacional. Más hitos. Antes de conseguir el oro, ganó a su compañera de dobles, la rumana Adina Diaconu, en seis sets (11-2, 11-6, 9-11, 11-8, 5-11 y 11-9) para acceder a octavos. Este sábado, retomó su camino con doble ración de partidos. Por la mañana, María venció a la húngara Georgina Pota protagonizando la remontada del día, después de empezar dos sets abajo (5-11, 9-11, 11-7, 11-8, 11-7 y 14-12). Con su pase a cuartos de final, igualó el mejor resultado histórico de una jugadora española en unos Europeos, firmado en 2010 por Zhu Fang y en 2013 por Shen Yanfei, pero quería más.
Padres chinos, vida en Portugal y España
El salto histórico se dio contra la francesa Jia Nan Yuan, sobre la que Xiao prevaleció en una guerra de supervivencia que agotó los siete sets (13-15, 11-8, 11-13, 13-11, 3-11, 11-7 y 11-3). Tras caer contra Szocs, pese al golpe de tristeza (María, tras el partido, se apoyó decepcionada sobre la mesa y luego buscó consuelo en los brazos de su entrenador), el bronce se hizo tangible. Un premio mayúsculo para una jugadora que lleva el tenis de mesa en sus genes. Nacida en Calella (Barcelona) y criada en Portugal hasta los 17 años, Xiao empezó en este deporte por influencia de sus padres, ambos chinos. Los dos fueron jugadores profesionales, pero nunca pudieron acudir a unos Juegos debido a la gran competencia que existe en su país. María, a la que de pequeña no le gustaba demasiado coger la pala, cumplió su sueño. Y lo está haciendo aún más grande.
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