Los investigadores señalan la diarrea, el dolor de garganta y el tiempo de incubación como tres aspectos para distinguir a estos sublinajes de Ómicron.
Los sanitarios están advirtiendo en los últimos días la situación que vive España con la COVID-19. El coronavirus está circulando de nuevo y está aumentando su propagación. Los datos de Sanidad y las comunidades autónomas solo reflejan los contagios en la población mayor de 60 años, por lo que no tenemos la información real en toda la población. Sin embargo, en esta franja de edad, los datos del pasado martes reflejan una incidencia acumulada a 14 días en nuestro país de 841 casos por 100.000 habitantes.
Esta “ola silenciosa”, como la han calificado los médicos, se está dando por dos subvariantes de Ómicron, la BA.4 y BA.5, dos sublinajes que se están convirtiendo en predominantes. Ambas son muy contagiosas, como es la original, y tienen la capacidad de escapar de los anticuerpos que generan tanto la vacuna como la enfermedad. Por eso, hay muchas personas que se están volviendo a infectar.
Tres síntomas diferentes de la BA.4 y BA.5
Los síntomas de todas estas variantes de Ómicron son muy similares. Los más habituales continúan siendo la astenia o fatiga, la tos, la fiebre o el dolor de cabeza, entre otros. Sin embargo, Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Sudáfrica señala tres aspectos o síntomas de las variantes BA.4 y BA.5 que les permite diferenciarla de su linaje original:
Menos probabilidad de cuadros graves de la COVID
Lo que sí es similar a la variante Ómicron original es que la BA.4 y BA.5 provocan cuadros leves, gracias a las vacunas y a los contagios previos. A diferencia de lo que sucedía con la variante original del coronavirus, con la alfa o la delta, hay menos probabilidades que estos sublinajes provoquen complicaciones respiratorias graves como neumonía.
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