Con solo 25 años, Curry Barker ha dado un salto inesperado: de grabar comedias caseras a presentar Obsession, su nombre ya despierta ovaciones y negociaciones millonarias en Hollywood.
En el Festival de Cine de Toronto se vivió una escena poco habitual: antes incluso de que arrancara la proyección de Obsession, el público coreaba el nombre de su director, Curry Barker. No es común que un cineasta de 25 años acapare tanta expectación en un certamen de este calibre.
La película, un thriller de terror producido por James Harris y Haley Johnson, se perfila como uno de los títulos más codiciados del mercado. Fuentes cercanas a la negociación apuntan a un acuerdo de entre 15 y 19 millones de dólares, una cifra que contrasta con el presupuesto de producción, inferior al millón. La operación situaría a Barker en el mapa como una de las voces más buscadas dentro del género, superando incluso acuerdos recientes como el de Háblame , la cinta que A24 adquirió en Sundance.
Pero el verdadero atractivo de esta historia está en el recorrido de Barker. Originario de Alabama, comenzó creando sketches de comedia en YouTube con el canal That’s a Bad Idea. Su primera incursión en el cine fue con Milk & Serial, un slasher autoproducido con apenas 800 dólares que le ganó una base de seguidores fieles en internet.
"La nueva promesa del terror"
Ese inicio modesto contrasta con la velocidad con la que se ha abierto camino en la industria. A pocos días de su estreno en Toronto, productores de renombre como Jason Blum (Paranormal Activity), Roy Lee y Steven Schneider (Spooky Pictures) ya habían adquirido su siguiente proyecto, Anything but Ghosts. La jugada no solo reforzó su imagen como "la nueva promesa del terror", sino que elevó las expectativas con Obsession, convertida de inmediato en uno de los sleepers del año.
Barker no parece dispuesto a detenerse. Además de Obsession y Anything but Ghosts, trabaja en el desarrollo de The Chair, una posible versión extendida de un corto que ya había compartido en YouTube. Instalado en Los Ángeles desde hace apenas unos años, el joven director ha pasado en tiempo récord de grabar películas caseras a sentarse a negociar en la liga mayor de Hollywood. Con apenas 25 años, Curry Barker encarna el sueño de muchos creadores digitales: demostrar que el talento y la visión pueden abrir puertas incluso en una de las industrias más competitivas que existen.
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